Tres de los acusados, en un momento del juicio. / AFP
encarcelados desde 1999

Rechazo mundial por las seis penas de muerte por contagiar el sida a 400 niños libios

La Unión Europea denuncia la pena de muerte y exige a las autoridades libias que revisen esta sentencia

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El Tribunal Penal de Trípoli ha condenado hoy a muerte a cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino al considerarlos culpables de contagiar deliberadamente el sida a más de 400 niños libios, según la Radio Nacional búlgara.

Las cinco enfermeras y el médico fueron encarcelados en febrero de 1999 y condenados a muerte en mayo de 2004, aunque en diciembre de 2005 el Tribunal Supremo de Casación de Libia anuló la condena y ordenó la revisión del juicio por considerar que se produjeron fallos en el procedimiento.

Las familias de los niños contaminados han venido reclamando una "sentencia ejemplar" contra los acusados y reclamaban 15 millones de dólares de indemnización por cada uno de ellos.

Condena de la UE a la sentencia

La Unión Europea ha denunciado la condena a muerte y ha exigido a las autoridades libias que revisen esta sentencia. En una declaración difundida por la Presidencia finlandesa y que cuenta también con el apoyo del presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, los Veinticinco reiteran su "gran preocupación" por las pruebas que se usaron para condenar a las enfermeras, su tratamiento mientras estaban en prisión, y la larga duración del proceso, que les mantiene en la cárcel desde hace ya siete años.

También el Consejo de Europa lo ha condenado: "Los niños afectados por el VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida) no ganan nada con este juicio espectáculo que ha distraído la atención sobre su necesidad desesperada de una asistencia adecuada y de cuidados médicos", ha subrayado en un comunicado el secretario general del Consejo de Europa, Terry Davis.

Tras recordar que el Consejo -organismo con vocación paneuropea cuyo objetivo es la defensa de los derechos humanos y del Estado de derecho- se opone a las ejecuciones en toda circunstancia, Davis ha considerado que la única salida "decente" sería liberar a las enfermeras y el médico y concentrarse en ayudar a los niños infectados.

Por último, Amnistía Internacional ha recordado que "la condena a muerte es el castigo más cruel, degradante e inhumano y, en este caso, ha sido impuesta tras un juicio extremadamente injusto".