Cádiz tardará en recuperarse de los golpes de la crisis
Las organizaciones sociales alertan de que se tardará aún varios años en notar la posible mejora económica
Actualizado: GuardarNo hay mejor enciclopedia de la historia de Cádiz que las letras de su Carnaval. Las coplas reflejan tanto la tragedia como la alegría de una provincia que no termina de levantar cabeza. Los servicios y organizaciones sociales vuelven a llamar la atención, ya han perdido la cuenta, ante un problema crónico que necesita un tratamiento urgente. Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2014 han sido demoledores y lo más preocupante es que, de momento, no hay expectativas de superación. Cádiz sobrevive de milagro mientras el resto del país ya empieza a notar la salida de la crisis.
El responsable de Cáritas en la Diócesis de Cádiz, Alfonso Gutiérrez, reconoce que los datos de mejora económica que se advierten a nivel nacional tardarán en llegar a la provincia varios años.
No se aprecia un cambio en la evolución de las familias gaditanas, especialmente aquellas que rozan la exclusión social. Esta organización de ayuda humanitaria ha redactado el estudio de la Realidad Social de Cádiz correspondiente a 2014, que se presentará el próximo mes, pero ya se apunta un cierto estancamiento en los niveles de pobreza, es decir, el número de familias que acuden a los centros sociales se mantiene, sin embargo, la fractura social y las dificultades para mantener a este contingente son cada vez mayores.
Los jubilados no pueden más
Cáritas, por ejemplo, ha superado año tras años, especialmente desde 2007, sus niveles de asistencia en la Bahía pasando de 4.000 familias atendidas a prestar servicios a más de 8.200. Las distintas organizaciones sociales coinciden en que el número de familias atendidas que reciben ayuda en la provincia supera las 41.000, algo más de 16% de la población. Desde luego no es una cifra baladí si tenemos en cuenta que la última EPA ha arrojado la escalofriante cifra de 93.400 hogares de Cádiz con todos sus miembros en paro.
La economía sumergida y el apoyo familiar hacen lo que pueden para sostener este drama, sin embargo, el responsable de Cáritas, Alfonso Gutiérrez, advierte de que es insostenible. Muchas de estas familias que reciben ayuda social sobreviven también con las pequeñas aportaciones de sus familiares más directos, especialmente, de padres, la mayoría de ellos jubilados que también sobreviven con una pensión muy justa. No se puede estirar más el dinero. Es en este punto donde las organizaciones sociales hacen un llamamiento a las autoridades para recomponer este escenario.
El paro, un clásico en las letras de Carnaval desde la década de los ochenta, ha condenado a miles de hogares de la provincia a vivir de los donativos. El mes de diciembre acabó con 190.266 desempleados, lo que supuso 6.500 menos que el mismo mes del año anterior, pero la bajada no contribuyó en absoluto a enmendar la situación porque la EPA, la encuesta que mide la población ocupada y aquella que está en edad de trabajar y que sin embargo no encuentra empleo, se encargó días después de poner las cosas en su sitio.
Un mercado laboral endeble
El mercado laboral gaditano es muy endeble y su tejido industrial es incapaz de generar actividad suficiente para absorber a la mano de obra que está en paro. Uno de los datos más preocupantes que arroja la estadística laboral es que el 44,7% de esos desempleados, 88.115 personas, son parados de largada duración, es decir, que lleva más de un año. Además, 78.913 superan los 45 años de edad. En este contingente es donde se concentra, precisamente, el mayor drama social de Cádiz. Se trata de familias que han agotado todas las prestaciones públicas y se encuentran sin ingresos. El responsable de Cáritas, Alfonso Gutiérrez, confirmó a LA VOZ que la organización atendió el pasado año de forma directa a 480 familias de la provincia en situación extrema de necesidad.
La labor de los centros asistenciales es clave en este contexto. La Iglesia atendió las necesidades básicas de más de dos millones de familias el pasado año en toda España, en la provincia se ha comprobado que 163.600 personas viven gracias a los servicios sociales.
Una de las organizaciones que mejor conoce el mapa de la pobreza de Cádiz es, precisamente, el responsable del Banco de Alimentos, Mateo Sánchez, que ya prepara la 'operación kilo' de las próximas fechas para atender a más de 42.000 personas en la provincia. En estos momentos, los almacenes de Zona Franca cuentan con unos 51.000 kilos de víveres, cuya salida se ha preparado para la primera semana de febrero. Mateo Sánchez hace un llamamiento para que se donen de manera urgente aceite, azúcar, galletas, café y harina.
Esta organización recogió el pasado noviembre 250 toneladas de alimentos en la gran operación que tuvo lugar el último fin de semana de noviembre. Esta iniciativa, orquestada en toda España y apoyada por las grandes superficies comerciales, ha permitido mantener los índices de reparto sin problemas. Sin embargo, toca ahora planificar la recogida y distribución para cubrir la demanda hasta el próximo junio, fecha en la que llegará el envío de alimentos de la Unión Europea.
Mateo Sánchez admite que el contingente de familias necesitadas en Cádiz no ha bajado, pero el nivel de necesidad es enorme. El Banco de Alimentos cubre las necesidades de unas 42.000 familias gaditanas. Los gestores de esta organización social confían en que el envío de ayuda europea de este año se mantenga para Cádiz en los 600.000 kilos de comida, uno de los contingentes más importantes de la comunidad europea, debido a la alta tasa de paro que soporta. Según Mateo Sánchez, la pobreza en Cádiz bajará en la misma proporción que lo haga el desempleo.
No es el único que comparte esta opinión. El responsable de los Caballeros Hospitalarios, Manuel Navarro, reconoce un ligero descenso de familias que acuden a sus dependencias a pedir lotes de comida.
Navarro achaca esta situación puntual a la economía sumergida. Algunos padres de familia prefieren hacer chapuzas a domicilio antes que pasar esa vergüenza que se siente al acudir a un centro social para poder sobrevivir. Los Caballeros Hospitalarios distribuyen su ayuda cada miércoles y entregan unas 180 bolsas de comida a familias muy necesitadas.
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