El principio del fin de la banda del 'Ojos'
¿Cómo fue la investigación que ha acabado con el grupo organizado?
Actualizado:El inicio de la investigación que ha acabado con la banda de Ismael López, alias 'el Ojos', no fue fácil para la Guardia Civil. Al cuartel de Chiclana llegaba la denuncia confusa de la esposa de David Muñoz, 'el Pelón', el pasado 4 de agosto. Su marido, un vecino del extrarradio chiclanero al que vinculaban con el tráfico de drogas, había desaparecido.
Como ocurre con la delincuencia soterrada ligada al negocio de la droga, la colaboración con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es mínima; la justa para tratar de ayudar a la víctima, pero sin poner en peligro al resto de la familia. Llamar a la Policía se paga caro en estas situaciones.
La 'operación Periplo' arrancaba con pocos mimbres. Los agentes de la Benemérita, que sospechaban que podrían estar ante un ajuste de cuentas, inspeccionaron su vivienda y comprobaron que había sido revuelta. Detrás del secuestro parecía estar una mano profesional, cuenta uno de los agentes artífices de la caída del Ojos y su banda.
Al día siguiente, la Policía Nacional encontraba cerca del hospital de Puerto Real el cuerpo sin vida del Pelón. Ese hallazgo y que se produjera en demarcación del Cuerpo Nacional hizo que la Policía entrara en el caso. Aunque el peso de la investigación lo ha llevado la Benemérita, el éxito policial ha sido compartido.
El cuerpo de David mostraba numerosas heridas por arma blanca y evidenciaba que había sido torturado. Las piezas parecían encajar y la Guardia Civil creía estar ante un nuevo caso relacionado con las peleas internas entre bandas de narcotraficantes.
Las pesquisas, esencialmente a través de escuchas telefónicas y seguimientos, llevaron a los agentes hasta una vivienda de Sanlúcar. Los asesinos del Pelón lo habían trasladado allí pero de esa misma casa se habían llevado a otra persona. La banda del Ojos quería hacerse con 400.000 euros que creían que guardaba el chiclanero.
Pese a conseguir el dinero, que estaba enterrado en el jardín de una finca de Sanlúcar, Ismael López y sus compinches acabaron con la vida del vecino de Chiclana. La Guardia Civil no sabe si tuvieron miedo a que fueran identificados o se emplearon con excesiva dureza y la víctima no pudo superar las lesiones producidas por las torturas.
La hipótesis que cogía más cuerpo era el ajuste de cuentas entre bandas rivales. Pero el caso cogió un giro inesperado cuando a finales de septiembre, un empresario peletero de Navalmoral de la Mata (Cáceres) era brutalmente agredido en su oficina. «Es un empresario legal sin ningún tipo de vínculos con la delincuencia». La víctima describía a unos agresores que guardaban semejanzas en la forma de actuar, con máscaras de látex y caretas que cubrían su rostro…