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Un oficio hasta que el pueblo quiso
Vuelta a sus profesiones, al estudio, a nuevas metas emprendedoras o incluso a la cola del paro es el destino de los ediles que se marchan de sus cargos
Actualizado: GuardarTodo pasa y todo queda, que diría el genial Machado, y lo suyo fue pasar haciendo caminos, aunque no sobre la mar, sino sobre los salones de Plenos de los Ayuntamientos de la Bahía. Sin embargo, su final político llegó y, aunque no es tan poético como los conocidos versos de Machado, sí es justo. Los concejales que, a partir del 13 de junio, se marcharán de los Ayuntamientos aceptan su salida con la sana deportividad de saber que «así lo han decidido los ciudadanos», al igual que cuatro años atrás decidieron darle su confianza.
Al menos así lo ven ediles de uno y otro color y de distintos puntos de la Bahía. Cristina Arjona, concejal de Empleo de San Fernando (PP); María Antonia Martínez, edil de Educación y Patrimonio de El Puerto (PA); Susana Moreno, exedil de Vías y Obras de Chiclana (PVRE) y Antonio Pérez Noria, concejal de la oposición en Chiclana (PSOE) preparan ya su salida con la satisfacción haber cumplido su objetivo y la incertidumbre de la vuelta a comenzar en nuevos quehaceres.
Sin embargo, hay quienes comienzan con más fortuna o ánimo que otros. En el lado optimista está Cristina Arjona, la que todavía es concejal de Empleo y tercera teniente de alcalde en San Fernando última los «asuntos pendientes» y mira ya al horizonte con el optimismo de una empresaria que «ya está acostumbrada» a iniciar nuevos caminos.
En su caso, se plantea regresar al sector empresarial con «varias ideas» que ya sopesa. «El campo está abierto, la cuestión es encontrar esa idea que no ha tenido nadie hasta ahora», explica la popular. Cree que el paso de su partido por el Ayuntamiento ha favorecido precisamente ese abono para las oportunidades en su pueblo. Además, la experiencia atesorada en los últimos cuatro años ha hecho que se lleve «buenos contactos, buena gente y muchas tablas».
Precisamente, son los Plenos una de las batallas que tuvo que librar. «Lo de hablar en público me ponía nerviosa al principio, ahora es algo que tengo dominado». «Además, tenías que pelearte con gente con la que te llevas muy bien», reconoce divertida Arjona.
Una opinión similar defiende María Antonia Martínez, concejal saliente de Educación y Patrimonio en El Puerto. «Se ha pasado mal en algunos plenos o en las primeras ruedas de prensa que imponían mucho», reconoce la edil del PA. Ahora, se siente con «mas tablas para el conocimiento de la ciudad y la realidad».
En su caso, dice que se lleva «un balance muy positivo» al gestionar como ha podido con los «recursos que había, que era, principalmente, un gran equipo de trabajo». En su caso, saltó a la primera fila política con cuatro hijos y un marido conocido en el mundo de la cultura, Manuel Morillo. «Y entonces, de pronto, fui yo la conocida», reconoce.
Hace cuatro años que Martínez accedió al cargo y ahora vuelve «a la vida cotidiana» con algo claro: «Después de este tiempo, necesito un descanso».
De hecho, aunque seguirá vinculada al Partido Andalucista, ahora desea tener tiempo para ella y para su familia. Por ello, Martínez se plantea regresar a los estudios que dejó aparcados por la política. Concretamente a un doctorado de Relaciones Laborales o a retomar sus estudios de Ciencias Políticas. Ambas opciones tiene sobre la mesa, mientras, prefiere quedarse con los recuerdos buenos y borrar los malos.
Vuelta al origen
Antonio Pérez Noria, concejal socialista en la oposición en el Ayuntamiento de Chiclana también prefiere quedarse con lo «apasionante y gratificante» de defender los ideales de su partido en el pleno. Todo ello cuando ha decidido no repetir y, por ello, volverá a centrarse en su trabajo como enfermero que no llegó a dejar ya que no tenía dedicación exclusiva. «El cargo de concejal es un contrato temporal que te da el pueblo», reconoce, y por ello, se siente orgulloso de haberlo ejercido. Ahora, dice echar de menos el ajetreo «porque la agenda se reduce un poco».
Por su parte, Susana Moreno, ya exconcejala de Vías y Obras del PVRE en Chiclana y concejala no adscrita en funciones, reconoce cierto sentimiento agridulce. «Es un parón en seco y siento impotencia por no haber tenido más tiempo de hacer más cosas», reconoce la concejala no adscrita a la que apartó abruptamente el alcalde Ernesto Marín, ahora también en funciones.
Pese a todo, Moreno dice llevarse «muy buen recuerdo». «He conocido a gente muy buena y muy mala, pero me quedo con la buena». Ahora ha vuelto a su vida anónima y eso pasa por verse en el desempleo «como muchos chiclaneros que están igual que yo. Y no es fácil estar así». La economista de profesión estudia las vías para salir de esa situación mientras analiza una importante lección que se lleva de su paso por la política en estos cuatro años: «En ningún trabajo puedes encontrar puñaladas como las que te pueden dar en política». Casi nada.
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