Nutrición

La razón por la que ahora comemos menos carne

Podemos seguir una dieta equilibrada y nutritiva sin consumir productos cárnicos

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María Alcaraz

María Alcaraz

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Cada vez comemos menos carne . No hace falta seguir una dieta vegetariana o vegana para observar que, en nuestra alimentación, otros alimentos van ganando terreno. Tal vez porque ahora otras opciones son más accesibles, o tenemos más conocimiento, muchas veces concebimos platos que antes tan solo podían elaborarse con carne, con otros ingredientes. No solo hablamos de las carnes vegetales, o el uso de legumbres para sustituir la carne en platos como la boloñesa: si antes pensar en una comida fácil era un filete con un poco de ensalada, ahora se nos ocurren otro tipo de platos.

Laura Isabel Arranz, doctora en nutrición, farmacéutica y dietista-nutricionista explica que, son cada vez más los que, sin ser vegetarianos, buscan tener una dieta saludable en la que consuman menos carne . «Diversos estudios ponen de manifiesto que una parte importante de la población ya hace un tiempo que está consumiendo menos carne, debido a un nivel más elevado de conciencia sobre la salud, el bienestar animal y el medioambiente o la sostenibilidad», apunta la doctora. Asimismo, destaca que, en general, si se reduce la carne y se aumenta el consumo de vegetales, «el perfil nutricional de la dieta es mejor, con menos grasas totales, menos grasas saturadas, menos calorías, más fibra, más vitaminas y minerales y más antioxidantes». «Todo son beneficios. Además, a un sector importante de la población le preocupa la sostenibilidad y sabe que la producción de carne tiene impacto negativo en biodiversidad, huella de carbono y utilización de agua», añade.

«No todas las comidas tienen que tener carne o pescado para ser completas»

Si queremos empezar a reducir el consumo de carne en nuestro día a día , lo primero que debemos hacer, tal como explica la nutricionista, es entender que «no todas las comidas tienen que tener carne o pescado para ser completas». Su recomendación es cambiar algunos de los típicos segundos platos de nuestros menús por otras opciones. «Por ejemplo, un mediodía, en lugar de un plato de pasta y después un filete, podemos tomar una ensalada bien variada (con lechuga, brotes, tomate, olivas, semillas de calabaza o sésamo) y de segundo la pasta», recomienda.

También, otro de sus consejos es elegir recetas donde tradicionalmente se pone carne (caldos, arroces, pasta) y sustituir esta por más vegetales o, por ejemplo, atún o bonito. «En lugar de cocinar el típico arroz o fideos con sofrito y carne, podemos hacerlo igual de delicioso sin la carne, tan solo incorporando muchos más vegetales como puerro, calabacín, zanahoria, calabaza o pimiento, además del tomate y la cebolla», apunta. Otro ejemplo que pone es cambiar un plato con hamburguesa de carne y patatas fritas por uno de hamburguesa vegetal con hummus y verduras crujientes. «No solo esta muy rico, sino que el plato mejora nutricionalmente», apunta.

Suplir las proteínas

Si queremos reducir o eliminar el consumo de carne de nuestra dieta, explica la nutricionista que debemos tener en cuenta que «la carne aporta una parte de las proteínas que necesitamos diariamente», pero que «reducir o eliminar esta no tiene que poner en riesgo ese aspecto». «Para reducir la carne y que eso no repercuta negativamente en la cantidad de proteínas de nuestra alimentación, tenemos que pensar en aumentar el consumo de otros alimentos que son buenas fuentes de esos nutrientes », explica. Por ello, recomienda no solo pensar en incrementar el consumo de productos a base de soja y gluten, como el seitán. Por la parte animal, es importante cuidar el consumo de pescado, huevo, yogur y queso (algún día de la semana pero sobre todo fresco o poco curado para no incorporar demasiada grasa saturada). Por la parte vegetal, las legumbres, las semillas y los frutos secos.

Aunque el consumo de carne es una elección completamente personal, es importante saber que, aunque no la incluyamos en nuestra dieta, esta puede ser perfectamente equilibrada. «Un modelo muy bueno sería una alimentación diaria basada en verduras, frutas, legumbres, cereales integrales , frutos secos, semillas y yogur, complementada durante la semana con unas tres tomas de pescado, cinco a siete de huevo y un par o tres de raciones de queso fresco o poco madurado·, apunta la nutrionista y concluye al explicar que, siguiendo este modelo «no nos faltaría de nada nutricionalmente y tendríamos, en menos calorías, una gran cantidad de beneficios como más fibra, más vitaminas, más minerales, más grasas saludables de tipo omega-3 y más antioxidantes».

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