Cuidados
Emocionario
Síndrome del nido vacío
La persona que puede tener el síndrome del nido vacío tiene que ser consciente de que lo tiene e intentar ver la situación de una manera positiva
El síndrome del nido vacío es la sensación general de soledad que experimentan los padres o tutores cuando uno o todos los hijos se van de casa, es decir, se refiere al conjunto de sentimientos y emociones que experimentan los progenitores en el momento que ven a sus hijos 'volar' del hogar.
Este síndrome no deja de ser un duelo ante una 'pérdida'. Se ha ido de casa esa persona a la que has visto crecer, has criado y que se ha hecho mayor y ya no convive más con ellos. Como buen proceso de duelo, tiene sus etapas de negación, ira, negociación, depresión y finalmente aceptación.
Normalmente el síndrome del nido vacío lo sufren más las mujeres que los hombres, pero lo pueden tener los dos. Hasta hace bien poco este síndrome era un problema más normal entre las mujeres porque muchas de ellas sentirían una falta de autorrealización, porque una gran mayoría dedicaba toda su vida a sus hijos y dejaban de lado otros roles de su vida como el de ser pareja, trabajadora, mujer, amiga, etc. Estas han podido tener una mayor dependencia hacia sus hijos y si estos se van de su lado puede aparecer el síndrome, una tristeza que si no se controla puede llevar a una depresión.
Esta dependencia tan grande de los hijos puede dar un síndrome del nido vacío, cuando estos ya adultos deciden 'volar' y hacer una vida independiente lejos del que ha sido su hogar por lo menos durante 18 años.
Un problema que existe actualmente en España es que como los jóvenes cada vez se van mayores de casa de sus padres a estos se les pueden juntar varias cosas, la tristeza por la marcha de sus hijos con su jubilación, los cambios hormonales, enfermedades o muerte de los abuelos. Pueden coincidir en poco tiempo una etapa familiar que esté enfocada a superar separaciones afectivas. Pero también es verdad, que en nuestro país el síndrome del nido vacío se padece menos que en países como Estados Unidos donde la separación es más de golpe. Para bien o para mal, en nuestro país seguimos manteniendo una relación muy estrecha con nuestros progenitores una vez que nos hemos ido de casa y el vínculo sigue siendo muy fuerte e incluso se establece el ir a comer allí un día a la semana o en algunos casos, incluso más días.
Hay que tener claro que el síndrome del nido vacío no es ninguna enfermedad, es un proceso que hay que saber gestionar para que no se convierta en un trastorno depresivo o de ansiedad.
La persona que puede tener el síndrome del nido vacío tiene que ser consciente de que lo tiene e intentar ver la situación de una manera positiva, ya que lo has hecho tan bien en el cuidado de tu hijo, que este ya es un ser independiente. Además, hay que liberarse del miedo a estar solos, volver a reencontrarse con la pareja (en los casos en los que hijos-pareja no haya estado equilibrado) y también con nosotros mismos.
Para evitar tener síndrome del nido vacío , hay que prepararse para el momento de la separación de muchas maneras. En primer lugar, es fundamental no desatender otros aspectos de tu vida cuando te metes de lleno en la crianza de tus hijos: no olvides cuidar la pareja y las amistades de la manera que puedas.
Hay que ver que la vida pasa por diferentes etapas y que llega una en la que los hijos que has criado con tanto cuidado se van de casa. Es importante también que los padres permitan y fomenten la autonomía de los hijos desde su nacimiento y en los diferentes momentos de su crecimiento.
Y para que la separación sea lo menos dolorosa posible hay que dejar que los hijos tomen sus propias decisiones una vez que se han emancipado y fomentar la comunicación con estos sin críticas ni reproches y así seguirán unidos a sus padres de otra forma.