Cuidados

«Si un canon de belleza impuesto te hace sufrir, no te vale para cambiar tu rostro»

La doctora Gema Pérez Sevilla, cirujano y médico estético facial, invita a sumarse al «positive face», una corriente de pensamiento que busca el equilibrio entre la medicina, la cirugía estética y el bienestar interior

Dra. Gema Pérez Sevilla.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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«Quiero operarme para tener una cara como la de mi filtro favorito de Snapchat»... La Dra. Gema Pérez Sevilla, cirujano y médico estético facial, ha escuchado en su consulta peticiones de este tipo basadas en inquietantes estereotipos y protagonizadas por jóvenes que aseguraban necesitar cambiar urgentemente su rostro para quererse más. «Fox eyes», ojos irreales, boca de pato, pómulos y labios exagerados, ángulos prominentes... «¿Qué está ocurriendo en la sociedad y en las redes sociales para que jóvenes de entre 14 y 25 años dejen de quererse porque no cumplen los cánones de belleza que triunfan en Instagram o en Snapchat?», se pregunta. La cuestión es que, para la experta, la belleza del rostro tiene muchas caras, pero lo que debe hacer un profesional es encontrar la forma del rostro que más encaja con cada persona. Pero las redes sociales hacen en ocasiones un flaco favor tanto a los pacientes como a los médicos, pues crean estereotipos alejados de la realidad que acaban alterando la autoestima de esas personas e incluso les llevan a buscar en la medicina y la cirugía estética algunos cambios en su rostro o su cuerpo que pueden convertirse en auténticas aberraciones.

Para combatir esta tendencia y proteger a las nuevas generaciones de esa necesidad autoimpuesta de transformarse en aberrantes estereotipos, la Dra. Pérez Sevilla aboga por la filosofía del «positive face» , que defiende que cada persona tiene un rostro que se puede mejorar pero siempre respetando su esencia. «es lícito querer cambiar algo de nuestro rostro cuando no nos sentimos bien, pero siempre que lo hagamos de forma libre y respetando nuestras facciones básicas», aclara.

Algunas arrugas de expresión o defectos derivados de la genética o el estrés pueden hacernos parecer cansados, enfadados o reflejar una edad que no tenemos o que no sentimos y eso nos puede llevar a querer corregirlos. Y eso es lógico, pero a la hora de hacer esos cambios «no todo vale», según aclara la Dra. Pérez Sevilla pues esas correcciones deben hacerse cuidando la piel y las estructuras del rostro y respetando la funcionalidad de las facciones. «Debemos practicar medicina estética desde la libertad y desde la cordura, no desde la necesidad, la presión externa o la patología y mucho menos desde el pensamiento de que si no tienes la apariencia que ves en las redes sociales no eres digna o digno. Si un canon de belleza impuesto te hace sufrir, no te vale como referente para cambiar el rostro», propone.

Además, es importante tener en cuenta, tal como aclara la experta, que las modificaciones que se realizan en el rostro pueden cambiar la percepción que los demás tienen de nosotros y que los pacientes deben ser asesorados por los terapeutas de medicina o cirugía estética para entender cuál es la percepción que se asocia a cada cambio y cómo evolucionará esta con el paso de los años.

Sin embargo la doctora aclara que esos consejos basados en la coherencia y en el conocimiento de la autonomía no implican cuestionar o juzgar las decisiones de cada persona , pues la filosofía del «positive face» también apuesta por la libertad de elegir un tratamiento o cirugía estética para verse mejor. «Queremos normalizar y defender el derecho a someterse a cirugías y tratamientos médico-estéticos como una forma de cuidarse o retrasar el envejecimiento de las facciones, igual que cuando uno se tiñe las canas o se viste con ropa que le favorece», explica.

¿Tratamiento estético o cirugía?

La Dra. Pérez Sevilla se considera una cirujana «poco cirujana» pues es de la opinión de que todo lo que se pueda resolvar desde la medicina estética guiándose por la naturalidad, siempre será la primera opción pues la cirugía llega donde la medicina estética no puede actuar porque no es suficiente. Sin embargo, también aclara que algunas personas se empeñan en resolver con medicina estética algunos problemas que requieren cirugía. Un ejemplo es la flacidez el rostro pues, tal como aclara, no se consigue el efecto deseado si solo se actúa a base de rellenos. Otros pueden ser una papada o una nariz cuya forma pueda corregirse si no es con una rinomodelación.

Lo ideal, no obstante, es tener la posibilidad de acompañar, asesorar y guíar a un paciente a través de su envejecimiento para que entienda lo que se puede conseguir con naturalidad y lo que no y lo que puede hacerse de un modo racional y coherente.

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