Oler, mirar y sentir cerca el océano reduce la ansiedad y ayuda a tomar decisiones

La cercanía al mar ayuda a desconectar, favorece la concentración y el pensamiento creativo, mejora la cognición y la toma de decisiones y contribuye a nuestra calma con sus cualidades relajantes

Estar cerca del océano aporta beneficios físicos y mentales.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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«Muchas personas atacan el mar, yo le hago el amor». Esta frase de Jacques Costeau , el oceanógrafo, biólogo marino, investigador y gran divulgador de las maravillas del mundo subacuático, es oportuna en el Día Mundial de los Océanos , una fecha promovida por Naciones Unidas que este año tiene como lema 'El océano: vida y medio de subsistencia' y cuyo objetivo es recordar el importante papel de los océanos en la vida cotidiana como pulmones del planeta, fuente de alimentos y medicinas y parte fundamental de la biosfera. Pero además estar cerca del océano reporta beneficios psicológicos y efectos positivos tanto a nivel físico como mental, según explica Aída Rubio, directora del Servicio de Psicología en TherapyChat, especialmente en un contexto de pandemia, en el que una gran parte de la población que visitaba con frecuencia las zonas costeras se ha visto obligada a pasar mucho más tiempo de lo habitual lejos del mar. «Cuando estamos en entornos naturales, como el océano, experimentamos mejoras en el estado de ánimo, pero también en el sistema inmune y en la presión arterial. Existen, de hecho, investigaciones que vinculan los entornos naturales con la disminución del estrés y la depresión», precisa Rubio.

Pero además de este efecto positivo global, los expertos de Therapychat describen otros beneficios como su capacidad para ayudarnos a desconectar, aumentar la concentración y el pensamiento creativo; su efecto sobre lo mejora de la cognición y la toma de decisiones; su influencia sobre el aumento de la conciencia sobre el entorno y sobre nosotros mismos y sus cualidades relajantes. Veamos cada una de ellas.

Ayuda a desconectar

A veces nos vemos inundados por cadenas de pensamientos negativos que interfieren en nuestro estado de ánimo. El océano ayuda a cortar estas dinámicas gracias a tres factores. El primero tiene que ver con el propio estado de relajación que provoca. El segundo se da porque mejora el funcionamiento de la corteza prefrontal y el último se debe a que cuando estamos ante el océano o el mar, normalmente estamos saliendo de los entornos habituales en los que se generan nuestros mayores problemas del día a día. Y esto supone, por lo tanto, un descanso en nuestra rutina.

Aumenta la concentración

Ese estado de calma que propicia la contemplación del océano contribuye a que podamos concentrarnos con más facilidad. Como explican en Therapychat, cuando nos encontramos calmados, podemos dirigir nuestra mirada hacia nuestro interior, por lo que podemos concentrarnos mejor y, así, mejorar nuestros procesos reflexivos.

Mejora la toma de conciencia

El mar induce un estado meditativo leve, lo que contribuye a que seamos capaces de tomar una mayor conciencia no solo de nuestro entorno sino también de nosotros mismos. Este estado se define, tal como aclara Rubio, como una actitud de estar, simplemente, en el momento presente. Esto supone que disminuyen los juicios que podamos establecer sobre lo que estamos percibiendo y eso nos lleva a una menor probabilidad de ocupar ese momento con ansiedades futuras o memorias del pasado.

Impulsa la toma de decisiones

Los ambientes naturales, especialmente el mar, permite oxigenar mejor el cerebro. El aire que respiramos es más puro y eso estimula un mejor funcionamiento de la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones, del razonamiento y de la evaluación de las situaciones.

Tiene efecto relajante

El mar es un poderoso bálsamo para la mente. Solo con observarlo y con escuchar el sonido de las olas en calma o aspirar su aroma, puede contribuir a aumentar la relajación, pero es que, además, relaja físicamente también cuando nadamos en él, pues nuestro peso es más liviano. No es de extrañar que las imágenes y los sonidos del mar sean uno de los recursos más usados para apoyar los ejercicios de meditación y para inducir el sueño a aquellos a los que se les resiste.

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