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El jugador español Paul Gasol intenta superar la defensa del angoleño Abdel Moussa . / EFE
BALONCESTO | MUNDIAL 2006

España se agarra a la primera plaza tras ganar con dificultades a Angola por 93-83

La selección española ha sufrido para derrotar a una combativa Angola pero se ha apoyado en un gran Gasol para lograr el cuarto triunfo

EFE | HIROSHIMA
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España ha asegurado la primera plaza del Grupo B contra la combativa Angola que ha impactado en Hiroshima y, a falta del partido de la última jornada contra Japón, ya sabe que el próximo sábado 26 jugará los octavos de final en Saitama contra el cuarto clasificado del Grupo A.

Todavía es pronto para saber qué selección tendrán enfrente los hombres de José Vicente Hernández. El grupo en el que manda Argentina está muy igualado. Incluso Serbia y Montenegro entra en la quiniela de posibles adversarios del equipo nacional. Venezuela, Líbano y Nigeria también.

España empezó a pensar en ese cruce, sin descuidar lo inmediato, después de ganar a Alemania. A priori, Angola no aparecía en la nómina de aspirantes a la primera posición. Las cuentas apuntaban hacia el equipo español y el combinado germano. Los angoleños se han ganado el crédito sobre la pista y bien hizo la tropa de 'Pepu' Hernández en mantener la tensión y no despistarse.

El partido frente al conjunto africano discurrió por una senda empinada. La selección española subió por la vía buena, pero sudó la cumbre. Pasó para afiladas aristas, paredes de hielo y barrancos verticales, pero bien atada, segura y consciente de que cualquier paso en falso la habría mandado al abismo.

Los angoleños creyeron en sus posibilidades

De nuevo, como a lo largo de toda la preparación y los tres partidos anteriores, España convirtió la dificultad en diversión. Los márgenes que consigue este equipo hace que todo parezca fácil aunque no lo sea. Sabe llevar la voz cantante, le gusta llevarla, devuelve cada golpe al instante y juega con una humildad y una seriedad que impresionan.

A los trece minutos doblaba en el marcador a los africanos (34-17). A los dieciséis navegaba diecinueve puntos por delante (39-20). Angola, lejos de lo que sugieran los números, estaba bien metida en el partido. Fue una amenaza constante. Va sobrada de motivación, flotan en una nube pensando en romper de una vez por todas el maleficio que le ha acompañado en los campeonatos del mundo -nunca ha entrado entre los diez primeros- y, por añadidura, guarda un buen baloncesto que refuerza con mucho músculo.

Los angoleños creyeron en sus posibilidades de triunfo hasta el último segundo. Joaquim Gomes situó el casillero en 65-57 al final del tercer cuarto. Ni las desventajas anteriores, ni la sobriedad española. Nada les quitó la ilusión.

Ver a España por debajo de los veinte puntos en un cuarto es algo que casi nunca sucede en los últimos tiempos. Lo consiguieron los africanos en el tercer periodo (19-21). Es una anécdota, pero muy descriptiva. La selección de 'Pepu' Hernández tuvo que aplicarse a fondo desde el salto inicial hasta la bocina final. Mérito de España y, desde luego, mérito de Angola, que sabe a lo que juega y no se arruga.

Temple, clase y ambición

Nadie le había parado los pies hasta ahora. España sí. Y eso que los angoleños soñaron la noche anterior con el 92, con los Juegos de Barcelona y aquella infausta derrota que dejó al equipo del desaparecido Antonio Díaz Miguel a las puertas del infierno.

El equipo de Alberto Carvalho quería otro 'angolazo' y lo buscó sin descanso (74-70 m.35). La selección española lo impidió sin bajar los brazos un solo segundo. A cinco minutos del final por fin se encontró con esa situación de aprieto que 'Pepu' Hernández buscó durante toda la preparación. Un 74-70 que desenterraba todos los fantasmas.

Sobre todo, porque siete minutos antes, en el vientiocho, la diferencia era de veintitrés tantos a favor del equipo español (62-49). Angola lo intento todo, pero no hubo caso. Esta selección tiene temple, clase y ambición. Se le pueden perdonar hasta los excesivos rebotes de ataque que le quitaron los africanos y todos los triples que encajó. Es que los angoleños también jugaron. Al final, sólo podía ganar uno. El mejor.