Una situación descontrolada
Actualizado: GuardarAlgo está pasando en la juventud y no es precisamente algo tranquilizador. Que el número de expedientes abiertos a menores por violencia en el ámbito familiar haya aumentado no puede más que provocar preocupación en los adultos, cuya tarea principal debe ser enseñar a esos muchachos que la violencia es el único recurso prohibido para asumir los problemas a los que hay que enfrentarse en la vida. Los expertos señalan al empeoramiento de la situación económica de las familias como una de las causas principales de dicho incremento. Y es que al parecer estos jóvenes no han encontrado otra salida a sus frustraciones que tomarla con sus padres, pareja o amigos.
Es el momento de afrontar el problema, un problema cuyos únicos culpables son los adultos, los adultos que rodean a esos muchachos, los que dirigen sus vidas, los que dirigen el mundo y empujan su vida hacia un camino u otro.
Algunos vienen predispuestos desde niños a ser más intolerantes con los problemas, pero es responsabilidades de los adultos facilitar a estos menores las herramientas necesarias para afrontar la vida. Y este es un trabajo que hay que hacer desde muy pequeños, marcando normas y estableciendo límites, facilitando un buen ambiente familiar, mostrando modales frente a ellos, mostrando respecto tanto entre los padres como hacia los hijos y siéndolo también con el resto de la sociedad. Enseñando que uno no puede hacer lo que quiera ni decidir sobre nadie y, sobre todo, que la violencia solo lleva a la destrucción, tanto a la de la víctima como del agresor. Hay que pensar en el futuro que se quiere dejar a los hijos y para ello hay que enseñarles a construirlo desde el respeto.
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