Jesús Nieto Jurado
Aún llevo atragantada la gran novela madrileña, que me propongo en los días soleados
Ignacio Gallego Cubiles
Queda claro la necesidad de cerrar la puerta al ruido mental; ahí, en el centro del ser, podemos percibir al Dios que nos habita, como también lo recuerda San Pablo: «¿No sabéis que sois templo de Dios, que el Espíritu Santo habita en vosotros?»