Onicofagia o por qué algunas personas se muerden las uñas
Morderse las uñas tiene consecuencias nefastas para la salud, y numerosas personas lo hacen sin darse cuenta
Morderse las uñas: tu cabeza sabe por qué lo haces
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Desde bien pequeños, muchas personas toman la costumbre de morderse las uñas. Y aunque no todos se las muerden con la misma intensidad -hay quienes se llegan a hacer incluso sangre-, el hábito es igual de dañino y hay que atender a diferentes factores ... para entender el porqué de este comportamiento conocido como onicofagia.
Aunque se asocia con mayor frecuencia a un problema que afecta a niños y adolescentes, suele ser también un inconveniente en adultos y muy a menudo acompaña a problemas de carácter psicológico ya que en muchas ocasiones se hace de forma involuntaria.
Cristina Batres, farmacéutica colaboradora de Vitry, cuenta que morderse las uñas es un mal hábito y se lo encuentran con frecuencia en la farmacia: «Es un gesto muy simple que puede tener consecuencias negativas y desconocidas en nuestra salud, aparte de las más visibles que son las consecuencias estéticas».
Por qué no hay que morderlas
Según adelanta la farmacéutica, puede producir mal aliento (halitosis), infecciones bacterianas como llagas o gingivitis (sangrado de encías) entre otras, desgaste de dientes e incluso hay gente que deja el dedo sin uña -es la protección natural de nuestros dedos-, sintiendo dolor en esta zona. «También puede haber un problema de ansiedad o nerviosismo detrás de esta manía, por lo que aconsejamos prevenirlo y tratarlo lo antes posible», señala.
Otro de los motivos por los que no se aconseja es, tal como indica Marta García-Legaz, dermatóloga y divulgadora médica en IMR, porque «puede conllevar infecciones por las bacterias de la boca y piel y otras víricas como el panadizo herpético, verrugas…». Teniendo en cuenta que nuestras manos están siempre en contacto con numerosos objetos, es normal llevarse los dedos a la cara, concretamente a la boca, y desarrollarse una serie de infecciones.
Si estas infecciones bacterianas se agravan pueden producir paroniquia, que es la infección del tejido periungueal y puede conllevar una intervención donde se extirpe parte de la uña, según señala la Dra. Estefanía Arredondo, directora médica de Olyan Farma.
Además, afecta al crecimiento de las mismas y provoca microroturas que harán que se desarrollen y crezcan de forma irregular en el futuro, según Marta García, esteticista y fundadora de Estética Avanzada & Antiaging en Oviedo: «Puede hacer que se deformen los dedos. «Además de lo comentado anteriormente, se desgastan los dientes y se erosiona el esmalte por los microtraumatismos de la repetición de morder la uña. Y en ocasiones también puede desencadenar en problemas de mandíbula».
El punto de vista psicológico
No cabe duda de que, quienes se muerden las uñas, sienten placer cuando lo hacen. Pero esa necesidad de pellizcar con los dientes la uña e incluso la piel tiene mucho que ver con cómo nos encontramos. ¿Es estrés? ¿Son nervios? La psicóloga Lidia Asensi encuentra diferentes motivos que explican por qué numerosas personas lo hacen cada rato: «Además de que puede darse en situaciones de estrés y ansiedad, el miedo puede provocarlo también, así como lo hacen las personas con baja tolerancia a la frustración y con un alto nivel de exigencia y perfeccionismo.
Indica Asensi que el morderse las uñas «tiene un efecto calmante para las personas que emplean esta conducta». En algún momento anterior aprendieron que morderse las uñas les ayudaba a 'gestionar' la situación estresante en la que se encontraban, obteniendo una sensación de calma posteriormente», dice la osicóloga, que añade que también existe un efecto estimulatorio : «En situaciones de aburrimiento, esta estimulación les distrae».
Para abordar este asunto existen distintos métodos pero se recomienda principalmente la terapia psicológica. «Lo más importante de la intervención psicológica es conocer las causas que le llevan a realizar la conducta, ya que el hecho de comerse las uñas puede ser un gesto que oculte la existencia de otros problemas psicológicos de importancia», dice la experta en psicología Leticia Doñagueda.
Llevar las uñas pintadas
Es muy común ver cómo algunas personas tratan de pintarse las uñas para así dejar de mordérselas, pero no vale cualquier esmalte ya que quienes tienen onicofagia muy poco les importa que sus uñas lleven pintura encima. La manicura es uno de los procedimientos estéticos más realizados en la sociedad actual y las técnicas y el tipo de productos utilizados cada vez son más variados. «Existen productos específicos en la farmacia, como los esmaltes amargos, que ayudan mucho a conseguir deshacerse de esta manía tan perjudicial», asegura Cristina Batres.
Aunque generalmente es una técnica que no conlleva problemas a nivel cutáneo, el Dr. Mario Puerta, tricólogo experto en cabello y uñas de la clínica Dr. Morales Raya, indica que no está completamente exenta de riesgos y comenta que una técnica demasiado agresiva puede dar lugar a alteraciones de la lamina ungueal, «produciendo desde su adelgazamiento excesivo hasta la tendencia a la rotura y la aparición de estrías longitudinales o hasta manchas blanquecinas». Además, traumatizar la piel que protege la uña y la cutícula puede favorecer de igual forma la aparición de infecciones y deformidades de la uña más aparentes.
También los propios productos utilizados para la realización de estos procedimientos pueden ocasionar problemas de alergia cutánea, especialmente los acrilatos que se usan en los esmaltes semipermanentes o de duración prolongada. Por todo ello, no es recomendable abusar de la realización de procedimientos estéticos ungueales y si estos se realizan, convendría intentar limitar su frecuencia, no utilizar los productos potencialmente alergénicos y minimizar los traumatismos que se producen tanto en la uña como en la piel circundante.
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