Psicología
Cuidarte a ti mismo no es darte caprichos
Los antojos que nos permitimos, intentado conseguir sentirnos mejor, tienen más desventajas que beneficios
Hay días en los que nos sentimos tristes o desanimados e intentamos paliar esta desazón de una manera rápida. Es por ello que, sin pensarlo mucho, en busca de un confort, decidimos comprar algo que no necesitamos o nos entregamos a la comida basura. Eso que durante un breve momento nos ha servido de ayuda resulta una manera volátil de «consolarnos».
Cuando tomamos una decisión así, poco meditada y con un beneficio personal a corto plazo, nuestro cerebro funciona de manera atropellada: «Estos comportamientos son una reacción desmedida como consecuencia de un estado de ánimo , de una frustración mal gestionada, por un estado depresivo, o eufórico... se intenta salir de ese estado emocional incómodo manifestando una conducta inadecuada, que no resuelve nada y que nos puede generar problemas de salud física y mental», relata Vicente Prieto, psicólogo especialista en psicología clínica y director de la clínica del Centro de Psicología Álava Reyes .
El psicólogo Andrés Calvo, codirector de la Clínica de psicoterapia y personalidad Persum , explica que estos comportamientos radican de nuestro sistema límbico: «Es esta zona del cerebro la que, cuando nos encontramos mal, nos pide por ejemplo que nos vayamos a comer una hamburguesa. Es este sistema límbico, que es hedonista por naturaleza , el que le dice a quien tiene una adicción que vaya hacia ella, porque busca un beneficio inmediato».
En estos casos, estos comportamientos irracionales actúan como un sustitutivo emocional , que busca una regulación de nuestras emociones en ese momento, y que a la larga nos hace entrar en un bucle muy dañino. «Este estado dura poco tiempo y luego se tienen sentimientos de culpa, el estado de ánimo baja, y se vuelven a intentar resolverlo de nuevo con otro periodo de excitabilidad a través de la compra compulsiva o el consumo de alguna droga, por ejemplo», ejemplifica Vicente Prieto.
Estas conductas pueden llegar a ser muy frustrantes fuera de un corto plazo ya que siempre desembocan en un sentimiento desagradable. «Si yo me compro lo más caro de una tienda en un impulso, me voy a sentir mejor a corto plazo, y durante media hora soy feliz, pero luego me arrepentiré», dilucida Andrés Calvo.
Frente a estos comportamientos irracionales deben predominar los denominados autocuidados , comportamientos en los que, nosotros mismos buscamos nuestro bienestar a medio y largo plazo. «Hablamos de autocuidado cuando una persona focaliza su atención en mejorar los aspectos más relevantes de su vida y que le van a proporcionar un día a día de mayor calidad», explica el psicólogo Prieto.
¿Y en qué debe consisitir este autocuidado? Vicente Prieto pone ejemplos de como, nosotros como individuos, debemos centrarnos en diferentes planos de nuestra vida:
- Debemos cuidar de nuestra salud , a través del cuidado de nuestra alimentación, de esforzarnos por tener buenos hábitos de sueño, hacer ejercicio, tener las revisiones médicas en fecha... en definitiva, llevar un estilo de vida saludable.
- Es importante realizar actividades gratificantes a nivel individual o compartidas, como pueden ser la lectura, el cine, la cocina, viajar o salir a tomar algo.
- También debemos tener en cuenta amistades : estar pendiente de ellas, mantener un contacto frecuente, salir de vez en cuando y compartir cosas.
- Igual de importante es el cuidado de nuestras relaciones de familia y pareja , y esforzarnos por tener la relación más sana posible.
- También debemos decicarle una partícula al trabajo , cumplir con sus responsabilidades, pero también saber desconectar y gestionar bien nuestro tiempo.
Puede darse el caso de que, nos obsesionemos tanto con la consecución de estos autocuidados que, en vez de resultar beneficiosos para nosotros, se conviertan una exigencia que no somos capaces de cumplir. Así lo explica Andrés Calvo: «Hay ciertas personas, con personalidades patológicas, o personas muy obsesivas y exigentes, que cuando tienen una necesidad de control demasiado alta, convierten el autocuidado en un problema». Comenta que, al transformar el autocuidado en una búsqueda de excelencia, este se convierte en otro factor que nos hace sentir mal.
Para evitar no ser capaces de tener llevar a cabo la idea de autocuidado, u obsesionarnos tanto con cumplirla que se convierta en un objetivo imposible, Vicente Prieto da varias claves. En el caso de que hagamos gastos que no deberíamos por un impulso, explica que nos puede ayudar tener un presupuesto cerrado y no pasarnos de este. En el caso de la comida, afirma que «la comida no debe asociarse a un estado de ánimo» y que debemos comer de manera saludable «independientemente de lo que sintamos en ese momento». Pero, puntualiza que, tampoco «debemos ser demasiado estrictos» y si en cierto momento, de manera aislada, hacemos una compra o una comida que no teníamos previsto, «no hay ningún problema y debemos disfrutarlo».
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