Psicología
¿Por qué mis amigos me caen mal aunque sean mis amigos?
Muchas veces nos encontramos en relaciones de amistad tóxicas de las que no sabemos cómo salir
Hannah, Jessa, Shoshanna y Marnie no se aguantaban, pero seguían siendo amigas. Ver a estas chicas, las protagonistas de «Girls» , a lo largo de los capítulos de la serie manteniendo una amistad a veces resultaba casi irrisorio. ¿Por qué aquellas chicas veinteañeras, que vivían en Nueva York, tenían una vida entretenida y conocían a infinidad de personas, se empeñaban en estar juntas si claramente no se caían bien? Y es que, dejar ir a las personas con las que hemos tenido una amistad no es nada fácil.
Las amistades son relaciones que establecemos a muy temprana edad, un precedente de nuestras relaciones románticas y, por ello, un pilar de nuestra vida. Son estas amistades las que nos moldean desde pequeños. Comenta Nadia del Real, psicóloga del Centro TAP, que nuestros amigos son «casi» nuestra primera forma de relacionarnos con el mundo, y que gracias a ellos empezamos a valorar la importancia del compromiso, la lealtad, la confianza, los secretos o la afinidad.
No debemos entonces menospreciar la importancia de las amistades, pues muchas veces tejemos relaciones mucho más duraderas, estables y reconfortantes que lo que llegan a ser las románticas. «Los amigos incluso influyen en la creación de nuestra propia identidad y cómo nos construimos hasta llegar a ser la persona que somos hoy en día», dice la profesional.
La amistad tóxica
Pero, al igual que nos pasa con nuestras parejas, o a veces nuestros familiares, llega un momento en que las amistades pueden deteriorarse, hasta llegar a convertirse en relaciones tóxicas. ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que tus amigos te caen mal , eso que le pasaba a las protagonistas de «Girls»? Ellas no eran capaces de cortar su relación «tóxica», y a nosotros nos puede pasar lo mismo.
El psicólogo Francisco Arenas, profesional de Doctoralia , dice que esta incapacidad puede provenir de la costumbre, o del miedo a sentirnos solos . Lo costoso que puede resultar reencontrarnos con nuestra soledad puede llevarnos a aguantar amistades que nos hacen daño y no nos hacen sentir a gusto, pero que «al menos son». «Un paciente me dijo una vez: "Sé que mi relación es una basura, pero es mi basura". Podemos resumirlo así», apunta el psicólogo.
En un primer momento, puede incluso resultarnos difícil reconocer la «toxicidad» de una amistad, ya que no solo es complicado, sino que tendemos a menospreciar la importancia de nuestras amistades y relegarlas a un segundo plano para dar protagonismo a las relaciones románticas. Aunque solo sea con amigos, muchas personas aguantan comportamientos e incluso maltratos, que les producen tristeza y estrés. «Muchos expresan el sentimiento de que dan más de lo que reciben, de que cuando están con determinados amigos se encuentran en un estado de tensión continua , y esas relaciones hay que cortarlas», asevera Francisco Arenas.
Abordar la ruptura
Una vez que somos capaces de identificar el daño que nos hace esa relación, puede resultarnos complicado cortarla, al igual que es difícil romper con una pareja. Por un lado, Arenas apunta que hay casos en los que no hace falta comunicar este malestar , sino que «tan solo es necesario dejar pasar el tiempo». Explica que no hace falta enemistarse con toda persona cuya compañía no nos interese. «Un recurso tan simple como mostrar cierta indiferencia, decir que ya tenemos un compromiso cuando se habla de quedar y no nos apetece, puede ser suficiente», opina el profesional. Por su parte, Nadia del Real dice que en estos casos «es básico tomarse el tiempo para reflexionar» y en caso de que se quiera cortar la relación, hay que poner en marcha mecanismos de comunicación y resolución de problemas.
Puede darse otra situación, aquella en la que, no es que ya no soportemos a alguien, sino que tengamos un amigo que forma parte de nuestra vida desde hace muchos años y sintamos cariño, pero con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que ya apenas tenemos cosas en común . «Llegar a esta conclusión no es fácil y sin embargo es la parte fundamental del proceso», dice Nadia del Real, que asimismo incide en la importancia de, si en algún momento tenemos esta sensación o pensamiento, no catalogarnos de «mal amigos» al percibir que nuestros intereses y formas de ver la vida distan y de ahí, querer cambiar la relación con una persona. La psicóloga refuerza la idea de que, aunque un amigo ya no forme parte de nuestro día a día, siempre puede quedar la certeza de que «cuentas» con esa persona si realmente la necesitas, pues los años y el cariño imperarán.
Complicado como el romance
La «ruptura» con un amigo puede ser complicada y dolorosa, a veces tanto como puede serlo la ruptura con una pareja sentimental. Así lo dice Nadia del Real, que también explica que hay muchas variantes que pueden entrar en juego en estos casos: «Los sentimientos pueden variar según quién sea la persona que decida poner fin, las causas por las que se hace, la manera de abordar esta ruptura, si ha sido por un problema completo o fruto del desgaste y distanciamiento...». Todo esto genera unas expectativas u otras y por ello, el tiempo de recuperación será mayor o menor.
Francisco Arenas explica que hay personas de las que no podemos prescindir fácilmente, ya que son personas que nos vienen dadas: nuestros familiares, nuestro entorno laboral o nuestros vecinos. En cambio, a pesar de que existen millones de personas en el mundo, terminamos teniendo un círculo relativamente pequeño de personas a las que consideramos buenos amigos. Son precisamente esos pocos amigos los que de verdad nos dolerá perder , en caso de que las cosas no vayan bien.
En uno de los últimos capítulos de «Girls» las cuatro chicas terminaban juntas encerradas en un baño durante una fiesta. Ya no pueden ocultar que se han distanciado y que cada vez tienen menos cosas en común. Ha quedado patente que, aunque quede cariño, no hay nada más que las una. Es entonces cuando, tras reconocer en alto que ya no son amigas, las cuatro se sienten aliviadas. Terminan el capítulo, su relación, la serie, bailando juntas en la misma sala y sin ninguna expectativa. Ahora que han dejado de martirizarse, de obligarse a formar un grupo, una amistad que no existe, se sienten libres.
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