El inexplicable asombro
Que votantes u oposición municipal, incluso la que aupó a Podemos a la Alcaldía, descubran ahora que se trata de un partido de izquierda radical resulta llamativo
Actualizado: GuardarUnas palabras del alcalde en un encuentro anticapitalista han sido la última mecha. Aunque los inflamables pueden encontrar varias cada semana. José María González Santos no ha dicho nada nuevo en ese discurso en tierras segovianas. Que si la casta. Que si el régimen del 78. Que si lo quieren arrasar todo. Que si los restantes partidos les parecen despreciables y corruptos. Que la pobreza se come Cádiz. Que la prensa es ridícula y los demás integrantes del Pleno –los que no son de Podemos o Ganemos– tienen un nivel ínfimo, casi que le dan pena.
Este discurso ha sido repetido en decenas de ocasiones por José María González y sus compañeros de partido antes y después de las últimas elecciones municipales.
Han hablado de mochilas y posturas insobornables. Han cargado contra todo y contra todos. Se han amparado en los símbolos, en los gritos y los gestos para la galería mientras pasan los días.
Ninguna de estas actitudes es nueva. Ninguna ha aparecido esta semana ni es un descubrimiento incluido en ese discurso segoviano. Podemos es la mezcla de radicalismo de izquierdas y populismo desorientado que todos esperaban.
Nadie tiene derecho a sentirse sorprendido y nada explica que votantes u oposición municipal, incluso la que aupó a esta formación a la Alcaldía en Cádiz, descubran ahora que se trata de un partido de postulados rayanos en el extremismo. Los que se hacen los nuevos, en el resto de partidos, sólo tienen como coartada el tacticismo. Les convenía dejarles pasar a la primera posición para ver cómo se estrellaban. El problema es que, si tienen razón, muchos ciudadanos también se golpearán en su caída.
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