Sadam gesticula mientras el juez lee el veredicto condenatorio. / AP
juicio a sadam hussein

Gritos, tranquilidad y censura

Vestido con un traje negro y camisa blanca, el dictador no ha bajado en ningún momento los ojos al suelo ni ha dado muestras de abatimiento

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El depuesto presidente iraquí ha adoptado hoy en todo momento un tono desafiante. Ha sido obligado a escuchar de pie la sentencia que le ha condenado a morir en la horca y no ha cesado de lanzar continuas proclamas con las que ha intentado, sin éxito, interrumpir la lectura del juez.

"Alahu Akbar" (Alá es grande), ha dicho al menos en diez ocasiones el ex mandatario mientras el presidente del tribunal, Rauf Abderrahman, leía la sentencia condenatoria.

Vestido con un traje negro y camisa blanca, el dictador no ha bajado en ningún momento los ojos al suelo ni ha dado muestras de abatimiento durante la lectura. "Viva el pueblo", "viva la Nación", "abajo los agentes", "sois parte de la ocupación", "para nosotros la vida y para los enemigos la muerte", han sido algunos de los gritos con los que Sadam intentado tapar la voz del magistrado. Todos los gritos han sido pronunciados por Sadam mientras blandía un ejemplar del Corán.

Imágenes censuradas

Cuando ha llegado a la sala del tribunal, Sadam se ha negado primero a ponerse de pie porque pretendía oír la sentencia sentado, pero el juez ha ordenado a los agentes que le obligaran a incorporarse.

Todas incidencias han poidido contemplarse a través de las imágenes servidas por la televisión iraquí, pero algunas secuencias, supuestamente las más polémicas, han sido borradas del circuito controlado a través del cual se está retransmitiendo la sentencia, y que además se efectúa en diferido, con algunos minutos de desfase con respecto al tiempo real.

Una banda con la leyenda "esta porción ha sido borrada" ha aparecido sobrepuesta en algunos momentos de la emisión.

También los otros dos condenados hoy a la pena capital, Awad Hamad al Bandar y Barzan al Tikriti, han intentado interrumpir al juez con proclamas similares a los pronunciados por Sadam. Al Tikriti no ha parado de gritar desde que ha llegado a la sala, por lo que el juez le ha conminado a que guardara silencio para poder oír la sentencia.