Día Internacional del Yoga

Nueve gurús del yoga explican por qué les ha cambiado la vida esta práctica

Vanessa Lorenzo, Julia Arteaga, Keila Velón, Anna Alfaro, Carmen Aguilar, Blanga Balaga, Lucía Bretón, Verónica Blume y Rafa Veiga revelan cómo empezó su historia de amor con el yoga

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M. González / M. Alcaraz / R. Alcolea

Namasté... «El verdadero yoga no trata de la forma de tu cuerpo, sino de la forma de tu vida. El yoga no se realiza, se vive. Al yoga no le importa qué has sido; le importa la persona en la que te estas convirtiendo». Esta frase de Aadil Palkhivala , uno de los profesores de yoga más reconocidos a nivel internacional, recoge la esencia de esta práctica. Una esencia que también defiende Ramiro Calle , pionero en la enseñanza del yoga en España, y que recientemente defendió en ABC Bienestar haciendo hincapié en todo lo que no es el yoga: «no es deporte, no es una gimnasia exótica, no es calistenia, no es un culto, no es una religión, no es un dogma». Pero entonces, ¿qué tiene el yoga para atraer cada año a un mayor número de personas? Con motivo del Día Internacional del Yoga (21 de junio) consultamos a nueve figuras del yoga para saber cómo se iniciaron en la práctica y qué cambios experimentarios tanto en su mente como en su cuerpo gracias al yoga.

Anna Alfaro, (@byannalfaro)

Anna Alfaro, autora de 'Yoga para equilibrar tus emociones'. @Gurowitsch_creative

«Me acerqué a la práctica del yoga movida por un interés físico, de cuerpo. Buscaba algo que me permitiera mantenerme en forma pero que me gustara. Estaba cansada de los gimnasios, de salir a correr… no me identificaba con nada de todo eso. Buscaba algo físico pero bello . De pequeña había practicado rítmica, siempre fui una apasionada del baile, aún a día de hoy me encanta bailar y desde que lo probé (por tercera vez en mi vida, las otras dos veces anteriores no logré conectar con la práctica), me enamoré. Sentí que ese era mi nuevo baile. Recorrí todos los centros de Barcelona, probé, experimenté estilos, profesores y me quedé en un lugar con una profesora por casi 3-4 años, siendo bastante fiel al estilo (vinyasa), a la maestra y al centro. Luego empecé a experimentar y probé otros tipos de yoga, profesores, tanto de mi ciudad como de otras. También lo hago cuando viajo y también on line, ahora que hay tantas propuestas».

Vanesa Lorenzo (@vanesalorenzo_)

Vanesa Lorenzo, experta en yoga.

«Empecé a practicar en New York ashtanga vinyasa yoga. Lo que empezó siendo una práctica puramente 'deportiva' con el tiempo se ha convertido en un estilo de vida . Ahora disfruto más en profundidad de los beneficios de la práctica. Aun me queda todavía mucho por explorar y sentir ya que es una práctica con aprendizaje de por vida».

Julia Arteaga (@acromaru)

Julia Arteaga durante la práctica de yoga Cortesía de la entrevistada

«Tras pasar varios baches emocionales y crisis existenciales, mis seres queridos me obligaron a asistir a una clase de yoga ; casi me arrastraron. No fue 'amor a primera esterilla', pero los beneficios fueron apareciendo poco a poco. Vi que tenía que continuar con la práctica para ver un cambio real en mí. El yoga me cambió la vida completamente, incluso antes de hacerme profesora y comenzar mis viñetas en redes sociales y libros».

Keyla Velón, @keilayoga

Keila Velón.

«Empecé a practicar yoga de manera diaria hace 15 años, cuando descubrí en el Bikram Yoga una fuente de salud y vitalidad arrolladora. Tanto hizo este yoga por mí, que me gradué como profesora en Estados Unidos hace 13 años. Desde entonces no he dejado de impartir clases y compartir las maravillas de la práctica con alumnos en muchos lugares diferentes del mundo (Kenia, Miami, Jamaica, Letonia, India , Bali, Tailandia...)».

Blanca Balaga (@almadeindali)

Blanca Balaga durante la práctica de yoga Costesía de la entrevistada

«Yo me inicié en el yoga hace ocho años de una forma un tanto particular para ese momento: a través de Instagram. Comencé a seguir a personas que compartían su práctica y motivaban a otras a través de retos para realizar asanas cada día. Así fue como, sin querer, adquirí el hábito de ponerme cada día en la esterilla a escuchar a mi cuerpo . El tiempo y diferentes experiencias hicieron que profundizase más en otras herramientas para el autoconocimiento y en prácticas tan esenciales como son la meditación, pranayama o las lecturas filosóficas».

Lucía Bretón (@lucybretonnieyoga)

Lucía Bretón.

«Me inicie en el yoga en 2014, más o menos, en Madrid, en un centro en el que lo impartía una profe maravillosa. En la primera clase me enganché no tanto por las asanas físicas (que también me encantaron y me demostraron que se trabaja absolutamente cada músculo del cuerpo) sino por cómo salía de tranquila y feliz conmigo misma de cada práctica. La desconexión y la paz interna que sentía me fueron poco a poco llamando más la atención y al cabo de un tiempo y de mucha práctica decidí iniciar el curso de instructora».

Rafa Veiga, @keilayoga

Rafa Veiga.

«Mi relación con la práctica de yoga comenzó con la inquietud de gestionar la mente en la práctica de la escalada. La oportunidad de practicarlo fue gracias a mi pareja, Keila Velon, quien me dio la oportunidad de practicarlo junta a ella. Con el yoga cambiamos toda nuestra vida para dedicarnos a la práctica en cuerpo y alma».

Carmen Aguilar (@cyogalife)

Carmen Aguilar durante la práctica de yoga Cortesía de la entrevistada

«Empecé a practicar yoga en 1999, justo cuando me mudé a Estados Unidos, como manera de estar en forma, calmarme, y probar algo nuevo. Me quedé enganchada después de la primera clase porque lo hacía muy mal, pero a la vez esa sensación de bienestar cuando descansábamos en Savasana nunca la había sentido. En menos de un año había tomado dos formaciones y empecé a dar clases, pero mi objetivo nunca fue el dar clases, sino el formarme a mí misma y continuar aprendiendo. Lo de las clases salió de rebote, ¡como muchas cosas en la vida!»

Verónica Blume (@veroblume)

«Recuerdo que estaba embarazada y viviendo en Ibiza. Llevaba 10 años trabajando en el mundo de la moda y era el momento perfecto para aprovechar la quietud y escuchar ese impulso en mí que hacía muchos años me decía que tenía que haber 'algo más' que la vida tal y como la había conocido hasta entonces. Empecé practicando yoga para embarazadas, después Kundalini Yoga y supe rápidamente que este sería mi camino».

  • Se amplía el grado de consciencia sobre nuestra vida en general.

  • Aumenta la agilidad en todas las articulaciones y nos sentimos con más energía.

  • Aumenta el conocimiento de tu mente, personalidad y emociones.

  • Se aprende a controlar mejor la respiración y los pensamientos.

  • Mejora del equilibrio, la flexibilidad y la fuerza

  • Más conciencia corporal desde el respeto

  • Aceptación de mí misma y de los demás

  • Enseña a valorar y vivir el momento

  • Cultiva la paciencia

  • Mejora de la postura

  • Mantiene una espalda oxigenada y buena postura

  • Ayuda a estionar las emociones y los espisodios de estrés

  • Permite que seamos más tiernos y compasivos con nosotros de modo que nos aceptemos mejor y nos queramos.

  • Aporta flexibilidad mental, paz y calma interior.

  • Ayuda a coordinar respiración y movimiento.

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