Supinador

Es la pisada menos frecuente, apenas el 10% de la población es supinador. Durante la pisada supinadora la mayor parte del peso del cuerpo se focaliza en el exterior del pie y suele darse por empeines altos o por fallos neuromusculares o falta de musculatura en la zona baja de la pierna. La supinación en exceso reduce la capacidad natural del pie para absorber impactos.

Aunque se puede hacer una primera aproximación con la observación de la pisada, para diagnosticarlo hay que acudir a un profesional médico ya que la pisada es mucho más compleja de lo que parece . Se puede producir una flexión plantar , una inversión o eversión y una pronación o supinación en una marcha normal del pie.

De partida, una pisada supinadora no tiene por qué suponer un problema, sino que es necesario observar el resto de la estructura de la extremidad inferior: cadera, rodilla, tobillo y musculatura así como conocer el deporte que se practique y escuchar al paciente si refiere sintomatología dolorosa. Por ejemplo, el 90% de los corredores suelen supinar de forma natural al apoyar el pie contra el suelo mientras que acostumbran a pronar al despegar.

Según el grado, la supinación puede derivar en lesiones moderadas o graves provocando lesiones en los tendones, músculos, torceduras, esguinces o fracturas. Con la supinación el pie pierde la estabilidad y se genera tensión excesiva en la cadena externa del muslo con lo que también se incrementan los problemas de rodilla o la posibilidad de sufrir calambres.

Para conocer ese grado, además del estudio de la pisada , que se hace de manera estática, hay que hacer el estudio biomecánico en el que se analiza la forma de pisar mientras se camina o se corre con complejos sistemas de grabación y programas informáticos. Una vez realizado el diagnóstico es posible que profesional recomiende algún tipo de plantilla con objeto de no forzar la articulación.