La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, celebra esta noche su triunfo. / AP
ganan los demócratas

Nancy Pelosi será la primera mujer en la historia que presidirá el Congreso de Estados Unidos

Desde su nuevo puesto, podrá dedicarse a sus ocupaciones favoritas: criticar a Bush y articular una agenda claramente demócrata

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La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se ha convertido esta noche, tras el triunfo de su partido en las elecciones legislativas, en la mujer más poderosa de EEUU.

Pelosi será la primera mujer en la historia del país que presidirá la Cámara Baja. Y, como líder, o speaker, de la Cámara, tal y como estipula la Constitución será la segunda en la línea de sucesión presidencial, por detrás sólo del vicepresidente Dick Cheney.

Desde su nuevo puesto, Pelosi podrá dedicarse a sus ocupaciones favoritas: criticar con fiereza a Bush, imponer orden entre los parlamentarios y articular una agenda claramente demócrata.

La que será nueva presidenta de la Cámara se lo ha ganado a pulso. Es una fiera política temida y admirada a partes iguales que impone una disciplina férrea entre los suyos con la más cariñosa de las sonrisas.

Es más que probable que Pelosi, de 66 años, llevase escrito su destino en los genes. Criada en una familia de larga tradición política, el padre de Pelosi fue alcalde de Baltimore (Maryland) y su madre, una activa feminista que se dedicó en cuerpo y alma a su familia. Profundamente identificada con los postulados demócratas -"no tenemos nada de lo que avergonzarnos", dice- la legisladora no dio el salto a la política activa hasta los 47 años, cuando el más joven de sus cinco hijos acabó la educación secundaria.

En 1987, fue elegida congresista por el distrito de San Francisco (California) y desde entonces no ha dejado escapar un escaño con el que los demócratas cuentan de antemano antes de cualquier elección.

El desembarco de Pelosi al frente de la nave demócrata fue interpretado como un viraje hacia el ala izquierda del partido, que pretendía acabar con la docilidad que desde los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EEUU había mostrado hacia el presidente de EEUU, el republicano George W. Bush.

Desde su nuevo cargo, la batalladora congresista ha impuesto la consigna del "prietas las filas" en un partido que se percibe por el público como muy dividido en asuntos claves como la guerra de Irak o la inmigración.

Con una sonrisa perenne en su cara -que algunos críticos achacan a sus múltiples cirugías estéticas más que a su buen carácter-, a Pelosi no le han dolido prendas para enfrentarse con los legisladores demócratas más díscolos y reconvenirles para lavar los trapos sucios en privado.

Un antiguo colaborador suyo explicó a Efe que, dentro del entorno político, en el que abunda la cháchara y las conversaciones vacías, Pelosi es conocida por ir directamente al grano cuando se dirige a su interlocutor.

En su carrera política y en su palpable generosidad -es la primera en mandar flores a sus compañeros cuando sus cónyuges enferman- ha tenido mucho que ver su marido, Paul Pelosi , un rico inversor que ha puesto su fortuna al servicio de las aspiraciones de su mujer.