Gaditanos a la caza del jornal francés
De los cinco mil doscientos habitantes de Alcalá del Valle, alrededor de dos mil emigran a la campiña francesa para trabajar en la recolección de la vid, las manzanas y las peras
Actualizado:«Mientras nuestros amigos se iban a la costa en el boom inmobiliario a ganar mucho dinero, mi familia siguió fiel al trabajo de temporeros como nos inculcó mi padre»
Un año más, la campiña francesa necesita temporeros para la recolección de la vid y frutas como la manzana, el melocotón y la pera. Eso sí, tal y como ha indicado FEAGRA-CC.OO en un informe publicado en la última semana, el número de vendimiadores de la campaña 2015 va a ser muy similar a la campaña anterior ya que no se ha producido mucha demanda de trabajadores para salir a la vendimia francesa. «En los años 80-90 eramos muchísimos los que conseguíamos trabajo en la vendimia, ahora solo van las cuadrillas que tienen contrato de un año para otro pero conseguir un nuevo puesto en el sector es más complicado», comenta Juan Cordero, temporero de Trebujena con 51 años de edad que ha cotizado como recolector en Francia y en Bélgica.
En los últimos tiempos, viene siendo un habitual la contratación articulada sobre la base del contacto mantenido durante largos años con el empresario o patrón, como ellos le suelen llamar, con el jefe de la cuadrilla. Éste es el caso de Francico Ponce, alcalareño de 52 años de edad que lleva toda su vida faenando en la campiña francesa. Francisco es capataz de una cuadrilla de alrededor de 60 personas que cada temporada viaja de Alcalá del Valle a Les Barthes, cerca de la localidad francesa de Moissac para recolectar manzanas. Los salarios oscilan entre los 9,61 euros por hora establecido como salario mínimo a los 11,92 euros la hora. «Si quieres ganar dinero tienes que echar horas extras, ahí es donde ves la mejora en el sueldo», apunta Francisco que explica que si «echas de 35 a 43 horas más por semana tu sueldo aumenta en un 25% y si superas las 43 horas más por semana puedes ver un incremento de hasta el 50%». Francisco acaba de volver. Se fue en abril con un grupo de cinco personas más entre las que iban sus hermanos, para preparar la presente campaña. «Primero hay que esclarecer, repasar el goteo y sulfatar para poder comenzar bien la recolección», recalca Francisco que comenta que en 20 días «echando ocho horas de lunes a viernes y cinco los sábados puedes ganar unos 90 euros diarios que suponen unos 1800 euros limpios para cada jornalero».
Alcalá del Valle es uno de los pueblos de la provincia de Cádiz que más temporeros aporta a Francia. Jornaleros emigrantes que ingresan en España, Andalucía y concretamente en la provincia, dinero gracias a su esfuerzo y dedicación. «Alcalá es un pueblo valiente que nunca ha temido salir fuera a buscar el pan de sus habitantes», enfatiza el capataz que explica que se trata de una localidad pequeña cuya economía gira en torno a la agricultura, sobre todo, la aceituna y los espárragos y como no ha sido suficiente desde siempre han tenido que salir de España a buscar su jornal . «La primera vez que me fuí con mi padre fue en el año 78», dice. «Comencé siendo el más joven y ahora soy el más viejo de todos», añade. Francisco Ponce y su familia llevan más de 37 años en este oficio. Han vivido muchas etapas distintas y han resistido todo tipo de tentaciones. «Mientras nuestros amigos se iban a la costa en el boom inmobiliario a ganar mucho dinero, mi gente siguió fiel a este oficio como nos inculcó mi padre», recalca.
Debido a las continuas olas de calor que hemos vivido en los últimos meses, se ha producido una anticipación en el periodo de maduración en muchas de las frutas, entre ellas la uva. Más de 15.000 españoles participarán en la recogida. «Nos vamos el 18 de agosto y tenemos trabajo hasta finales de noviembre aproximadamente», apunta Francisco que arrimará con su cuadrilla alrededor de 100.000 kilos de manzanas en un sólo día. «Existen nuevas máquinas que han facilitado la extracción pero afortunadamente, solo son un apoyo, no existe una máquina que sustituya al recolector», añade.
Los españoles que vendimian en Francia se trasladan en su inmensa mayoría a los departamentos franceses de Pirineos Orientales, Aude, Hérault, Tarn, Garona, Lot, Gers, Gironda, Landas, Charante, Charante-Maritimo, Ardéche, Gard, Vaucluse, Var y Drome. Pero también viajan a Bélgica muchos de los recolectores. Juan Cordero ha emigrado seis campañas en Bélgica y tres en Francia. «Cuando era joven salíamos de Trebujena cuadrillas enteras hacia un país u otro, ahora hay algunos recolectando cerezas en Bélgica pero cada vez son menos», explica. Según Juan Cordero, antes era más fácil encontrar este tipo de trabajo. «La última vez que estuve en la vendimia fue hace nueve años en Rennes, al norte de Francia y recuerdo que lo más duro era trabajar lloviendo, allí llueve muchísimo y no puedes perder el día».
«Tener que emigrar es doloroso. Si aquí hubiese un trabajo, aunque fuese más duro, la gente se quedaría aquí», recalca Juan. En materia de transporte la inmensa mayoría se desplazan en autobuses desde los puntos de referencia que se habilitan y una minoría se va en sus vehículos propios. Sobre todo, porque los empresarios franceses normalmente «te pagan el alojamiento y un cocinero algunos, y las dietas corren a cargo del trabajador».
En cuanto al perfil de las personas demandantes de este tipo de empleo han ido evolucionando a lo largo de los años. «Se me encoge el corazón de ver gente con tanta cultura pidiendo trabajo en la campiña», subraya Francisco Ponce que cuenta que el año pasado entre mayo y junio estando en Francia se acercaron a pedirle trabajo un licenciado en historia de Córdoba, un licenciado en Química de Málaga y un músico reconocido y preparado de Málaga. «Yo tengo tres hijas, una ha terminado Magisterio, otra haciendo Turismo y la pequeña en el instituto y mi niña la maestra, lleva siete años viniendose conmigo para ahorrar y poder seguir formándose y optar a un buen puesto de trabajo relacionado con sus estudios». Es triste ver que el elenco de jóvenes sobradamente preparados de nuestro país tiene que recurrir a opciones por debajo de sus posibilidades en busca de un sueldo. Según el informe de FEAGRA-CCOO el 80% de las personas que demandan por primera vez empleo son hombres y mujeres (minoría) de entre 30-60 años con estudios primarios, sin conocimientos de lenguas extranjeras y muchas dificultades personales y de infraestructura para buscar empleo a través de internet. El 20% restante son hombres jóvenes menores de 30 años con formación universitaria, conocimiento de idiomas, y sin experiencia previa en trabajos agrícolas. «Se acercan a pedir trabajo y me hablan en francés normalmente y cuando les digo que soy español me dicen que no parezco español, claro son tantos años...», se sonríe Francisco.
Cuadrillas de temporeros que se convierten en familias. Formadas la mayoría de hombres, y cada vez más mujeres (un 5 por ciento aproximadamente), de entre 30-45 años, con estudios primarios y experiencia previa en trabajos agrícolas. Gente del campo, que ama la agricultura y su principal afán es conseguir el ansiado jornal para sacar su casa adelante. «Es duro alejarse de la familia, cuando tienes niños pequeños es una historia y cuando se van haciendo mayores otra distinta», comenta Francisco cuyo afán de superación ha sido siempre infinito. «La primera vez que viajé a Francia cursaba octavo y recuerdo que como no pude examinarme de matemáticas y sociales cuando volví me las preparé y me saqué el graduado».
Miles de historias vividas cada día lejos del calor del hogar. Grupos de personas que conviven en otro país. Francisco Ponce, como responsable de la colla se ve envuelto en muchos embrollos. «Hay que resolver muchas situaciones, cuando alguno se pone enfermo o sufre algún percance o cuando alguno se deprime porque algún familiar no lo llama por ejemplo», comenta. «Son muchas las situaciones que vivimos cuando estamos lejos y tenemos que apoyarnos los unos a los otros. Recuerdo que cuando joven, los domingos me ponían a escribir las cartas para España».
La vendimia francesa y en general la campaña agrícola de recogida de frutas francesas tiene una importante presencia de trabajadores gaditanos a pesar del descenso de los últimos tiempos. Personas que entre el tiempo de preparación como pueden ser el esclarecimiento, la puesta a punto del sistema de riego por goteo y la campaña en sí pueden estar siete de los doce meses del año fuera de nuestro país y que a la hora de la jubilación se están encontrando problemas fiscales. «Es muy injusto que después de dedicar tu vida a este duro trabajo te quede una pensión de 400 o 500 euros y en España, el Ministerio de Hacienda esté reclamando dinero y poniendo siempre pegas», explica Francisco. «La mayoría de los que se van jubilando tienen estos problemas y lo que está el gobierno consiguiendo es que después de aportar dinero al país durante tantos años, la gente tenga que abrirse cuentas corrientes en Francia e ir sacando el dinero de allí», concluye.