Psicología
Cómo parecer simpático sin serlo: ¿se puede aprender la simpatía?
Es bueno saber detectar cuándo hacerse el simpático me esta llevando a guardarme opiniones, sentimientos o, en definitiva, a dejar de ser uno mismo
¿Sabías que la simpatía es una habilidad que se puede aprender? Esa persona que ves siempre sonriente y amable puede no haber sido así en su infancia pero, con el paso de los años, ha podido aprender a mostrar más cercanía social .
Noticias relacionadas
Estaríamos hablando de habilidades sociales , que son un conjunto de capacidades que nos sirven para relacionarnos con los demás y con el mundo que nos rodea. Podemos encontrar la escucha, el iniciar una conversación, hacer preguntas , pedir ayuda, pedir perdón, ser empático, etc.
Aprender la simpatía
Como hemos dicho, ña simpatía se puede aprender a través del desarrollo de las habilidades sociales y la asertividad . «En el caso de ser simpático , podemos desarrollar la habilidad de escuchar para poder entender mejor a la persona con la que hablo. Seguro que esto hace que el otro se sienta bien y mejore la imagen que tiene de mi. Todas las habilidades sociales pueden aportar a ser más simpático, por lo que su aprendizaje será muy importante», dice la psicóloga sanitaria y clínica Laura Fuster ( @laurafusterpsicologa ).
Será importante comunicarnos con la otra persona de una manera efectiva y entrenar la escucha activa, Para tener simpatía por alguien es importante ser amable pero también saber marcar nuestros límites y saber decir que no. «En nuestra consulta, vemos con frecuencia que estos puntos cuestan mucho trabajo a las personas y les crean relaciones complicadas y malestar personal», explica la experta de Psicólogos en Valencia .
Fingir la simpatía
Cuántas veces habremos tachado de hipócritas a aquellos que se han hecho los simpáticos cuando no va ligado a su personalidad. Sin embargo, esto no quiere decir que lo sean. Fingir la simpatía está a la orden del día, y puede darse por múltiples motivos: «En nuestra consulta siempre analizamos los pensamientos. Por ejemplo, puede ser que te muestres simpático aunque no te apetezca porque piensas que la otra persona se puede enfadar. En esta caso seguramente no expreses lo que sientes o piensas y esto puede generarte malestar. En este ejemplo concreto, ser simpáticos podría jugar en nuestra contra», comenta Laura Fuster.
Otro ejemplo podría ser el de ser simpático en el trabajo cuando no tienes un buen día: «En este caso el esfuerzo puede merecer la pena porque fomentas un buen ambiente laboral y puede beneficiarte en el caso de que coincidas con tu jefe», dice.
Por ello, solemos decir que el indicador es el malestar . Es bueno saber detectar cuándo hacerse el simpático me esta llevando a guardarme opiniones, sentimientos o, en definitiva, a dejar de ser uno mismo.