Trastornos del sueño

Por qué tenemos más pesadillas durante el confinamiento

Los expertos explican que los malos sueños son habituales en contextos de estrés, incertidumbre, angustia y ansiedad

Consumir noticias sobre la amenaza del coronavirus poco antes de dormir puede reducir la calidad del sueño y aumentar la frecuencia de las pesadillas
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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Si estás leyendo estas líneas es probable que seas una de las personas cuyos sueños han recibido la desagradable visita de las pesadillas durante el confinamiento . Lo cierto es que no son pocos los casos de «malos sueños» en estos días. Y la explicación está en el contexto que nos ha tocado vivir pues, como revela el Dr. Oscar Larrosa Gonzalo, neurofisiólogo clínico, experto en medicina del sueño y miembro de Top Doctors , las pesadillas son más frecuentes en las situaciones de estrés , angustia , preocupación , miedo , alteración del ánimo y estrés prostraumático .

A esto hay que sumar el efecto psicológico de las noticias relacionadas con la pandemia (número de contagiados, fallecidos y pacientes graves) y las consecuencias del propio confinamiento. Ambos provocan una sensación de ansiedad y angustia que se refleja tanto en el sueño (más casos de insomnio) como en los sueños (mayor frecuencia e intensidad de las pesadillas), como asegura la Dra. Milagros Merino, miembro del Comité Científico de la Sociedad Española de Sueño (SES) y la Unidad de Trastornos Neurológicos del Sueño (Hospital Universitario La Paz, en Madrid).

Para qué sirven las pesadillas

Las pesadillas, tal como define la Dra. Merino, son ensoñaciones de contenido extremadamente desagradable (supervivencia, seguridad o integridad física propia o de seres queridos) que son recordadas al despertar, que causan «incomodidad», «molestia» o «malestar y que, si aparecen de forma recurrente, constituyen un trastorno de sueño.

Su función o sentido, no obstante, sigue siendo objeto de estudio. Una hipótesis que se cita a menudo es la que planteó hace casi 20 años el neurocientífico cognitivo y psicólogo finlandés Antti Revonsuo , quien sugirió que la función biológica del sueño consistía en «simular eventos amenazantes y ensayar la percepción y la evitación de amenazas en un entorno más seguro que la vida de vigilia».

En la actualidad existen hipótesis, tal como explica el Dr. Larrosa, que llevan a pensar que las pesadillas frecuentes aparecen debido a la «alta activación del temor y las respuestas emocionales durante el sueño provocada por la excesiva disfunción reactiva de ciertos circuitos neuronales», mientras que las pesadillas ocasionales, según aclara el experto, tienen una capacidad reguladora de las emociones.

Sobre la posibilidad de que fueran un «simulacro» de la vida de vigilia, el experto opina que solo en el caso de que fueran ocasionales o temporales podrían contribuir a mejorar la adaptación ante esas situaciones cuando la persona esté despierta.

Para la Dra. Merino, sin embargo, las pesadillas no cumplen una función específica, si bien señala lo que sugiere la neurociencia que atribuye a las ensoñaciones la capacidad de consolidar la memoria , favorecer el aprendizaje , contribuir a la maduración cerebral , regenerar neurotransmisores e intervenir en los procesos en los que un sujeto tiene conciencia de sí mismo y del entorno.

Cómo y cuándo se producen las pesadillas

Las pesadillas aparecen más frecuentemente en la segunda mitad de la noche, durante la fase de sueño REM, en la que la actividad cerebral está más activa que en otras, con actividad mental (ensoñaciones) y movimientos oculares rápidos como si estuviésemos despiertos, pero con una ausencia de tono en la mayoría de los músculos del cuerpo. «Todos soñamos a diario pero habitualmente no recordamos lo soñado salvo que nos despertemos inmediatamente después», explica la Dra. Merino.

Según el Dr. Larrosa algunos de los factores que pueden influir en su aparición, además de las situaciones de estrés y ansiedad citadas, son la irregularidad en los horarios del sueño , los pensamientos negativos o el consumo de información dramática cuando se acerca la hora de dormir y el aumento del consumo de alcohol, hipnóticos (cuyo consumo está aumentando) y estupefacientes.

También pueden surgir, como añade la Dra. Merino cuandos e produce la privación crónica de sueño (provocada, por ejemplo, por apneas) o por el consumo de algunos fármacos. Además, aparece de forma recurrente en los sujetos que se encuentran en un estado de «hiperalerta». Son más frecuentes si se padecen ciertas patologías psiquiátricas o trastornos de sueño y existe además un componente genético, pues se sabe que se dan en mayor medida si hay antecedentes familiares .

Prevención de las pesadillas

Algunas fórmulas sencillas que pueden funcionar pueden ser mantener horarios de sueño regulares , evitar las cenas pesadas y tardías o iniciarse en la meditación. Y en el contexto actual es importante, según propone el Dr. Larrosa evitar ver o leer noticias sobre la situación poco antes de la hora de acostarse.

La experta de la Sociedad Española del Sueño explica que se emplean técnicas de modificación del contenido de la ensoñación (mediante dibujos), técnicas de afrontamiento de la pesadilla o técnicas de relajación. «Cuando estas estrategias no han sido eficaces, debemos recurrir al tratamiento farmacológico », indica.

Existe otra vía de abordaje, a través de los denominados «sueños lúcidos» , que son, según explica la Dra. Marino, un tipo de ensoñaciones en los que el sujeto es consciente de que está soñando y es capaz de controlar el curso del contenido. «Los sueños lúcidos tienen una base neuroanatómica y neurobioquímica, y tienen una aplicación clínica en el tratamiento de las pesadillas, convirtiéndolas en ensoñaciones no desagradables. Esto se consigue con entrenamiento y pueden minimizar la frecuencia, intensidad y distrés psicológico de las pesadillas», explica.

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