La avalancha de 2005 en las barbacoas se redujo ayer casi a la mitad
Actualizado: GuardarEl descenso del número de personas que se acercaron la noche del sábado para disfrutar de las barbacoas del Carranza fue notable respecto al año pasado. La Policía Local cifró entre 160.000 y 175.000 individuos en las playas de la ciudad: desde Cortadura hasta Santa María y en La Caleta.
Pero si el descenso de personas se calcula en torno al 40%, la basura recogida no sufrió un descenso tan brusco, sino que sólo fue del 15% respecto al año anterior, lo que indica que cada usuario produjo más desperdicios que en 2005. En total se recogieron 140 toneladas de residuos, en un operativo que esta vez sí, acabó antes que en años anteriores. «Hace tres años terminamos de recoger la basura a las once de la noche; hace dos años, a las siete de la tarde; el año pasado, a las cinco de la tarde y hoy esperamos tener toda la playa limpia a las tres de la tarde», manifestó ayer, al mediodía, el concejal de Medio Ambiente en un encuentro con la prensa para dar a conocer el balance de las barbacoas. Finalmente, esos trabajos terminaron a las 14.00 horas, una hora antes de lo previsto.
El edil agradeció el esfuerzo a los trabajadores de la nueva UTE, a los voluntarios que ha prestado un servicio «de forma desinteresada» y a sus compañeros del equipo de Gobierno. «Hemos trabajado todos hasta la extenuación», señaló el edil, quien también atribuyó la rapidez en la recogida a la colaboración prestada y la «actitud cívica de los gaditanos y foráneos que han hecho uso de las bolsas de basura en la mayoría de los casos».
Tal y como estaba previsto, los 195 operarios que formaban el primer turno –desde las 6.30 de la mañana hasta las 14.30– contaron con el apoyo de 10 tractores (seis más de los habituales) que iban sacando la basura de la playa y depositándola en la nave donde se procesan los residuos, en el Polígono del Levante. En un segundo turno, 30 operarios más llevaron a cabo la limpieza de lo que quedaba, hasta las 20.30 horas.
Lo más complicado de eliminar son los residuos de carbón que algunos usuarios de la playa durante las barbacoas dejaron en la arena: «Son más difíciles de quitar, porque se hacen con pala y trillando», explicó Ignacio Romaní, el concejal encargado de coordinar el operativo. Romaní agregó que a las labores de limpieza de la playa se sumó el baldeo y barrido del paseo Marítimo y de las calles adyacentes, desde las 6.30 horas, «unos trabajos en los que se ha volcado la nueva UTE», agradeció.
García-Agulló se refirió asimismo a la pasada polémica con la Demarcación de Costas. «Les pedimos que si tienen pensado hacer otro tipo de reglamentación, que nos lo avisen con tiempo –dijo el ufano concejal– pero que traten de entender la idiosincrasia de Cádiz». En su opinión, dentro de esa «lealtad entre administraciones» se pueden dar un entendimiento para el desarrollo sostenible.
Por lo que respecta al dispositivo de seguridad, éste se desarrolló tal y como estaba previsto, según indicó el concejal. Así, en los actos previos se mantuvo alguna vigilancia para evitar que se introdujeran muebles en la playa y no se realizaran las parcelaciones, aunque no siempre con éxito. Así, aunque no se veían cintas o muebles tratando de acotar una zona de la playa, muchas personas se las apañaron con sombrillas en círculos y hasta con toallas.
A las 18.00 horas del sábado comenzó la primera fase del dispositivo de seguridad, en la que el objetivo era controlar la circulación por el Paseo Marítimo. Una segunda fase, desde las once de la noche hasta las seis de la mañana, con el corte de tráfico. Por último, en una tercera fase que dio comienzo entonces, a las seis, se hizo la operación del desalojo, «que culminó a las seis y media», dijo García-Agulló.
Fueron 35 agentes, tres oficiales y un subinspector de la Policía Local los que se ocuparon de velar por la seguridad, junto a 12 agentes y un subinspector de la Policía Nacional. Otros 18 efectivos de la Guardia Civil, que también aportó una embarcación y un helicóptero, además de un cabo y un sargento apoyaron la operación.
El alumbrado de las playas permaneció toda la noche en funcionamiento, al igual que la megafonía, desde donde se instó, a partir de las seis de la mañana, a desalojar la playa.
Durante toda la noche permanecieron abiertos los servicios de la playa: la oficina del Módulo central, la de información y turismo con su megafonía, todos los módulos de vestuario y los aseos y los citados botiquines de Playa Victoria, Santa María del Mar y la ambulancia del botiquín central, que se unieron a los voluntarios y efectivos de la Cruz Roja.