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Condenado a 28 años de cárcel el ex jefe militar de ETA 'Jokin'
Antonio Olarra Guridi deberá pagar una indemnización de 300.000 euros a la familia de la víctima
Actualizado: GuardarLa Audiencia Nacional ha condenado a 28 años de prisión al ex jefe militar de ETA Juan Antonio Olarra Guridi, alias "Jokin", por el asesinato del funcionario de la cárcel de Martutene, en San Sebastián, José Ramón Domínguez, que falleció el 22 de enero de 2003 de dos tiros, uno en la cabeza y otro en el cuello.
La Sección Primera de lo Penal, que le condena como autor de un delito de asesinato terrorista, impone al ex dirigente etarra una indemnización de 300.000 euros para la familia de la víctima, así como la prohibición de volver a Burgos, lugar de residencia de los padres del funcionario, durante cinco años tras su excarcelación.
La sentencia considera probado que Olarra, que fue extraditado por las autoridades francesas el 17 de julio de 2006, integraba en 1993 el "comando Donosti" de ETA, junto con José María Igerategi. Entre las personas que colaboraban con este comando se encontraban los etarras Valentín Lasarte y Luis Gorriti.
Siguiendo las directrices de la dirección de ETA, Olarra e Igerategi decidieron acabar con la vida del funcionario de prisiones José Ramón Domínguez. Así, el 22 de enero de 1993 los terroristas esperaron al funcionario a la salida de su domicilio y al verle le abordaron. Uno de ellos le disparó dos tiros, que le alcanzaron en la cabeza y en el cuello. Domínguez falleció cuando acababa de ser ingresado en la Cruz Roja.
Declaraciones de Gorriti y Lasarte
El tribunal valora como prueba de cargo para condenar a Olarra las declaraciones realizadas por Lasarte y Gorriti en la vista oral, que tuvo lugar el pasado día 13. Mientras el primero se limitó a reconocer la integración de Olarra en el "comando Donosti", el segundo admitió que el ex jefe militar de ETA cometió el asesinato junto con Igerategi.
También alude a las testificales prestadas en el juicio por los funcionarios de la Policía que ese día acudieron al lugar del asesinato, en el que todavía se encontraba Domínguez tendido en el suelo, así como a las declaraciones de un vecino de la víctima que relató al tribunal cómo se asomó al balcón al oír los disparos y vio dos jóvenes con pasamontañas huir.
A todo ello, según el tribunal, se añade que el asesinato se perpetró en San Sebastián y "supuso un ataque contra un colectivo objetivo de las acciones de la organización terrorista ETA", por lo que "nadie podría explicar que sólo hubiese actuado uno de sus miembros".