Psicología

Laura Chica, sobre el autoamor: «Si te conocieras realmente, te querrías mucho más de lo que te quieres»

La psicóloga Laura Chica desarrolla su método para trabajar el «autoamor» en un libro con herramientas prácticas para aprender a escucharse, entenderse y cuidarse

Laura Chica, psicóloga y autora de «Autoamor»
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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«Autoamor» . Nombre masculino singular. 1. Amor a uno mismo. 2. Amarte de forma incondicional más allá del contexto, mostrando respeto, cuidado y amor por ti. 3. Amor por uno mismo. Respeto, cuidado y amor incondicional. Más allá de la autoestima , que es una comparación social, el autoamor es el amor desde lo más profundo de uno mismo, al margen del entorno y de las circunstancias. Autoamor es sentir amor por ti. Esta podría ser la definición de «autoamor». Pero lo cierto es que no, que la palabra «autoamor» no figura en el diccionario ni cuenta con el beneplácito de la RAE... «Todavía», precisa la autora de este concepto, la psicóloga y especialista en gestión del talento Laura Chica, que está convencida de que más pronto que tarde figurará no solo en nuestro «emocionario», sino también en nuestro vocabulario. De hecho ya ha hecho la petición formal para que los académicos estudien esa posibilidad.

Acaba de publicar el libro que lleva precisamente este título «Autoamor» y en él nos muestra que la vida, los vínculos con los demás, la forma de amar, los éxitos y los sueños son un reflejo de la relación que se tiene con uno mismo y que por eso es tan importante aprender a escucharse, entenderse y cuidarse o, en definitiva, aprender a amarse pero sin condiciones. ¿Sin condiciones? Aprendemos con ella las claves de su método de «autoamor».

«Autoamor», de Laura Chica.

¿En qué se diferencia el «autoamor» de la «autoestima»?

Una de las definiciones de la autoestima que más usan los psicólogos es que se trata de la valoración que tú haces de ti mismo, por tanto estaríamos hablando de una comparación social. Digamos que, si tuviéramos que situar la autoestima en el cuerpo estaría en la cabeza. Pero el autoamor es el amor desde lo más profundo de uno mismo, al margen del entorno y de las circunstancias y estaría en el corazón. «Autoamor» es cuidar lo que eres, proteger lo que eres, respetar los propios sentimientos, hacer cosas que nos hacen sentir bien y dejar de hacer lo que nos hace sentir mal.

Siempre se me quedó corta la palabra autoestima. No es un concepto que use, no me representa. Cuando empecé a trabajar con todo aquello que nos lleva al amor a nosotros mismos de una forma incondicional, más allá del contexto y de las circunstancias, mostrando respeto y cuidado por uno mismo caminé sin saberlo hacia el concepto de autoamor que trasciende a la autoestima pues esta última se vincula con las circunstancias y el autoamor es incondicional.

El «autoamor» es algo que no nos enseñan y por eso he sentido la necesidad de definirlo, despiezarlo y darle forma.

Y si nunca nos lo enseñaron, ¿cómo podemos saber si tenemos que trabajar nuestro «autoamor»?

Podemos saberlo cuando nos rechazamos, cuando emitimos juicios sobre nosotros, cuando no nos apoyamos, cuando nos soltamos de la mano en momentos complicados, cuando no reconocemos nuestro valor individual y personal, cuando no creemos en nosotros ni en nuestro sueños... Siempre digo que en realidad la base de todo está en que en no nos conocemos «en esencia» porque si de verdad nos conociéramos no nos pasaría todo eso. Lo que nos falla es la mirada, hay que cambiar la mirada y hay que conocerse para mirarse con otros ojos.

¿Y por dónde se empieza?

El «modelo 10A» que incluyo en el libro recoge las partes claves que forman el concepto de «autoamor», un todo que se refleja en tres dimensiones del ser: (cómo me relaciono conmigo, cómo me relaciono con los demás y cómo me relaciono con la vida. Pero además dentro de cada una de las partes siempre debemos seguir un mismo camino, que empieza con el momento en el que me doy cuenta de lo que está pasando y que sigue con el modo en el que voy transitando ese camino hasta llegar a amarme más. Este es un proceso que he descrito así: poner luz, observar, comprender, abrazar y amar . En ese orden. Así, poner luz es poner consciencia, es decir, me doy cuenta de que me estoy rechazando, de que estoy en juicio conmigo continuamente, de que no me estoy amando y de que no estoy creyendo en mí. Ese «me doy cuenta» es poner luz. Desde ahí me observo y observo mi comportamiento. Después me comprendo (sin juicio) porque todo lo que somos es el resultado de un camino de aprendizaje adquirido a lo largo de nuestra vida. Luego me abrazo y abrazo lo que soy (que es el paso más complicado porque tendemos a rechazar lo que no nos gusta) y a partir de ahí es cuando aprendo a amarme. Ese camino es un ciclo que va unido a cada uno de los elementos del modelo 10A. Si soy capaz de poner luz y comprender de dónde viene algo que me hace sufrir o que activa una herida es inevitable que me abrace porque entiendo que no es algo reactivo sino que viene de una parte de mi.

Cuando rechazamos una parte de nosotros, nos estamos rechazando completos. Y eso lo hacemos a menudo. Pero eso no es autoamor. Tenemos que aprender a integrar lo que no nos gusta para amarnos de verdad. Vivir el autoamor no consiste en pensar si «lo tengo» o «no lo tengo», sino que se trata de ir cada día avanzando un poquito más hacia ese concepto a través de pequeñas acciones y con todo lo que soy de modo que me vaya acercando un poquito más a mí. Lo más bonito de esto es que es un camino.

Además del «modelo 10» aportas 55+1 claves que ayudan a transitar ese camino. ¿Cuáles son importantes en el contexto que estamos viviendo?

El respeto a los tiempos de cada uno y a los procesos de cada uno, sin compararlos y respetando los ciclos y los fines de ciclos. Cuando algo termina en la vida pero nos quedamos aferrados a ello porque nos da miedo asumir que debemos volver a empezar (sea trabajo o vinculación emocional), es importante entender entender que tu «yo» de ayer no tiene por qué ser tu «yo» de hoy. Autoamor también asumir y aceptar desde el amor que un ciclo ha acabado.

También son importantes otras cuestiones como: abrazar las sombras de cada uno o de lo que no nos gusta, el perdón a nosotros mismos, el «no juicio» a la historia personal o a nuestra propia vida y darse permiso a uno mismo para vivir, sentir y conectar con nuestro corazón, nuestra alma y nuestra intuición confiando en nuestras fortalezas.

Quizá aquella persona que aborde por primera vez este concepto piense en ello de un modo egoísta, cínico o incluso egocéntrico...

Creo que será una de las sorpresas que se lleven los lectores. No es un libro egoísta sino generoso. Cuando uno aprende a respetar sus propios plazos y procesos aprende que la misma o parecida circunstancia requiere un tiempo diferente en cada momento de la vida y también aprende a respetar los plazos y procesos de los demás. Por eso el autoamor, lejos de ser un acto de egoísmo o de cinismo, está relacionado con el amor a los demás desde el amor a uno mismo. Así, aprendo a relacionarme desde el amor con el mundo y con los demás en la medida en que aprendo a amarme a mí porque el amor es respetar y cuidar. Es un amor que se expande. ¿Cómo podría respetar, cuidar y atender a los demás si no sé hacerlo conmigo? Si no sé hacerlo desde lo amor, lo haré desde el miedo, la dependencia o la necesidad de que me amen. Pero eso es justo el camino contrario del autoamor.

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