Sostenibilidad

Zero waste: ¿Es posible dejar de generar residuos?

En 'Zero waste para chicas con prisas' se dan consejos y herramientas para dejar de producir (o reducir mucho) residuos

Comprar a granel es una de las bases del 'zero waste' Georgina Gerónimo
María Alcaraz

María Alcaraz

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Si buscas en Instagram #zerowaste , aparecen miles y miles de publicaciones dedicadas a este movimiento que tiene como fin reducir al máximo posible los residuos que generamos en el día a día. Esta 'filosofía de vida' no solo busca la reducción y la no generación de residuos, sino que también se replantea el modelo de consumo actual.

Aunque de primeras la palabra 'cero' resulte abrumadora, pues es difícil imaginar no generar, literalmente, ningún residuo , Claudia Barea, coautora de 'Zero waste para chicas con prisas' (Zenith) anima a empezar poco a poco. «Hay gente que, por ejemplo, tiene problemas de piel y no quiere cambiarse a los cosméticos sólidos, así que tira por otra vertiente del 'zero waste'. O por ejemplo, gente que vive en lugares remotos donde les resulta imposible comprar comida a granel, y prefieren dejar de consumir ropa 'fast fashion'», explica la autora.

Para empezar, su consejo principal es analizar nuestras compras y residuos habituales. «Así, tendrás una base de por dónde empezar a reducir », asegura. El siguiente paso, explica, es contar con kits de compra o consumo 'zero waste' a mano: un porta-bocadillos para el trabajo, tarros de cristal para comprar a granel... «También, piensa en cómo aprovechar lo que ya tienes en todos los sentidos. Por ejemplo, un pañuelo de tela puede ser tanto un accesorio para el pelo como para tu bolso, o un envoltorio tipo 'furoshiki' para los regalos de Navidad», asegura Barea.

No dejarse llevar por la ecoansiedad

«La clave de todo está en pararse a pensar. En tomarse un momento para hacer la reflexión de cómo y en qué mundo quieres vivir », asegura Georgina Gerónimo, la otra coautora del libro. Además, recomienda tomárselo con calma, pues asegura que el 'zero waste' se practica pasito a pasito y sin presiones. «Hay que cambiar poco a poco aquellas cosas en las que podamos aportar y no dejándonos llevar por la ecoansiedad», dice.

Claudia Barea reincide en la idea de que todo esto requiere un esfuerzo progresivo, pero no necesariamente rápido. «Por ejemplo, puedes empezar po r buscar sitios en tu localidad donde puedas comprar con tu propio envoltorio o contenedor », indica y añade que «cambiar hábitos tan arraigados en nuestro día a día no es fácil, pero a la larga vale la pena».

Georgina Gerónimo

Aunque hay veces que la gente se anima a empezar con la reducción de residuos en el plano de la alimentación, hay otras vertientes, como la de la moda o la higiene personal, que generan más reticencias. Uno de estos escenarios es el de llegar a tener una menstruación sostenible. «Nuestra sociedad está muy acostumbrada a tenerlo todo fácil, accesible y a la de ya», asegura Barea, que indica que, en el caso de la industria de la higiene íntima, «a las personas que menstrúan nos han acostumbrado a tener un contacto mínimo con nuestra regla , como si fuera algo sucio, cuando realmente es algo tan natural como que se nos caiga el pelo». «Puede ser una de las razones por las cuales nos cueste pasarnos a la copa o a las compresas de tela », comenta.

Georgina Gerónimo

Otro de los ámbitos donde hay también ciertos reparos de primeras es en el caso de la industria de la moda. Argumenta Barea que tenemos una sociedad en la que la moda es altamente pasajera . «Ahora compramos más y llevamos menos lo que tenemos en el armario». Por otro lado, comenta que una pieza de ropa cuyo algodón es de cultivo próximo y que ha sido hecho por personal pagado dignamente siempre será de un coste más elevado, lo cual a veces cuesta aceptar.

Una de las sensaciones que puede tener alguien que se inicia en el 'zero waste' es que su trabajo cae en saco roto, pues aunque se trabaje a nivel individual, muchas veces las empresas todavía no tienen buenas (y eficientes) políticas medioambientales. «Es muy triste cómo a nivel gubernamental se señala tanto a la sociedad de clase media para cambiar hábitos cuando 100 empresas a nivel global han sido la fuente de más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero desde 1988», dice Claudia Barea. Aun así, hace hincapié en que nosotros como consumidores somos un agente de cambio muy poderoso . Sin embargo, la experta transmite una idea clara: que cada uno haga lo que pueda bajo sus circunstancias socioeconómicas. «Intenta no sentirte culpable por lo que no haces, sino orgulloso de lo que sí y lo que te propones alcanzar a medio o largo plazo», concluye.

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