Psicología
Puede que seas un analfabeto emocional y no lo sepas
Las psicólogas Gema Sánchez Cuevas y Valeria Sabater repasan en «Pon corazón a tu cerebro» las claves del universo emocional para mejorar nuestras relaciones
Puede que sean hábiles en el dominio de múltiples competencias, puede que tengan los títulos académicos a pares e incluso puede que tengan una inteligencia por encima de la media, pero les cuesta gestionar emociones como la ansiedad, la rabia o el miedo a la vergüenza. Los analfabetos emocionales son aquellas personas que no comprenden bien sus emociones y eso les causa un creciente malestar psicológico . Y atención, porque no estamos hablando de personas frías, duras, calculadoras y poco empáticas, sino de algo que va mucho más allá y que conocen bien las psicólogas Gema Sánchez Cuevas y Valeria Sabater, autoras del libro «Pon corazón a tu cerebro. Entiende tus emociones para vivir mejor» (de La mente es Maravillosa para La Esfera de los Libros).
Las autoras de esta guía para entender las emociones distinguen tres perfiles que podrían definir al analfabeto emocional, al que describen como «una persona que desconoce o que tiene muy poco contacto con el universo emocional». Según Sánchez Cuevas, estos perfiles encajan con el analfabetismo emocional:
Los «caballeros blancos» . «Esas personas que están disponibles para todo el mundo menos para ellas mismas, es decir, que priorizan las necesidades de los demás y dicen sí a casi todo lo que les piden», explica la psicóloga, quien precisa que, en este caso, en realidad lo que sucede es que suelen esconder sus emociones y decepciones para aparentar ser fuertes y estar disponibles. «Y esto conlleva un coste», aclara.
Los «corazones de cristal». Son personas muy sensibles, con alta empatía pero también con un alto contagio emocional . «Se contagian en seguida de las preocupaciones, las angustias y las necesidades de los demás, pues todo lo personalizan», define Sánchez Cuevas. El problema es, según explica, que se sienten mal porque no suelen tener claro el límite entre ellos y los demás.
Los «guerreros con corazas ardientes» . Suelen ser personas con alta resolución y motivación, pero que no ven más allá de su punto de vista. Su lema es, según explica Sánchez Cuevas, «estás conmigo o contra mí» y la cuestión es que tiene la inteligencia emocional de un niño de tres años por lo que suelen enfadarse y frustrarse a menudo.
Aunque estos perfiles permiten identificar a un analfabeto emocional, las psicólogas afirman que en realidad puede serlo cualquier persona que desconozca el mundo emocional y no sepa muy bien qué quieren decirle sus emociones y para qué sirven. En cuanto a las consecuencias, la experta precisa que la huella del analfabetismo emocional suele ser el sufrimiento , la angustia y un estado de apatía y desgana que produce el hecho de no saber bien cómo se siente uno y qué ocurre en su interior.
¿Qué hago si soy un analfabeto emocional?
Si al leer este artículo te has sentido identificado con alguno de los perfiles o te has planteado que podrías ser uno de ellos, lo primero que debes hacer, según aconseja Gema Sánchez Cuevas, es interesarte por las emociones y aprender de ellas. Debes saber qué son las emociones, qué quieren decirte y para qué funcionan . «Pero no solo aquellas que te hacen sentir bien, sino todas. Pues a menudo solemos obviar aquellas con las que nos sentimos incómodos», comenta.
El enfado, la ira, la frustración... y todas las emociones incluyen un mensaje que es importante por lo que en lugar de dejarse llevar por ellas, la experta aconseja detenerse y descifrar qué quieren decir sobre uno y sobre sus necesidades. «Suele costar aceptarlo, pero lo que sentimos es nuestra responsabilidad. Somos nosotros quienes tenemos que gestionar esas emociones», afirma la autora de «Pon corazón a tu cerebro», una guía en la que se aportan herramientas y recursos para regular las emociones en nuestra relación con los demás.
¿Y si es mi pareja o está en mi familia?
La convivencia con los analfabetos emocionales no suele resultar sencilla. La razón de esta dificultad reside, según la psicóloga Gema Sánchez Cuevas, en que para ellos solo existe su realidad, un punto de vista y lo que ellos consideran mejor. «Suelen estar frustrados, tienen muchos cambios de humor y no comunican bien, por lo que hay que averiguar siempre qué quieren y cómo se sienten», describe.
Por eso es probable que, según vaticina la psicóloga, sus comportamiento tenga un efecto secundario en nosotros. Pero para minimizar este impacto la psicóloga recomienda mantener la calma , mostrarse firmes y tener presente cómo son. «La clave es no dejarse llevar por su inestabilidad ni ponernos a su nivel. Debemos mantener la templanza », asegura.
También es importante a la hora de relacionarnos con ellos o de pedirles algo que le hablemos de forma concreta y específica, señalándoles lo que nos molesta y cómo nos hace sentir, en lugar de emplear expresiones vagas, imprecisas o generales. «Hay que facilitar el diálogo y hacerles entender que también tenemos necesidades», propone Sánchez Cuevas.
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