Psicología

Luz de gas, el tipo de manipulación que Rocío Carrasco describe en su documental

Hacer luz de gas o 'gaslighting' a una persona implica una forma de abuso psicológico que consiste en manipular la percepción de la realidad de la víctima

Dónde ver los capítulos completos del documental de Rocío Carrasco

Hacer luz de gas es una forma de abuso emocional en la que se intenta manipular la percepción de la realidad de la víctima
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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«Estás loca y las hormonas y el embarazo te están afectando a la cabeza» o «los celos te están volviendo loca» son algunas de las frases que, según ha relatado Rocío Carrasco en el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' le decía a menudo su exmarido, Antonio David Flores, en la etapa en la que ella se quedó embarazada por segunda vez.

Este tipo de frases y también otras de uso más común como: «No hagas dramas de todo» o «Deja de ponerte siempre a la defensiva» pueden ser anecdóticas si se utilizan de modo esporádico o contextualizado, pero si forman parte del diálogo habitual en una pareja los expertos aconsejan activar las alarmas pues quizá podamos estar ante un caso de luz de gas o 'gaslighting'. Tal como explicó la psicóloga Laura Fuster recientemente en ABC Bienestar, hacer luz de gas es una forma de abuso psicológico que consiste en manipular la percepción de la realidad. El manipulador , a través de estrategias como por ejemplo negar algo que en realidad sí que sucedió logra sembrar la duda en la víctima, que ya no sabe qué creer y sufre cuadros de ansiedad, angustia o confusión.

Las tres etapas del efecto luz de gas

Para identificar si una persona está sufriendo este tipo de manipulación la experta explica que la víctima suele pasar por tres etapas: idealización, devaluación y descarte.

En la primera etapa, la de la idealización , la víctima siente admiración por la persona que le está haciendo luz de gas, de modo que le considera el compañero o compañera perfecto. «Es algo que puede pasar en el trabajo o en las relaciones de amistad, pero cuando se da en las parejas la víctima se enamora ciegamente del abusador y no le ve ningún defecto», explica Fuster.

Cuando la víctima pasa de ser una persona a la que su abusador adora a ser una persona que, según el criterio de su manipulador, no es capaz de hacer nada bien, pasa a una etapa de devaluación . Llega a sentir desesperación por intentar arreglar las cosas, al tiempo que comienza a sentir una profunda desconfianza en sí misma.

En la etapa de descarte el abusador emocional siente que ha logrado su objetivo y abandona a la víctima o, como mucho, mantiene la situación intentando compensar de vez en cuando con algún que otro momento positivo. Pero el problema es que su actuación ha generado unos vínculos emocionales fuertes por lo que la situación puede ser más dura para la víctima.

Los efectos sobre la víctima

La víctima del efecto luz de gas no solo se siente triste, insegura e inferior, sino que lleva a preguntarse si es demasiado sensible, débil o si en realidad no sabe disfrutar de la vida, según revela la psicóloga.

En cuanto a su comportamiento , intentará justificar constantemente de sus actuaciones mientras que su abusador se las arreglará para que esa persona termine pensando que lo que está pasando son imaginaciones suyas o que incluso debe disculparse por ello.

Las relaciones tanto con los familiares como con el círculo de amigos se deteriorarán, pues el manipulador habrá logrado que la víctima tenga una visión negativa de ellos.

Según revela Laura Fuster, este tipo de abuso emocional puede ser más difícil de detectar que un abuso físico tanto para la persona que lo sufre como para su entorno. Sin embargo, la experta invita a trabajar sobre unas pautas claras. Por un lado es importante reforzar los sentimientos pues, según aclara, nadie puede decirte cuáles son las emociones que debes tener ante determinadas situaciones y mucho menos debe uno disculparse por estar triste o por ser sensible. Y por otro, es fundamental recuperar las relaciones sociales , hablar de lo que se está sintiendo y conocer otros puntos de vista, o incluso consultar a un profesional para identificar si lo que se está viviendo es una forma de manipulación.

Los rasgos comunes del manipulador

Algunos de los rasgos comunes de las personas que podrían estar llevando a cabo este tipo de manipulación denominado luz de gas son, según revela Fuster:

Mienten a menudo y lo hacen de una forma tan contundente que pueden llegar a hacer dudar de la realidad a la víctima.

Niegan la realidad si esta no les conviene aunque existan pruebas por todas partes y lo hacen con tal vehemencia que la víctima puede acabar aceptando su opinión.

Primero te machacan pero luego te halagan . Dirán que exageras, que estás loco, pero después intentarán compensar con un momento cariñoso o un refuerzo positivo.

Intentarán que te sientas pequeño o inseguro con algo sobre lo que ellos también se sienten inseguros.

Llevan la manipulación al entorno y son capaces de mentirles para ponerles en tu contra o, incluso, pueden llegar a convencer a la víctima de que sus seres queridos no son de fiar.

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