Psicología

Lo que necesitas de los otros para ser mejor

En el libro «Cabeza, corazón y manos» el autor Álvaro González Alorda habla sobre cómo emprender un viaje hacia nuestro desarrollo personal

La figura del mentor es esencial para nuestro desarrollo personal Unsplash
María Alcaraz

María Alcaraz

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Hay veces en las que con tener una idea clara no es suficiente. Incluso aunque lleguemos a sentirla, puede que no lo consigamos. Hasta que no se materializa, hasta que no fluye por nuestro interior y se nos escapa por la punta de nuestros dedos, no se hace realidad. De este pensamiento (tesis, teoría...) nace «Cabeza, corazón y manos» , el nuevo libro de Álvaro González Alorda, profesor especializado en la transformación de organizaciones.

Pero con el libro lo que busca no es la transformación de una organización, sino la transformación personal . «A tu cabeza le parece razonable, a tu corazón deseable, pero te cuesta bajarlo hasta las manos». Esta es la frase del libro que el autor señala como resumen de su tesis, pues para él la transformación personal tiene que llegar a «nuestras manos» para ser tangible, y este es un paso que muchas veces nos es complicado.

Álvaro González Alorda ABC

«Trabajamos la idea intelectual, la "bajamos al corazón", pero nos cuesta hacerla real. Aunque creamos que hemos cambiado, si no "llega a las manos" este cambio no sirve para nada», comenta González Alorda.

Según expone el autor, la transformación de la que hablamos, la propia, esa que nos ayuda a ser mejores, tanto a nivel laboral como personal, actualmente se basa en el «turismo académico» y las charlas motivacionales, un modelo que considera caduco. «No podemos pensar que nos desarrollamos por asistir a un curso. Son herramientas valiosas pero su impacto para nuestro autodesarrollo es bastante bajo», afirma González Alorda y añade que estas herramientas «nos dan ideas, conceptos y modelos» pero se tiene que trabajar algo más para conseguir «mover» a una persona.

Para que una transformación sea realmente beneficiosa, la base debe ser el autoconocimiento . «Necesitamos ser el protagonista de nuestro desarrollo, no podemos cambiar si no nos conocemos», afirma el profesor. Para ello, para reconocer las posibilidades de desarrollo que presenta nuestra personalidad, comenta el autor que debemos hacer un diagnóstico de nuestra situación, y para ello necesitamos buenas herramientas.

La importancia del mentor

Una figura muy importante para ese desarrollo es la del mentor. Este, que en el libro ocupa un lugar muy importante –la historia se desarrolla desde el punto de vista de Sara, una mujer que acude a un programa de mentoring online – es esencial para nuestro avance. «Muchos de nosotros formamos parte de la «Generación puente», aquella que se ha tenido que enfrentar una transformación digital , y para enfrentarnos a muchos de estos cambios necesitamos ayuda», explica el autor, que también señala que la figura del mentor es «una persona que inspira, nos ofrece energía para avanzar y gracias a él, conseguimos nuestros logros más rápido que si lo hacemos en solitario».

Encontramos, dentro de todo lo que nos ayuda a fomentar y asentar nuestro autodesarrollo, dos pilares fundamentales para ello. El primero es aprender a escuchar. «Prestar atención a los que dicen los demás es imprescindible para poder tener una perspectiva completa de la realidad», asegura Álvaro González Alorda, que incide también en la importancia de esta «cualidad», ya que el diálogo es parte fundamental no solo en las relaciones, sino también en nuestro desarrollo como personas. «Cuando no escuchamos, es más fácil que nos exploten los conflictos en la cara», dice.

La «dieta intelectual»

El otro punto importante es tener una amplia «dieta intelectual», y advierte el profesor del riesgo de que esta sea diseñada por un algoritmo y no por nosotros mismos. «Corremos peligro de que todos tengamos la misma dieta intelectual. Por ello es muy importante tener un abanico de lecturas amplio y formado por nosotros mismos», comenta.

Para diseñar esta «dieta», el autor explica que es importante encontrar un buen equilibrio con la ficción: «El mundo de la ficción es muy interesante, pero debemos tener disciplina para no solo elegir libros que nos ayuden a desconectar, sino también libros con los que aprender».

Asimismo hace hincapié en que, al tener un buen hábito de lectura, aprendemos a escribir, lo que nos lleva automáticamente a pensar. «Es así como tenemos un entendimiento más profundo del ser humano y por ende, de nosotros mismos», concluye.

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