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La mujer gruista suspende la huelga de hambre ante las posibles ofertas de varias empresas

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Josefina Moya, de profesión operaria de grúa, anunció hoy que ha decidido suspender momentáneamente la huelga de hambre que anunció ante la situación de "discriminación" laboral que sufre por ser mujer ante las posibles ofertas de trabajo que varias empresas del sector de la construcción le han trasladado a CC.OO.

La mujer indicó que a ella personalmente no le ha llegado ninguna de las ofertas, pero que hay varias empresas que se han puesto en contacto con el citado sindicato "para hacerle llegar su solidaridad, así como la intención de hacerme un hueco".

Así, pese a que ninguna de estas empresas se dedican al servicio de grúa, sí son del sector de la construcción, señalando que en las mismas podría trabajar como "señalista o conduciendo alguna de las máquinas".

Para, Josefina, de 35 años de edad y madre de tres hijos, estas propuestas, que no están cerradas, son "un atisbo de esperanza, ya que por lo menos tendré para mantener a mi familia". No obstante, lamentó que por parte de las instituciones no haya recibido ningún tipo de apoyo, "tan sólo me ha contestado el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, quien me ha expresado su apoyo". La mujer remitió un escrito con su situación al Defensor, al presidente de la Junta, Manuel Chaves, y a Moncloa.

De esta forma, Josefina dijo que esperará a que le planteen las ofertas personalmente, "como me han recomendado en CC.OO", y si no iniciará la huelga de hambre indefinida que anunció el pasado miércoles.

La mujer explicó entonces que para contratarla le imponían "condiciones especiales" como "no poder hablar con mis compañeros, tener que hacer trabajos que no corresponden a mi categoría profesional cuando a los demás no le hacen, acoso psicológico del tipo a ver qué haces o tener que batallar continuamente para que se me respete el convenio salarial".

Josefina Moya indicó que está homologada por el Ministerio de Industria, por lo que "estoy capacitada y he demostrado ser buena profesional y poder trabajar en las mismas condiciones que mis compañeros".

Hasta el momento sólo ha conseguido trabajar una vez "en condiciones, el resto ha sido un infierno". En este sentido, explicó que la última que vez que pudo trabajar, hace ahora 18 meses, "fue un día de trabajo", ya que "hacía un mes que había salido de quirófano y la primera orden que recibí del encargado fue levantar la mitad de mi peso corporal a pulso, subiendo una garrafa de gasoil de 25 litros para rellenar el grupo electrógeno que mantiene la grúa".

Josefina Moya indicó que ese grupo electrógeno lo compartí con los compañeros de ferralla "y a ellos en ningún momento le dijeron que repostaran sino que se me ordenó a mí y al hacer un sobreesfuerzo demasiado grande tuve que acudir a urgencias y me dieron de baja".