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ACUICULTURA

Dos emprendedores plantean crear una cooperativa de mariscadores en la Bahía

Su idea es fomentar el control de una actividad furtiva y mejorar las condiciones de los centenares de gaditanos que trabajan de forma ilegal

JESÚS A. CAÑAS
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Se tiraron al fango buscando la dignidad que no encontraban fuera de él. Acosados por el paro y la falta de recursos, se lanzaron a lo más próximo, al recurso más nuestro para buscar su pan. Se unieron a la historia de la unión indisoluble entre Cádiz y la mar y, de paso, se sumaron a históricos 'expertos' que se mueven entre piedras, costas y caños.

El marisqueo les dio, al menos, un sustento, aunque no la dignidad. Como actividad ilegal que es, sufren el asedio del Seprona de la Guardia Civil. Y en esta realidad repetida hasta la saciedad en Cádiz en las últimas décadas y empeorada en los últimos años con la crisis, dos emprendedores luchan por sacar adelante un proyecto que permitiría regularizar la situación de los mariscadores de la Bahía.  

Adrián Sánchez y Antonio Jesús Rivero, son los consultores que constituyen la empresa Marisma 21. Ambos emprendedores, investigadores de la Universidad de Cádiz, pelean por hacer ver a la sociedad gaditana que las salinas y marismas son una fuente de riqueza digna de recuperar y actualizar a los tiempos empresariales actuales. Es así como surge su proyecto 'Mariscando en Cádiz' que persigue crear una cooperativa de mariscadores para que consigan legalizar su actividad y llegar a una mayor calidad en sus productos. 

«Este proyecto surgió después de interesarnos por la realidad de los mariscadores», reconoce Rivero. De hecho, esta labor de análisis les llevó a descubrir que, en la actualidad, los centenares de mariscadores son o bien personas que llevan «toda su vida dedicándose a eso» o bien jóvenes que se han visto empujados a ello al no encontrar trabajo.

Lo que une a ambos segmentos, además del medio, es su situación de ilegalidad. De hecho, Adrián y Antonio descubrieron que «desde 2011, Agricultura y Pesca no concede licencias de marisqueo». El motivo se encuentra en que, los recortes han hecho que no hayan técnicos disponibles para hacer los estudios de aprovechamiento de los caños necesarios para expedir licencias. 

Lo que los emprendedores buscan es «aglutinar a un número de mariscadores suficientes para que haya un colectivo numeroso que solicite que se vuelvan a expedir las licencias». Aunque, para ello, hay un importante handicap que a Rivero no se le escapa. «Para que te den una licencia tienes que estar dado de alta de autónomo en el régimen general del mar», especifica. «Es una pescadilla que se muerde la cola, pero queremos aglutinar al mayor número posible de personas para hacer presión y buscar posibles salidas», matiza.

Eso hace que muchos maricadores más mayores no se muestren interesados por la idea, ya que tendrían que soportar el coste de autónomos, aunque la cuota del mar «sea más baja». Sin embargo, «si hay jóvenes interesados por la idea y estamos seguros que el paso al frente de unos, animará a otros», puntualiza el joven experto en acuicultura.

A ese paso, habría que sumar otro que han descubierto con su aproximación a la realidad de los mariscadores. «Conocemos unos pocos que han regularizado su actividad y que, en la actualidad, tienen que ir hasta Sanlúcar a depurar el marisco», reconoce Adrián. Para salvar ese escollo que encarece el precio, la idea es que la cooperativa se inicie con la creación de una depuradora en la Bahía. «Es una infraestructura costosa, pero nuestra labor como consultores pasa también por buscar posibles ayudas o subvenciones que hagan posible que puedan iniciar su actividad», explica Rivero. 

El joven considera que «no tiene sentido tener un recurso natural que no se está aprovechando bien» cuando es una actividad que «da dinero a las familias gaditanas». De ahí, que el consultor defiende la idoneidad del proyecto por las ventajas que traerá para los mariscadores: «pueden vender el producto más caro porque tendrá la trazabilidad, además podrán desempeñar su actividad legalizada sin el miedo de que les multen y podrán llegar más lejos con su producto». De hecho, Adrián y Antonio apuestan por crear una cartera de restaurantes habituales que serían clientes de esta cooperativa «de forma que tendría un efecto llamada para otros».

Además, el joven cree que esta cooperativa llevaría también a un mayor control de la actividad y la reducción del marisqueo furtivo. Por ello, en Marisma 21 pretenden tener el proyecto listo antes de final de año para intentar encajarlo en alguna convocatoria de subvención europea. De entrada, el cabo ya está echado, a la espera de que los mariscadores piquen atraídos por llevar la dignidad a sus oficios.

El día 13 se presenta la segunda edición de ‘Mestros de la Sal’

Maestros de la Sal’, el manual de Buenas Prácticas Ambientales tendrá una segunda edición que se presentará el próximo 13 de mayo en la Feria del Libro de Cádiz. El profesor de la UCA Alejandro Pérez Hurtado de Mendoza y los investigadores Sánchez y Rivero son también los autores de esta obra. En el libro se recupera el conocimiento de los maestros salineros, manejo de las salinas y los esteros, aprovechamiento extensivo de los caños, así como nuevas vías de futuro para el aprovechamiento de la marisma.