La humareda se ha mantenido horas después de la explosión, registrada sobre las 9 de la mañana. AFP
ANÁLISIS

Un alto el fuego interrumpido sin aviso

El Gobierno considera el atentado de hoy absolutamente incompatible con la tregua decretada el 22 de marzo

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La explosión que esta mañana ha sobresaltado a los usuarios del aeropuerto de Barajas ha sorprendido en la misma medida a las fuerzas de seguridad y al Gobierno, que ayer mismo, por boca del presidente Zapatero, proclamaba su optimismo ante la evolución futura del proceso de diálogo con ETA.

Tal y como ha confirmado hoy el ministro del Interior tras dar por roto el alto el fuego, es la primera vez que ETA interrumpe un periodo de tregua sin previo aviso. Si bien es cierto que en los últimos meses se especuló con la posibilidad de una ruptura, los últimos contactos entre representantes del Gobierno y ETA alentaron la teoría de que la organización terrorista seguía adelante con el cese de la actividad.

En estos nueve meses, ETA había cumplido su compromiso de no cometer atentados, pero no renunció a mantener su actividad. Además de los constantes actos de violencia callejera de los últimos meses, las fuerzas de seguridad han tenido pruebas fehacientes movimientos etarras. La más evidente fue el robo en el mes de octubre de 350 pistolas en Francia, acto por el que se detuvo a tres miembros de la banda terrorista.

Otro suceso significativo fue la aparición el pasado 23 de diciembre de un zulo con explosivos en la localidad vizcaína de Amorebieta, que había sido realizado pocos días antes.

La de hoy es una ruptura por la vía de los hechos muy distinta a las dos anteriores, la de 1989, tras las conversaciones de Argel, y la de 1998-1999.

Argel

En 1989, con motivo de la tregua que dio lugar a las conversaciones de Argel, la ruptura fue el resultado de los desacuerdos de la reunión mantenida en la capital magebrí los días 22 y 23 de marzo entre la representación de la banda y los enviados del Ministerio del Interior. El día 28, ETA difundió su versión sobre el desarrollo de los encuentros y los supuestos compromisos adquiridos, compromisos que no fueron ratificados por el Gobierno al considerar que se presentaba como pactos sellados asuntos sobre los que no había habido acuerdo.

El desmentido del Ejecutivo motivó que el mismo día 28 ETA diera un ultimátum para que en el plazo de 24 horas el Gobierno español cambiara de postura ratificando los supuestos acuerdos alegados por la banda, entre los que estaban la constitución de una mesa de partidos entre el PSOE y Batasuna y el traslado a Argelia de tres dirigentes de ETA encarcelados en Francia.

Después de ese ultimátum, ETA difundió otro comunicado en el que ampliaba el plazo dado al Gobierno en setenta y dos horas para que rectificara. El día 4 de abril, la banda declaró "abiertos todos los frentes", amenaza que se hizo realidad el día 7 con la comisión de los primeros atentados en tres meses. El día 10, el Gobierno español dio por finalizado el proceso de diálogo.

Tregua del 98

Diez años más tarde, en la tregua iniciada en 1998, el proceso de ruptura se desarrolló en dos partes. El 10 de julio de 1999, en una reunión secreta con PNV y EA, ETA anunció a estos dos partidos que la tregua estaba suspendida, aunque les advirtió que reanudaría los atentados cuando lo considerara conveniente.

La ruptura se formalizó el 28 de noviembre, mediante la difusión de un comunicado en el que se indicaba que a partir del 3 de diciembre se reanudaría la actividad terrorista. ETA justificó la ruptura de esta tregua achacando la responsabilidad de este paso al PNV y a EA por no haber querido secundar a la banda en sus intentos de establecer un nuevo pacto político que incluyera la celebración de elecciones para un "parlamento de Euskal Herria" que debían celebrarse en la comunidad autónoma vasca, Navarra y el País Vasco francés.