Pareja

«A veces creemos que con sentir amor ya lo tenemos todo, y no»

La psicóloga Arantxa Coca nos enseña en su nuevo libro 'Más amor, por favor' a construir relaciones sanas y duraderas

Arantxa Coca, autora de 'Más amor, por favor' Javier Zamora
Sandra Palacios

Sandra Palacios

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Las relaciones de pareja son complicadas y el amor , complejo. Quizás por culpa de las películas pensamos que con este sentimiento nos basta para que cualquier vínculo que creemos sea un éxito. Pero las mariposas en el estómago no lo son todo. De hecho, necesitamos mucho más para construir una relación sana y duradera.

En su nuevo libro, ' Más amor, por favor ' (La esfera de los libros), Arantxa Coca ( @arantxa-coca ), doctora en Psicología y licenciada en Psicopedagogía, nos enseña a conseguirlo, para así poder convertir cada crisis de pareja en una oportunidad para reforzar nuestro amor.

La autora es especialista en relaciones de pareja, algo que combina con su trabajo de comunicadora en prensa escrita, radio y televisión. Probablemente la hayas visto en 'La isla de las tentaciones', donde comparte sus conocimientos sobre el amor.

¿Hoy en día falta amor?, ¿compromiso?, ¿o saber gestionar una relación?

Falta más amor de calidad.

En el libro habla de falta de capacidad, de no saber estar con la persona que queremos...

Este es un concepto crucial que supera las expectativas del amor. A veces creemos que con sentir amor ya lo tenemos todo y podemos hacer cualquier cosa con esa persona, como vivir juntos, formar una familia... Y no, solo con tener el sentimiento no es suficiente; hay que tener capacidad para poder amar.

Siempre pongo el ejemplo de que sentir amor es como tener el título de patrón de barco, pero sin tener barco, lo que no te sirve de nada. Por tanto, puedes tener el sentimiento, pero si luego no tienes capacidad de compromiso, de honestidad y de aprendizaje, es decir, no eres autocrítico y siempre culpas al otro, no podrás construir nada con tu pareja. Por eso amor y capacidad deben ir juntos siempre.

En esta línea, ¿no sabemos discutir con nuestra pareja?

Está bien discutir, pero no deberíamos morir en una discusión. Cada vez estoy más convencida de que saber hablar a tu pareja y saber mantener cierta educación es fundamental. Y es lo primero que se pierde por aquello de que la confianza da asco. Se emplean palabras hirientes, se mira mucho quién tiene la última palabra, quién pilla al otro en alguna contradicción, se pone a la pareja siempre a examen… Esto hace que se pierda la calidad en el vínculo amoroso. Por eso es crucial saber qué frases es mejor no decir, y al contrario, frases que deberían estar siempre en el vocabulario de una pareja, y más en momentos difíciles.

«Una frase que genera milagros es 'somos un equipo' o 'estamos juntos en esto'», Arantxa Coca

¿Cuáles serían algunos ejemplos de palabras que no debemos decir a nuestra pareja?

El «estás loco», cuando algo no nos cuadra y queremos hacer sentir a nuestra pareja que es ridícula. Se puede decir en caliente, pero genera en el otro una duda de sí mismo que permanece durante mucho tiempo. Esto genera una grieta en el amor y en la confianza. Y da igual que uno se disculpe 20 veces, que eso no se va a borrar. Es una forma devastadora de atacar a la salud mental.

¿Y al contrario? ¿Qué frases son las que suman?

Una frase que genera milagros es «somos un equipo» o «estamos juntos en esto». Recuerda que no sois enemigos; estáis en el mismo bando. Esto reubica la discusión y se convierte simplemente en dos personas que intercambian puntos de vista.

La otra frase que también me gusta mucho es «estoy contigo». Por ejemplo, empiezas a seguir a otra persona y tu pareja se pone celosa. Pues está bien que le recuerdes que con quien estás es con él. Una frase tan firme quita diez puntos de gravedad al tema.

¿Dónde está el equilibrio entre establecer unos límites y no perdernos a nosotros mismos?

Entre hacer un sacrificio y convertirte en mártir. Puedes hacer muchos sacrificios en pareja porque quieres a la otra persona, pero tampoco vas a morir haciendo algo que ni te apetecía solo por amor. Esto queda muy bien en las novelas, pero el equilibrio lo ponemos nosotros y siempre tiene que haberlo.

Una persona que no le importe morir por la pareja va a crear problemas, porque va a generar deuda. Das tanto que, quieras o no, el otro se va a sentir en deuda contigo.

¿Cómo podemos evitarlo?

Conserva algo genuino, que sea tuyo, propio, no te mimetices con tu pareja, porque la vas a aburrir. Todo será tan fácil que la otra persona no podrá esforzarse ni sacrificarse. Debe haber un equilibrio. ¿El punto? Eso lo pone cada uno. Y ya te digo yo que nunca es 50/50. Siempre hay uno que da más que el otro, pero mientras que se sepa, no pasa nada.

Eso sí, puedes dar todo lo que quieras, pero luego no te quejes. Si en algún momento sientes esto, es que estás dando de más, y eso te genera unas expectativas de compensación. Ahí reduce.

«Se suele decir que es en la tercera o cuarta relación seria cuando puedes aplicar cierto conocimiento», Arantxa Coca

Hay diferentes estilos amorosos. ¿Cuáles encajan mejor?

Los estilos amorosos tienen mucho que ver con lo que se necesita en el amor. El presencial y el detallista son una pareja que si quieren lo tienen muy fácil. Pueden tener algún problema con el ego, el orgullo o el rencor, pero si quitamos esto, es sencillo; van a poder darse lo que necesitan.

Por el contrario, ¿hay alguna combinación que sea difícil que funcione?

Por ejemplo, el asistencial y el verbal. Las personas asistenciales siempre están dispuestas a hacer algo por el otro, no porque sean detallistas, sino porque necesitan sentirse útiles y funcionales. En cambio, el verbal se decanta más por el uso de la palabra y el que le escuchen.

Entonces, cuando el asistencial quiere cubrir las necesidades de su pareja, siendo la principal que le escuchen, se va a aburrir y el otro va a sentir que no le está ayudando. Si el asistencial no cambia esto, no podrá darle al verbal lo que necesita.

Por otra parte, el asistencial necesita saber que va a tener a una persona a su lado que le eche una mano, no la chapa. Y el verbal demuestra su amor hablando; necesita obtener información y puede llegar a acosar al otro, persiguiéndolo por toda la casa para conocer qué le ocurre. De esta forma va a sentir que le acosa, no que le quiere. Por tanto, cuando lo vea mal, lo único que le tiene que decir es: «¿Puedo hacer algo por ti?» De entrada dirá que no, pero le hará saber que cuando quiera, va a estar ahí.

¿Cómo es posible que teniendo cada vez más conocimiento sobre estos temas, se tengan relaciones más tóxicas? Algo que vemos sobre todo en la gente más joven.

El amor implica aprendizaje, pues es un camino, un recorrido. Y la gente joven, como en cualquier carrera profesional, es más inexperta y se maneja menos. Por tanto, o lees libros como este, o el conocimiento te lo da la experiencia. Se suele decir que es en la tercera o cuarta relación seria cuando puedes aplicar cierto conocimiento.

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