La ocurrencia de la Escuela de Hostelería
La propuesta de fusionar el centro de la Junta con el de Diputación sólo responde a un nuevo intento de distraer la atención y ganar tiempo
Actualizado:La Escuela de Hostelería de Cádiz es uno de los mayores monumentos a la incapacidad y la dejación de la Junta de Andalucía hacia la capital gaditana. No es el único porque la ciudad, tan pequeña, está llena de solares abandonados, edificios cerrados e inmuebles inutilizados por los enormes retrasos en proyectos que se anunciaron a bombo y platillo. El caso de la Escuela de Hostelería es distinto. Es un proyecto que nació y creció con salud. Al menos, en cuanto a número de matriculados y a inserción laboral. Sin embargo, de repente, la administración autonómica decidió cerrar el grifo de la financiación. Hace tres años. Empezaron los impagos de nóminas y el laberinto burocrático. Los cursos que no empezaban y el desastre crónico. Muchas promesas de arreglo que fallaban, una tras otra. El hecho de que la situación sea similar en todas las escuelas-consorcio de Andalucía no es mucho consuelo para la gaditana.
Después de esos tres años, consciente de la pésima imagen que aporta ese calvario laboral, esa chapuza formativa, la presidenta de la Diputación suelta la idea, la posibilidad, la propuesta en ciernes, de fusionar esa escuela estrangulada con la de la Diputación Provincial, que funciona con normalidad en su nueva sede del Edificio Europa de la Zona Franca. Como han desperdiciado todo su margen de confianza, resta saber si se trata de otra promesa para ganar tiempo y debilitar a los profesores que llevan cinco meses sin cobrar. O si pretende disimular el desastre organizativo de la dirección de la Escuela de Hostelería de la Junta con el buen hacer de la de Diputación. Es decir, dividir los problemas entre dos y estropear la marcha de ambos centros.
La Junta de Andalucía no tiene crédito en materia educativa ni formativa, es evidente que la lucha contra el paro no es su especialidad. Resulta imposible creer.