Directo al corazón de la industria de las falsificaciones
La Policía Nacional de Cádiz sube un peldaño en las investigaciones contra las redes que hacen negocios con las copias de primeras marcas
Actualizado: GuardarEl mantero que se expone en la calle a la denuncia es el último eslabón de una larga cadena de intereses. Toda una industria que mueve al año millones de beneficios y que está en plena expansión, jaleada por una crisis mundial en la que el 'low cost' es una marca con una legión de fieles seguidores.
Según cifras que maneja la Agencia Tributaria, el comercio de falsificaciones provoca pérdidas en el sector reglado de 13.500 millones de euros al año y se estima que genera más de 300.000 millones de beneficios anuales. Poco a poco van haciéndose con un trozo mayor del comercio mundial y ya representan entre el 5% al 7%.
Con esos datos, centrar la lucha contra el 'top manta' en la figura del vendedor ambulante es muy poco eficaz, como evidencia que las distintas actuaciones policiales contra estos vendedores ambulantes no han reducido su presencia en la calle, ni tampoco han supuesto impacto alguno en las cuentas de resultado de las organizaciones que están detrás de esas actividades.
Por eso, hace unos meses, en la Comisaría Provincial de Cádiz, se tomó la decisión de ejecutar una investigación de mayor calado, que tratara de atacar los canales de distribución y producción de las prendas. «Tenemos una demanda de los comerciantes, que nos insisten en que tenemos que hacer algo porque sus comercios se ven afectados por esas actividades ilícitas que además se exponen a pocos metros de sus establecimientos», explica el jefe de la Brigada de Policía Judicial, José Manuel Menacho.
Esas inquietudes fueron el punto de partida de una operación que acabaría bautizándose 'Dakar' y cuyos resultados se han conocido recientemente: 30 detenidos, 26 registros en domicilios, locales comerciales y almacenes que se usaban para guardar mercancía o como talleres clandestinos donde se daba el toque final a las prendas con la colocación de los logos de las marcas falsificadas.
Las pesquisas comenzaron siguiendo los pasos de un grupo de senegaleses que viven en Puerto Real, y que vendían por distintas localidades de la Bahía. «Era el punto de partida, pero queríamos ir más allá porque las denuncias a estas personas no disuaden este comercio, así que debíamos cambiar de estrategia, ir a los que toman decisiones».
Lo que empezó siendo una operación a nivel local acabó traspasando fronteras nacionales. Los investigadores de la UDEV comprobaron que los vendedores ambulantes conseguían la mercancía en puntos clandestinos de distribución, situados en almacenes y comercios, donde los artículos falsificados no están a la vista para evitar la denuncia. «En Algeciras nos encontramos las prendas ocultas en un zulo».
¿Quiénes son los distribuidores?
«Nos hemos encontrado inmigrantes regularizados, magrebíes en su mayoría, aunque también entre los detenidos hay algún español». Las ganancias de estos comerciantes de lo pirata no tienen nada que ver con los escasos ingresos de un vendedor ambulante, que tiene que pagar hasta un impuesto revolucionario por tirar la manta en la acera. «Por encima de los manteros están los ‘jefes de patrulla’ que tienen el control de una zona y son los que recaudan directamente de los vendedores».
El siguiente peldaño que debían subir los agentes, tras localizar los puntos donde se abastecían los manteros, era conocer «por donde entraba la ropa». Aquí fue donde la Comisaría provincial tuvo que pedir la ayuda de efectivos de otras comisarías nacionales, jefaturas regionales y de otras policías locales.
Logística de organización
La mercancía recorría un largo camino con distintas paradas en diversos puntos de la geografía nacional: Granada, Algeciras, Alicante, Cartagena…el comercio de las falsificaciones está tan extendido que necesita de una amplia red de puntos de venta. «Nos dimos cuenta que estábamos ante una industria con una mercancía que se importa, con un centro de logística, una división que se encarga de la distribución, otra del almacenaje y por último, unos vendedores».
Conforme las pesquisas iban avanzando, éstas se iban complicando porque los agentes debían enfrentarse a una maraña de intereses. El siguiente peldaño les llevó hasta la localidad de Valongo, en el norte de Portugal.
El país vecino es el gran punto de distribución. Según estimaciones de la Guardia Civil más del 80% del género falsificado intervenido en España ha entrado por la frontera lusa. Los cuerpos policiales saben que en determinados municipios, los talleres clandestinos se suceden uno detrás de otro. Solo en la ‘operación Dakar’ encontraron tres y en una localidad que no llega a los 20.000 habitantes.
Conexión Balgladesh
La organización atacaba había contratado los servicios de una empresa de transporte que se encargaba de llevar la ropa a los distintos puntos de distribución. El último escalón, de haberse subido, habría llevado a los funcionarios policiales hasta Bangladesh. La materia prima había sido importada de ese país. «Las prendas llegan 'en bruto'. De esta manera no cometen ninguna ilegalidad en las aduanas porque aún no son prendas falsificadas. Luego son transformadas en los talleres clandestinos».
El negocio es muy lucrativo, el equipo de blanqueo de capitales está indagando en el patrimonio de los imputados. En un primer análisis se han encontrado con 400.000 euros en las cuentas de uno de los miembros de la organización.
«Sabemos que no hemos acabado con este negocio porque estamos detrás de una industria muy poderosa, pero es el camino que debemos seguir para proteger no solo los intereses de los comerciantes sino también el de los consumidores», señala el jefe de la brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Cádiz. Los productos falsificados no tienen ninguna garantía para el comprador y pueden conllevar un riesgo para la salud.
Esta investigación del Cuerpo Nacional de Policía se ha solapado con una incautación que ha marcado un récord en el puerto de Algeciras y que da idea de la envergadura de esta industria.
La Agencia Tributaria, en colaboración con la Guardia Civil, requisaba un total de 309.416 artículos falsificados con un valor estimado de 17.5 millones de euros. Se trata de la mayor aprehensión de productos falsos de la que se tiene conocimiento en España, superando la desarrollada, también bajo la dirección de la Agencia en Algeciras, en 2008, cuando se incautaron 231.000 artículos falsificados.
La incautación de productos falsos en la operación desarrollada en Algeciras representa, por sí sola, el equivalente a el 10% de toda la mercancía falsa incautada por la Agencia Tributaria en el pasado año, cuando se intervinieron algo más de tres millones de productos falsificados en 2,300 operaciones llevadas a cabo por el Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales.
Y la mercancía representa el 11.5% de todo el valor estimado para la mercancía incautada el pasado año ( 151.9 millones de euros en todo el año 2014).
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