Un 'menonita' salpicado por el dopaje
Actualizado: GuardarEl estadounidense Floyd Landis, que con su ascenso a lo más alto del podio en París se mostró como un ejemplo de superación de barreras, tanto en su entorno familiar como en el ciclismo, se ha sumado hoy al abultado número de corredores implicados en asuntos de dopaje tras dar positivo en testosterona, según confirmó su propio equipo.
El corredor del Phonak se había convertido, el pasado 23 de julio, en el sucesor de Lance Amstrong en el trono del Tour de Francia en una edición marcada por las bajas de ciclistas de renombre como Iván Basso, Jan Ullrich y Alexander Vinokúrov, supuestamente implicados en el escándalo del dopaje que destapó la Operación Puerto.
Landis encarriló su primer puesto en la 93 edición de la carrera francesa después de la decimoséptima etapa, la última en los Alpes entre Saint Jean Maurienne y Morzine, de 200 kilómetros, en la que saltó de la undécima plaza a la tercera en la general a sólo 30 segundos de Oscar Pereiro, que conservó el maillot con apuros.
El norteamericano pasó de ofrecer una imagen preocupante, tras sufrir un desfallecimiento en La Toussuire, a exhibir una gran potencia en tan sólo 24 horas. Dos días después, sentenció su victoria en el " tour de la anarquía" al lograr el tercer puesto en la contrarreloj de la penúltima etapa, con un minuto y once segundos de ventaja sobre Pereiro.
De confesión menonita
De esta forma, Floyd Landis, de 31 años, profesional desde hace sólo siete debido a una vida particular al pertenecer a una familia de confesión menonita, caracterizada por su distanciamiento del mundo convencional, logró el sueño de su vida, a pesar de arrastrar unos problemas de cadera que le obligarán a pasar por el quirófano.
Hasta los veinte años, el corredor del Phonak vivió en una granja familiar dentro de una comunidad menonita. Su padre, era conductor de un camión que transportaba materiales para la comunidad, mientras su madre se ocupaba de atender a los hijos y de hacer las labores domésticas.
El propio Landis explicó en una entrevista que los menonitas rechazan cualquier tipo de influencia del mundo moderno: "No teníamos televisión, ni radio, ni ordenador, todas esas cosas que hoy tienen todos los niños. Es una vida simple y sana. La idea es la de ser feliz ocupándose los unos de los otros".
Pero a pesar de la felicidad que le aportaba ese tipo de vida, a los 20 años, el corredor de Lancaster decidió romper con el vínculo familiar para iniciarse en el ciclismo profesional. "Decidí vivir una vida diferente. Mi salida no fue fácil, porque se rompía un lazo de dependencia muy fuerte", señaló.
En un principio, sus padres no entendieron su opción y durante años las relaciones fueron difíciles y obligaron a Landis a esforzarse para asumir su situación: "Pensé que me había equivocado y que no había sido honesto con mi familia. Ahora, las cosas van mejor y eso me permite vivir más tranquilo y feliz".
Cuando salió de Pensilvania, ya proclamado campeón de Estados Unidos, la ilusión de este ciclista, de 1,78 metros y 68 kilos, era la de ser profesional de bicicleta de montaña pero pronto se pasó a la ruta y, ya desde entonces, soñó con el Tour de Francia. "En Estados Unidos, no había tradición de ciclismo y era difícil salir a flote", recordó Landis.
De su trayectoria profesional, destacan sus participaciones en el Tour de Francia, en las temporadas 1999-2001 con el Mercury, 2002-2004 en el US Postal y la última edición, la del 2005-2006 con el Phonak.
En cuanto a sus victorias destaca el reciente Tour de Francia y el primero puesto en la etapa de Morzine; dos Vueltas a Georgia (2006 y 2005), una vuelta al Algarve (2005); una Vuelta a Poitou Charentes (2000) y la Clásica Cascade (1999).
Ahora, la confirmación por parte de su equipo de que dio positivo en la etapa en la que fraguó su triunfo en el Tour , le incluye en el grupo de "estrellas" que, como el italiano Ivan Basso, ganador del Giro de Italia, el alemán Jan Ullrich, ex vencedor del Tour , o el español Roberto Heras, ganador de la Vuelta, han pasado de héroes a villanos en pocas jornadas.