Psicologia

¿Qué pasa cuando dices «no» y por qué estan importante para la autoestima?

Los psicólogos Inés Santos y Jesús Matos explican cuáles son los beneficios de expresar emocionalmente nuestros deseos o nuestras inquietudes

Decir que «no» ayuda a mejorar la autoestima.

Inés Santos / Jesús Matos

Es curioso pensar que entre los 2 y los 4 años tenemos la necesidad de decir a todo que «¡no!» y que pasado ese tiempo y sobre todo cuando somos adultos en realidad nos cueste tanto pronunciar esa palabra... Esa fase que se produce en ese momento de la infancia suele conocerse como «fase del no» y se da porque a esa edad, de repente, empezamos a tener conciencia de nuestra existencia como seres independientes y necesitamos decir que «no» como forma de definirnos.

Pero después con los años y con las presiones sociales a algunos se nos olvida lo que significa este monosílabo y cómo usarlo. Pensamos que aliándonos con el «archienemigo del no»: el «sí», caeremos mejor a la gente y tendremos menos conflictos sociales . Pero eso no es así pues lo que tal vez no sepamos es que «el no» es nuestra mejor arma para defender y para proteger nuestros intereses y derechos. Y cuando le dejamos caer en el olvido perdemos de vista poco a poco lo que somos y lo que queremos.

Saber usar el «no» no es ser negacionista, es ser asertivo . Y con esto no nos referimos sólo a decir «no», también nos referimos a saber dar y recibir críticas respetando los derechos de los demás.

Una buena autoestima va de la mano con respetarse a uno mismo y para ello hay que decir de vez en cuando un sonoro «no».

Otro de los grandes beneficios del «no» es que funciona como un filtro natural para detectar a aquellas personas que no nos hacen del todo bien. Cuando de vez en cuando decimos que no a alguien el otro puede responder de varias formas. ¿Cuál podría ser la más perjudicial para nosotros? Te invitamos a adivinar cuál de estas frases podría corresponder a la de la persona dañina:

a) la otra persona se molesta ligeramente pero respeta la respuesta;

b) la persona no acepta la negativa y presiona o chantajea para que accedas.

Efectivamente. Has acertado. Cuando los demás aceptan nuestras negativas nos están queriendo como personas libres y, aunque no estén de acuerdo, hacen un esfuerzo por entender nuestras razones y por respetar nuestras decisiones.

Lo más sorprendente de todo es que solemos pensar que para decir que «no» hay que dar grandes explicaciones para que el otro no se enoje y nos liamos dando vueltas y dando razones interminables para que nos «entiendan». Pero lo normal es que con una pequeña explicación de cortesía las personas reaccionemos muy bien al «no», y mucho más cuando hemos expresado cómo nos sentimos entre medias. Hablar desde el punto de vista emocional siempre facilita la comprensión al receptor .

Sobre los autores

Inés Santos y Jesús Matos forman parte del equipo de «En equilibrio mental» (psicología basada en la evidencia). Santos es, además de psicóloga, máster en Psicología Clínica basada en la evidencia y titulada en «Terapia de Conducta Infanto-Juvenil» y «Orientación y atención en crisis». Es supervisora en el Servicio de Atención Psicológica Telemática PsiCall de la UCM y es autora de la «Guía contra el discurso de odio y radicalización».

Por su parte, Jesús Matos es Máster en psicología clínica y de la salud (UCM) y en Psicología Legal y Forense (European Foundation of Psichology). Es autor del libro «Buenos días, Alegría» (Zenith), director de la web enequilibriomental.net, colaborador de medios científicos especializados y ponente en numerosos congresos nacionales e internacionales.

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