La llamada que cambia vidas
Tras amadrinar a una niña, una gaditana se ha convertido en una activa voluntaria de una ONG y ha conseguido ayudar en menos de dos años a 30 familias de la selva guatemalteca
Actualizado:Esta historia comenzó con una llamada de teléfono. La misma que ha hecho posible que ocho años después casi una veintena de familias puedan tener una vida mejor. La que permitió que de alguna manera Cádiz se uniera con la selva guatemalteca y que en uno y otro lado, haya personas que se sientan mucho más cerca a pesar de estar a miles de kilómetros.
La llamada la cogió Mercedes Tinoco, 57 años, casada, tres hijos, vida 'normal', con preocupaciones 'normales'... al otro lado, un operador de la ONG Wolrd Vision que le proponía sumarse al programa de apadrinamiento de niños con necesidades económicas.
«Recuerdo que entonces no pasaba por una buena situación pero siempre había deseado adoptar una niña, tengo dos hijos y una hija pero vive lejos, y quizá esa era la oportunidad». De esta forma, Mercedes tomó el primer contacto. A partir de entonces, no solo no habría vuelta atrás sino que cada vez los pasos serían más al frente y mucho más grandes.
Su compromiso con la solidaridad se llamó Yoselin, una pequeña de dos años de una pequeña aldea en San Pablo, una zona de Guatemala completamente deprimida que, a pocos kilómetros de la frontera con México, vive sumida en la pobreza. Allí, entre lluvias torrenciales y riesgo constante de terremotos, sobreviven familias «como pueden, con muy poco».
Y todo iba como suele ir cuando alguien apadrina a un niño. Cartas, envíos, dibujos, pagos mensuales... hasta que Mercedes creyó que era el momento de hacer algo más. «Al cabo de siete años decidí ir a verla», cuenta. Así en septiembre de 2013 partió hacia Centroamérica. Acudió acompañada de su hija y personal de la ONG. «Allí toda precaución es poca. Hay mucha inseguridad. Pueden parar tu coche y matarte simplemente por robarte un móvil». «Fuimos al colegio. Allí la conocí. Nos abrazamos, nos emocionamos juntas y todos me recibieron con muchísima alegría. Aunque no les des regalos, ellos saben que les estás ayudando». La isleña recuerda que en aquel momento la pequeña le invitó a comer. «Le dije que no podía porque sabía que precisamente no les sobraba. Me contestó que su abuela había cocinado para mí y que si hubiera sido al revés ella hubiera venido».
El paseo hasta la aldea fue grabándose en las retinas de la voluntaria. Cada paso. «Las casas no tenían suelo... allí que todos los días del año llueve, tampoco tienen letrinas, ni nada...». En aquella primera visita no todos se sentaron a la mesa. Otros continuaron de pie. «Nos dijeron que esperarían, que los demás comerían si nos sobraba algo. Ninguno pudimos comer». A su regreso, lo tuvo claro.
«El apadrinamiento es maravilloso, muy necesario e importante, pero pensé que después de lo que habían visto mis ojos tenía que hacer más». Desde entonces no ha parado. Veinte meses desde que pasó de ser una madrina al uso a una activista reconocida de Wolrd Vision. Casi dos años ya de duro trabajo. De persistencia, de llamar a puertas y de coger el teléfono para encontrar el 'sí' aunque a veces cueste, y de dar muchas veces las gracias a los que también ayudan.
«Hacemos de todo para recaudar fondos: obras de teatro, cenas benéficas, sorteos, talleres de escritura, conciertos...», todo vale con tal de ayudar a Yoselin -que ahora tiene 12 años- y a los suyos. «Entiendo a la gente que dice que tiene mucha necesidad aquí en Cádiz y no puede ayudar, pero lo que yo he conocido allí sí es pobreza. Tengo familiares que están en paro, lo vivo de cerca, pero aquí siempre tenemos agua, sábanas limpias y un techo donde meternos».
En estos casi dos años dedicada a dar a conocer el proyecto de viviendas dignas en San Marcos , Mercedes ha conseguido recaudar el dinero suficiente para que algunas de las casas se mejoren y, por ejemplo, una treintena de familias tengan letrinas. Pero el trabajo continúa. «Me he 'traído' a tres niños para que alguien los apadrine. Hay que seguir, hay que seguir... por ellos».