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El tema ecológico vende
Muchos emprendedores se han acercado a este sector con buenos resultados
Actualizado: GuardarEs una filosofía que poco a poco tiene más auge entre los consumidores y que se ha convertido en una salida laboral para muchas personas.
La crisis ha hecho que muchas personas se tengan que reinventar y buscar nuevas fórmulas para ganarse la vida. Un sector que ha incrementado tanto las ventas como los emprendedores que se han aventurado a dedicarse a ello es el ecológico. Lo verde vende. No se sabe si es una moda o simplemente que debido a las nuevas tecnologías las personas absorben más información y ya no se fían de lo que comen. Pero es un hecho que muchas empresas ecológicas que despegaron en plena crisis económica se han asentado e incluso exportan sus productos a diferentes partes del mundo.
Algo así le sucedió a Ana Gavira, una gaditana que estudió filología inglesa y empresariales. Después de vivir varios años en el extranjero se le ocurrió montar una tienda electrónica, Alándalus Club, en la que vender productos ecológicos fabricados de manera artesanal por pequeños productores. Gavira explica que además de su gusto por lo ecológico, su pareja, que es oriundo del Gastor, fue quien le mostró los productos de la sierra y las pequeñas huertas, «siempre me ha gustado comer. Yo había trabajado en las bodegas Gutiérrez Colosía, y empecé a tener contactos con pequeñas queserías y de ahí empezó la idea», comenta Gavira.
La empresaria destaca el auge que tuvo la tienda online, «tenemos distribuidores en Holanda y Alemania y nos fue bastante bien, a partir de ahí optamos por montar la tienda física». Gavira afirma que en Europa el tema ecológico se vende muy bien, aunque puntualiza, «te reclaman que tenga una certificación». Los quesos son el producto estrella que más le solicitan desde el extranjero, «son pedidos muy exclusivos, vendemos a pequeños distribuidores porque también nuestros proveedores son muy pequeños».
Gavira reflexiona sobre el auge que tienen los productos ecológicos, «al final somos lo que comemos. Además los precios ya son más competitivos y comer bien tampoco sale tan caro y a la larga es más económico porque es salud. Hay más concienciación por cuidarse. Incluso hay una demanda local de este tipo de producto».
La alternativa más recurrida al desempleo es el emprendimiento pero no siempre es fácil, «me costó mucho sobre todo por el tema económico. Invertí los dos años que tenía de paro y comencé a funcionar», afirma orgullosa. Gavira se inició en el mundo online pero pese a ello comenta que tampoco es sencillo, «un tienda electrónica es como una física. Necesitas tiempo y trabajo para lograr un buen posicionamiento ya que existe mucha competencia en la red», recalca.
En la actualidad, Alándalus vende productos de su tienda online a países repartidos por todo el mundo, como son Argentina, Noruega, Rusia o Japón.
El vino, otro producto en auge
Dos jóvenes emprendedores portuenses, Rocío Áspera y Alejandro Narváez, son otro ejemplo de que lo ecológico es una salida viable. Ambos son los creadores de la bodega ecológica, Bodega Forlong en El Puerto, que pese a su juventud ya ha sido galardonada con dos medallas de plata en el concurso internacional de vinos ecológicos ‘Ecoracimos 2014’ y 89 puntos en la prestigiosa guía Parker.
Alejandro explica las razones por la que se introdujeron en el mundo ecológico, «yo soy medio francés y allí ya existía un movimiento bastante fuerte y eso nos motivaba mucho. Se notaba que existía una gran demanda en cuanto al mercado de productos ecológicos y nos lanzamos a ello».
Este viticultor no considera que este auge por lo verde pueda ser una moda pasajera, «es un movimiento que surgió hace 30 años en Estados Unidos. Las personas ya están más concienciadas de los productos químicos que contienen los ingredientes. Incluso las grandes cadenas están apostando por esto».
Con respecto al mundo bodeguero, Alejandro afirma que se encuentra en crecimiento. «Antes no tenía muy buena fama porque se pensaba que era un producto mediocre. Al principio éramos un poco reacios a hablar del ecológico, pero ahora se ha quitado esa etiqueta y se le da el valor que realmente tiene el producto». Pese a ese estigma se encuentran muy contentos por el resultado que están obteniendo, «en los dos años que llevamos de producción lo vendemos todo. Además, nos ayuda a divulgar ese mensaje ecológico que queremos trasmitir», destaca el empresario.
Alejandro afirma que actualmente sus principales consumidores son de origen nacional, «muchas personas prueban nuestro vino sin saber que es ecológico, después cuando lo saben eso se convierte en un valor añadido».
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