Ocho hábitos para cuidar tu salud mental este verano
¿Tu verano no se presenta como el de los demás? ¿Todos quieren verte? Cuida de tu salud mental con los consejos de los expertos
Emociones
Saber decir que no, poder expresar una opinión contraria o defender los derechos y las necesidades propias son cuestiones claves en la comunicación adulta. La asertividad es precisamente la habilidad social que permite a una persona desenvolverse desde la serenidad y la honestidad en la defensa de sus propias necesidades manteniendo siempre el respeto a los demás. Lo contrario es causa de frustración y de baja autoestima.
Las alternativas al comportamiento asertivo se pueden dividir en dos grupos: la pasiva y la agresiva. La pasiva se muestra como la alternativa perfecta a corto plazo ya que evita el conflicto y parece, solo parece, eliminar la ansiedad de enfrentarse al problema. Sin embargo a medio y largo plazo no aporta soluciones. Por su parte, la conducta agresiva también simula resolver a corto plazo otorgando sensación de poder y permitiendo expresar las emociones . En una palabra, desahogarse. Pero este tipo de conducta suele ir acompañada de relaciones poco duraderas y de sentimientos de culpa a medio plazo.
La asertividad es imprescindible para expresar opiniones contrarias como quejas o desacuerdos pero también para hacer cumplidos que suenen verdaderamente como tales y no como palabras sin trasfondo. Para cuestionar la autoridad, dar una opinión o pedir favores a la vez que será la mejor aliada para negarse a hacer favores cuando su ejecución nos hace sentir incómodos o nos resulta inconveniente. En definitiva, para resolver los conflictos cotidiano s sin ningunear y sin ningunearnos. Se trata de una posición de ida y vuelta que favorece una dinámica de comunicación honesta entre las partes.
Las personas no nacen agresivas o pasivas y todas pueden aprender a ser más asertivas. Prepararse ayuda a convertir este comportamiento en algo automático y rutinario en nuestras relaciones personales. Para ello establece tu objetivo y prepara el diálogo estableciendo las ideas de con palabras concretas y específicas que dejen claro tu mensaje. Manifiesta cómo te hace sentir la situación y pide lo que necesitas para cambiarlo estableciendo las consecuencias y dejando margen para la negociación, de modo que el otro también pueda obtener un beneficio . Puedes hacerlo por escrito para clarificar tus propias ideas y no dejar espacio a una improvisación que te pueda llevar de nuevo a las actuaciones pasivas o agresivas.
Ayuda a establecer los objetivos
Elimina la frustración y los sentimientos de culpa derivados de la aceptación de comportamientos con los que no estamos de acuerdo
Mejora la percepción de uno mismo y de los demás
Elimina cuadros psicosomáticos y de ansiedad
Minusvaloración de los propios sentimientos
Culpa, ansiedad, baja autoestima, incluso depresión
Falta de confianza en uno mismo
Estallidos de ira
Ninguneo
Transtornos psicosomáticos
Tensiones en las relaciones personales