La política de gestos se impone a la gestión
El ‘Esmeralda’, a día de hoy, es un embajador de la democracia chilena, no de la dictadura pasada
Actualizado:El alcalde de Cádiz sigue empeñado en dedicarse más a la política de gestos de cara a la galería que a la gestión real de la ciudad. A punto de cumplirse cien días desde su investidura, apenas se le conocen decisiones que realmente han servido para mejorar la vida de los gaditanos. Sin embargo, son innumerables las polémicas creadas por asuntos menores. En algunos de ellos es cierto que ni él ni su equipo de gobierno tuvieron culpa alguna, como el caso de la bandera de la Plaza de Sevilla o la falsa polémica con el cónsul alemán. Pero en otros muchos ‘jardines’ se ha metido él solo o alguno de sus concejales y en no pocos se han visto incluso obligados a tener que rectificar.
El capítulo de ayer en este serial de despropósitos fue el de la visita a Cádiz del Buque Escuela de la Armada Chilena, el ‘Esmeralda’. Un barco que ya ha estado en la ciudad en numerosas ocasiones anteriores –entre ellas las grandes regatas– y con el que nunca hubo un problema. Sin embargo, ayer, el alcalde no quiso dejar pasar la oportunidad de llamar la atención. Se negó a visitar el barco aduciendo que allí se han perpetrado crímenes y se han violado derechos humanos durante la dictadura de Pinochet. Sin poner en duda en ningún momento las razones del alcalde, la cuestión no es esa. Lo importante es que a día de hoy el ‘Esmeralda’ es un embajador de la democracia chilena, del mismo modo que el Juan Sebastián Elcano lo es de España. Si se ponen límites a la labor de representación del primero de los gaditanos por hechos pasados, el problema es dónde situar el listón.
Sin ir más lejos, en el pasado se cometieron hechos de naturaleza semejante en diversos edificios de Cádiz, como la Cárcel Real, por ejemplo. Pero a día de hoy es un edificio ‘reinventado’ al servicio de la cultura. ¿Tampoco lo visitará?