James Baker, el pragmatismo de un aristócrata tejano
Es un personaje clave para entender la política estadounidense
Actualizado: GuardarJames Baker III, con su aire discreto y porte aristocrático, es un personaje clave para entender la política estadounidense, y a su pragmatismo se ha encomendado el presidente George W. Bush para lograr una salida digna a la crisis de Irak. Aunque nunca ha acaparado portadas, Baker es un maestro de las bambalinas, algo que ya hizo como secretario de Estado con George Bush padre y que ha vuelto a hacer ahora con el Grupo de Estudio para Irak, que preside junto al demócrata Lee Hamilton.
Las malas lenguas le llaman el "consigliere" de la familia Bush, al estilo de los consejeros de los capos mafiosos, una especie de último recurso cuando pintan bastos. "Es el hombre que entra en una sala con un problema y sale con una solución", como le definió el diario "Chicago Tribune".
A diferencia de gran parte de la actual administración Bush, a Baker no le produce un sarpullido sentarse a negociar con sus enemigos para resolver los problemas de Estados Unidos. Así lo hizo, infructuosamente, en los días previos a la primera Guerra del Golfo con el entonces ministro de Exteriores iraquí, Tarik Aziz, y así obró cuando la Unión Soviética de Mijaíl Gorbachov estaba a punto de desmoronarse.
Dicen quienes le conocen bien que, como negociador, Baker es duro, paciente, con nervios de acero y un gran dominio de las cuestiones más complejas. Y es que, en cierta forma, Baker parece una reliquia de otra época en la actual Casa Blanca.
Pertenece a una estirpe de políticos tejanos que se encuentran a medio camino entre el elitismo de las dinastías políticas de la costa este y el estilo populista y directo encarnado por el actual presidente. No es casualidad que su gran amigo y aliado sea George Bush padre, a quien le unen muchas semejanzas en la forma y en el fondo.
Privilegiada educación
Baker nació en Houston (Texas) hace 76 años y recibió una privilegiada educación, que culminó con su graduación por la Universidad de Princeton en 1952, donde fue miembro de los equipos de rugby y tenis. Tras un breve paso de dos años por el Cuerpo de Marines, obtuvo un doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas.
Aunque siempre mantuvo un ojo en la política -en su juventud simpatizó con los demócratas-, trabajó casi 18 años para una firma de abogados de Houston antes de dar el salto a subsecretario de Comercio con el presidente Gerald Ford, en 1975.
El primero en apreciar el valor de tenerlo al lado fue Ronald Reagan, quien lo nombró su jefe de gabinete en 1980 y secretario del Tesoro cinco más años más tarde. Sin embargo, George Bush padre fue quien le convirtió en su mano derecha, primero como secretario de Estado y en su último año de presidencia como jefe de gabinete.
Baker paseó sus estridentes corbatas de color verde chillón por la Casa Blanca durante doce años seguidos, hasta la llegada de Bill Clinton, pero todavía no había dicho su última palabra. Cuando el desenlace de las elecciones de 2000 se atascó en Florida, de nuevo la familia Bush recurrió a sus artes políticas para supervisar el recuento y conseguir que el Tribunal Supremo se pronunciase al respecto.
Aunque no ha formado parte de los dos ejecutivos de George W. Bush, asesoró desde el comienzo de la guerra de Irak al presidente, que ahora ha echado mano de él para copresidir la comisión de estudio sobre la guerra. La conclusiones de este grupo son un fiel reflejo de la forma de concebir la política que tiene Baker.