Una profesora entrega unos exámenes a sus alumnos de Secundaria. /ARCHIVO
según un estudio del CSI-CSIF

El 15% de los profesores de Secundaria asegura haber sido agredido físicamente

Las agresiones verbales afectan al 73% del profesorado y el 13% de los docentes reconoce sentir miedo a entrar en clase

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El 15% de los profesores de Secundaria asegura haber sido agredido físicamente alguna vez, y el 73% verbalmente, mientras que el 13% reconoce sentir miedo a entrar en clase, según un estudio del sindicato CSI-CSIF difundido hoy.

En Primaria, las agresiones verbales a profesores se reducen al 47%, las físicas al 7%, y el miedo a entrar en clase al 9%, según datos de 12.376 encuestas de ámbito nacional entre docentes de la enseñanza pública (el 69% de Secundaria ) recogidas por el sindicato en la segunda quincena de junio de 2006.

Según el estudio, las agresiones y faltas de respeto son en términos generales obra de alumnos en el aula, y estos comportamientos han tenido consecuencias médicas para el 19% de los docentes (más de tipo físico que psíquico): 5% de bajas en Primaria y 25% en Secundaria .

El 49% de media de los maestros de Primaria y del profesorado de Secundaria manifiestan estar desmotivados para ejercer la docencia, el 29% confía en la figura del mediador escolar para resolver los conflictos y el 81% reclama la condición de "autoridad pública" para el docente, reconocida normativamente, como herramienta frente a las agresiones.

El 88% de profesores de Secundaria y el 83% de Primaria manifiesta que ha sufrido falta de respeto alguna vez en su vida profesional (malas caras, contestaciones, portazos). El 30% la padecen frecuentemente y el 10% diariamente en Secundaria , y el 13 y el 5% de los maestros de Primaria, respectivamente. El 80% de los casos, como media, se produce en clase y el 12% fuera del centro.

Entre los agredidos físicamente, el 3% como media de los enseñantes de Primaria y Secundaria reconoce que padece esta situación diariamente; el 22% de los casos se produce en clase, el 21% en zonas comunes y el 12% fuera del centro.

El 49% asegura que son agredidos por estudiantes, el 21% por padres u otros familiares (51% en Primaria) y el 7% por otros profesores (19% en Primaria).

Entre los agredidos verbalmente, el 7% de media de Primaria y Secundaria asegura que lo sufre diariamente y el 12% frecuentemente, principalmente en clase (74%) y por alumnos (75), seguidos por padres y familiares (21%) y otros profesores (7%).

El 45% de media indica que se han sentido amenazados alguna vez (32% de los maestros y 53% de profesores), principalmente en clase (61%) y en el recreo y los pasillos (37%), por alumnos (64%) y padres o familiares (23%).

Destrucción de la convivencia

Entre las conclusiones, el presidente nacional de Enseñanza de CSI-CSIF, Eliseo Moreno, ha destacado que la "baja conflictividad" (falta de respeto, agresiones verbales) está "destruyendo" la convivencia en los centros escolares, y este es el "mayor problema" de la educación española en estos momentos.

Llamó la atención de la comunidad educativa, el Ministerio de Educación y Ciencia y las administraciones autonómicas para encontrar soluciones urgentes.

Consideró que la familia debe ser el primer ámbito para educar al niño y evitar que se convierta en un tirano.

Si el niño recibe el primer "no" de un adulto en la escuela, entonces verá al profesor como un "enemigo", ilustró.

Preguntado por la Ley Orgánica de Educación (LOE), Moreno se manifestó en contra de que el consejo escolar de centro pueda revisar las medidas disciplinarias decididas por el director, ya que esto abocará al "absentismo" de éste en conductas que perjudiquen la convivencia.

También se opuso a que los alumnos puedan decidir "cinco minutos" antes de clase en "asamblea" que no asisten y que ello no tenga consecuencias para los estudiantes.

Entre las causas de la desmotivación docente resaltó los problemas de convivencia, y apuntó otras de tipo pedagógico, organizativo y que los centros públicos escolaricen el 80% de los alumnos de diversidad.

El informe precisa que no se trata de un estudio científico al uso, sino de una recogida de datos libremente expresada por los docentes que quisieron colaborar en un período de menor tensión por la finalización de las clases.