«Si te sienta mal algún alimento, puedes tener alterada la microbiota»

La experta en nutrición Ángela Quintas aporta en su libro '¿Por qué me duele la tripa?' una guía para identificar, entender y reparar las enfermedades del aparato digestivo

Lee aquí un adelanto de su libro: «Todo lo que como me sienta mal»

Ángela Quintas, experta en nutrición y autora del libro '¿Por qué me duele la tripa?'.
Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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Las malas digestiones , los gases , la hinchazón abdominal , el estreñimiento y hasta el dolor de tripa parecen haberse vuelto normales o cotidianos en un mundo en el que escuchamos de todo y a todos menos a nuestro propio cuerpo. Pero lo cierto es que no, que no son normales, ni tampoco son dolencias menores o poco importantes. Tal como alerta la experta en alimentación, adelgazamiento y reparación digestiva Ángela Quintas en su libro '¿Por qué me duele la tripa?' (Planeta) , muchas de estas patologías pueden estar detrás de otros problemas más graves de salud.

Entender qué es la microbiota y cómo actúan las bacterias 'buenas' en nuestro intestino , averiguar por qué algunos alimentos sientan mal, conocer las claves para combatir dolencias como el colon irritable, la cándida albicans o la hernia de hiato o descubrir cómo ayudan los probióticos a mejorar la salud son temas que le experta aborda en esta obra que, según explica, nació al calor de los casos que vivió en consulta pues descubrió que muchos de sus pacientes ya diagnosticados no sabían cómo abordar su día a día (qué comer y cómo) para recuperarse de sus molestias. «No es suficiente con dar una lista de alimentos permitidos o prohibid os, ni con recomendar uno u otro probiótico para su caso. Se necesita un asesoramiento y una acción global, un cambio de hábitos y de estilo de vida, y este libro puede ser una guía práctica», propone Quintas.

La experta huye de retóricas científicas y recoge en su obra respuestas didácticas para identificar y tratar patologías digestivas. Pero además aporta casos reales y representativos de algunos de los pacientes y propone pautas alimentarias y menús específicos (con recetas incluidas) para las dolencias más frecuentes.

Cuando nos duele la tripa solemos decir cosas como «será que algo me habrá sentado mal» o «estaré nerviosa» o «habré comido demasiado», pero en general se le da poca importancia, ¿tenemos normalizado el dolor de tripa, las digestiones pesadas y la hinchazón abdominal?

Se ve como algo normal, pero no es normal. Muchas veces acuden a la consulta diciéndome que no consiguen olvidar sus digestiones durante todo el día y que eso les condiciona la vida. Unos tienen diarreas cada dos por tres, otros se sienten hinchados como un globo, otros notan muchísimos gases... ¡Y eso no puede ser! Algo se está haciendo mal.

¿Cómo podemos distinguir las molestias digestivas puntuales de las que pueden ser una patología?

Cuando es algo que se repite a lo largo del tiempo hay que actuar. En el libro lo planteo como un método en 5 pasos: identificar el problema, recibir pautas alimentarias, buscar aliados para la reparación del problema, mantener el equilibrio y, por último (aunque este no tiene por qué darse en todos los casos, según aclara), reintroducir alimentos a partir de un plan específico.

A veces es fácil identificar la sintomatología del problema digestivo que se padece pues ya se ha visto una hernia de hiato a través de una gastroscopia, por ejemplo, o ya se ha identificado a través de una prueba específica un helycobacter pylori o alguna intolerancia... En esos casos es más claro cómo se debe actuar. Pero otras veces sufrimos una disbiosis , es decir, una alteración de la microbiota, cuyas causas desconocemos. Puede ser estrés, sobrepeso, el consumo de determinados fármacos o incluso el hecho de haber sufrido una gastroenteritis fuerte...

Una vez que se ha identificado el problema digestivo, ¿qué se debe hacer?

Lo primero es repasar la alimentación con detalle. Un ejemplo frecuente es lo que encontramos en los casos de estreñimiento. Eso de que «yo siempre he sido muy estreñido o muy estreñida» no tiene sentido. Hay que ver qué está comiendo y cómo está comiendo esa persona porque si no le está dando a su cuerpo el aporte de fibra suficiente o si no está bebiendo agua suficiente, es probable que esa persona sea estreñida. No hay que tomar laxantes ni fármacos, sino repasar lo que se come cada día y cómo se come. ¡Y cambiarlo, por supuesto!

Se van poniendo parches y muchos sufren molestias digestivas durante años...

Sí, a veces me pregunto cómo pueden aguantar sintiéndose tan mal durante tanto tiempo. Me han llegado a enviar fotografías de tripas que al final del día parecen embarazos de cinco meses.

«No hay que bajar peso a toda cosa, lo que tenemos que bajar es la grasa»

Ángela Quintas

En su obra habla de la relación entre la obesidad y las patologías digestivas, pero no es algo frecuente pues al hablar de sobrepeso se cita con más frecuencia la estética, la salud en general y la salud cardiovascular en particular...

La obesidad está muy relacionada con los problemas digestivos. Por ejemplo, un paciente que con hernia de hiato (que su estómago ha salido un poco por encima de su diafragma y eso hace que el ácido clohídrico pueda estar saliendo hacia otras zonas) consigue mejorar mucho sus síntomas cuando se reduce la grasa abdominal .

Tampoco podemos olvidar que una de las situaciones que más producen alteraciones en la microbiota es la obesidad y el consumo de alimentos ultraprocesados.

No podemos tratar a un paciente con alteraciones de la microbiota si no miramos lo que come, si no atendemos a su peso o, mejor dicho, si no atendemos a la grasa que tiene su cuerpo. Hago esta apreciación porque quiero recordar que no existe el peso ideal sino el peso saludable, que es aquel en el que la grasa se encuentre dentro de unos niveles aceptables, pues una persona puede pesar mucho porque tiene mucha musculatura y no por sus cantidades de grasa corporal.

En sus reglas básicas del buen comer (y adelgazar) incluye aspectos como evitar comer hidratos de carbono solos y/o líquidos o dejar pasar muchas horas sin comer... Es algo que llama la atención en un contexto en el que el ayuno está de moda...

Siempre me he apoyado en las dietas relacionadas con la insulina , que son las que detallo en mi primer libro 'Adelgaza para siempre' pues a lo largo de mi carrera me he dado cuenta de que lo que se busca con la comida es que nos sintamos a gusto, que nos aporte bienestar y energía, que disfrutemos comiendo sano sin que nos cueste esfuerzo, que nos sacie para no tener hambre a todas horas y que nuestra masa muscular no se debilite. No se trata de bajar peso a toda cosa, lo que tenemos que bajar es la grasa. Y si tenemos una gran concentración de grasa visceral tenemos que ser conscientes de que eso es algo que puede relacionarse con muchas patologías. A veces ponemos parches en lugar de solucionar el problema de fondo. Insisto en que debemos mirar qué comemos, cómo lo comemos, cómo lo masticamos, cómo repartimos la energía a lo largo del día... Habría que preguntarse si estamos provocando picos de insulina todo el rato y estamos derivando hacia esta reacción que se llama lipogénesis que transforma la glucosa sobrante en grasa.

Tenemos que corregir todo eso y además debemos recibir asesoramiento profesional para tomar prebióticos y probióticos que nos ayuden a restablecer la microbiota. Se trata de hacer una reparación global, pero si no atendemos todo de forma global, no podremos resolver el problema.

Con el estreñimiento surgen dudas a menudo, pues no sabemos qué significa exactamente «ir bien al baño», ¿qué periodicidad es la correcta y cómo deberían ser las deposiciones?

Vemos a menudo a personas estreñidas que toman laxantes, pero esa no es la solución. Lo primero que debemos averiguar es qué comen y cómo lo comen porque podemos llegar a la conclusión de que la razón por la que sufren estreñimiento es porque están comiendo mal. Y si estás tomando un laxante y estás comiendo mal lo más probable es que llegue un momento en el que ya no vayas al baño por muchos laxantes que tomes.

Abordar la alimentación es la clave pues habría que preguntarse si se está tomando la suficiente fibra, si se bebe suficiente agua a lo largo del día o si es necesario tomar prebióticos o probióticos.

La frecuencia que indica que vamos bien al baño sería desde dos veces al día hasta tres veces por semana . La mayoría de las mujeres no defeca a diario pero eso no significa que estén estreñidas, pues lo cierto es que se regulan por los ciclos hormonales, es decir, antes de que nos venga la menstruación, durante la menstruación y un poco después vamos al baño con más frecuencia. El problema llega cuando uno pasa mucho tiempo sin ir al baño o cuando las heces son difíciles de expulsar o incluso cuando tengo gases o siento que he evacuado por completo y noto molestias.

¿Por qué han aumentado los casos de intolerancias?

Cada vez estamos viendo más intolerancias porque están muy relacionadas con la alteración en la microbiota. Hemos encontrado pacientes con una disbiosis (alteración en la microbiota) importante a los que les sientan mal los lácteos, el gluten... o cualquier otro alimento. Pero cuando se repara el intestino disminuye esa sensación de que esos alimentos les sientan mal. Eso sucede porque la barrera intestinal deja de ser hiperpermeable y solo deja pasar aquello que realmente tiene que colarse en el torrente sanguíneo. La microbiota estaría así haciendo sus funciones.

Una de las causas más frecuentes de las alteraciones de la microbiota es el estrés . Aunque también el sobrepeso, el sedentarismo , el consumo de tabaco y al abuso de ultraprocesados, todos ellos bastante frecuentes, suponen otros factores que contribuyen a producir desajustes en la microbiota.

¿Qué relación existe entre el dolor de cabeza y las patologías digestivas?

Cuando nos encontramos con un intestino hiperpermeable o cuando decimos que nuestro intestino se encuentra «en colador», éste deja de ser selectivo y permite pasar al otro lado determinadas sustancias que no deberían llegar al torrente sanguíneo, el cuerpo reacciona contra esas sustancias que no deberían estar allí. Eso se puede expresar en forma de mucosidad, de dolor de cabeza, de dolor de articulaciones... Al final está todo muy relacionado.

Existe un caso como el de la cándida albicans , que es más frecuente de lo que se cree, que hace que muchos pacientes sufran dolores de cabeza y de las articulaciones, o cansancio o incluso unas ganas irrefrenables de comer dulce a todas horas. Y eso no se suele relacionar con lo que está pasando en el intestino, pero sí que tiene mucho que ver con ello.

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