Mareva Gillioz, dietista
«Levantarnos y ver por la ventana la luz solar es el mejor café»
En 'Happy Food Therapy' la dietista Mareva Gillioz habla sobre cómo utilizar la alimentación como herramienta para el cuidado de la salud
Dice la dietista Mareva Gillioz que «comemos según lo que sentimos y sentimos según lo que comemos». De esta 'pescadilla que se muerde la cola' nace 'Happy Food Therapy' (Lunwerg Editores), un libro en el que Gillioz busca dar herramientas para poder tener una alimentación saludable y, por consiguiente, sentirnos nosotros mejor. Una de las partes esenciales de este comer saludable es la relación del intestino con la salud y las emociones. A través de la filosofía que presenta en el libro, la autora da las claves para mejorar la higiene de vida y reforzar nuestro sistema inmunitario.
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En una sociedad en la que «todos tenemos el intestino inflamado», «comemos de manera intelectual, en vez de intuitiva» y «nadie puede digerir bien el gluten moderno», Mareva Gillioz busca ayudar a que todos puedan mejorar su alimentación, sin prohibiciones y sacrificios.
¿Por qué es tan importante la autoobservación a la hora de comer bien?
La autoobservación es un 'ritual' que nos va a servir siempre de herramienta para el autoconocimiento. Si yo observo que tengo una erupción en la piel, mal aliento, las heces pastosas o, por ejemplo falta de energía, entonces puedo decidir qué darle a mi cuerpo y qué incluir en mi plato a la hora de comer. Cuando más me autoobserve más me voy a entender , y más atención voy a prestar no solo a lo que como, sino a todo mi entorno.
Dentro de esta autoobservación, ¿qué papel juega la respiración?
Es una herramienta moduladora. Consigue que nos olvidemos de lo que ocurre fuera y nos centremos en lo que nos ocurre dentro. Además, regula nuestros tres cerebros: el que está en el cráneo, el del intestino (la microbiota) y el corazón, que también lo es. No solo los regula, sino que la respiración alinea lo físico, lo mental y lo emocional . Acalla lo que hay fuera y nos da un lugar en el que no hay ruidos. Además, respirar es gratis, es algo que podemos hacer todos. Es una pena porque no nos enseñan a respirar como debemos, y es un vehículo muy importante para tener consciencia.
¿A qué te refieres cuando utilizas el concepto higiene alimentaria?
De la misma manera que tenemos que tener una buena higiene de vida, debemos tener una buena higiene alimentaria. Hay que limitar qué productos entran en casa, saber cuándo priorizar lo ecológico o lo local y comprar frutas y verduras de temporada. También, hay que respetar los siete pilares de la salud , como pueden ser masticar, comer más vegetales, aportar agua al cuerpo, pero fuera de las comidas, para respetar nuestros jugos gástricos y biorritmos, como combinar alimentos para favorecer ese trabajo digestivo y ayudar a la microbiota, escuchar nuestra propia fuerza digestiva: no todo el mundo digiere a la misma hora. Estar siempre rigiéndose por cosas generales es una lástima, porque si nos guiamos mejor a través del autochequeo. De la misma manera, no hay que forzarnos si no tenemos hambre. Siempre decimos que hay que comer cinco veces al día, pero no hay que hacerlo de manera automatizada. Otra cosa importante es cómo cocinamos. Hay alimentos que a día de hoy no se saben aprovechar bien. Por ejemplo, el remojo de legumbres, para evitar los antinutrientes, o cómo tostar unos frutos secos, o cómo enfriar unos tubérculos para sacarles provecho. No solo falta higiene, sino también más cultura alimentaria.
¿Por qué también es relevante la higiene bucal?
Es fundamental; yo considero nuestro cuerpo un templo, y dentro de este está la microbiota. La boca es la entrada al templo, al tracto digestivo, y quien dice esto dice que es la entrada a intestino, y también a la inmunidad y a la salud emocional. Ahora que estamos con el Covid, y llevando mascarilla todo el día, se hace aún más importante la higiene bucal: un buen cepillado, un enjuage, por ejemplo con aceite de coco, o la limpieza lingual.
En general, ¿qué es lo más importante en lo que debemos fijarnos para tener buena salud a través de lo que comemos?
Yo me centro mucho en la inmunidad, el bienestar y la felicidad. También, en el bienestar de la microbiota, porque esta y nosotros somos uno. Y, para cuidar este bienestar, lo que necesitamos es alimentos de calidad. Hay que fijarse en cómo se ha producido lo que estamos comiendo , de dónde viene y qué procesos ha pasado. Debemos comprar cosas naturales, afines a nosotros y que nuestro cuerpo pueda reconocer cuando entre en la sangre, porque si no es un estímulo demasiado grande. También es bueno elegir alimentos coloridos, que la mitad de nuestro plato esté lleno de vegetales de calidad y que haya variedad. Es muy importante, en definitiva, la calidad y la variedad a la hora de comer.
¿Cuáles son los alimentos que más daño nos hacen?
Tristemente, suelen ser los que están al alcance de todos: muchos procesados, sobretodo los ultraprocesados, los ricos en harinas, los que tienen exceso de sal... También, es muy importante no normalizar el alcohol , y tener cuidado con el tabaco. Otra cosa a evitar es el gluten de trigo moderno: nadie puede digerirlo bien. Todos tenemos el intestino muy inflamado, y hay que intentar favorecer los alimentos que nos desinflen.
¿Y de qué manera podemos identificar estos alimentos 'dañinos'?
Todo lo que ya tenga envoltorio y esté procesado o precocinado va a ser problemático . Hay que leer las etiquetas ; no nos enseñan a hacerlo, y además no lo ponen fácil. En general, si un producto lleva más de siete ingredientes, es sospechoso. Si el primer ingrediente no es el mismo que se anuncia en grande en el paquete, igual, mucho cuidado. Para no equivocarse, lo mejor es comprar ingredientes, no productos. Podemos visitar mercados, donde siempre hay productos frescos y de calidad o, por ejemplo, tener una suscripción para que nos traigan las verduras y frutas a casa .
¿Puedes explicar por qué es buena idea el sustituir alimentos poco saludables por alternativas mejores? ¿Cómo nos ayuda esto?
La teoría es importante, pero la practica lo es más. Yo trabajo con personas que lo que necesitan son herramientas para llevar esos cambios al plano real. Una de las maneras más amables es no prohibir cosas, sino sustituirlas por opciones más favorables . Si tenemos mucho estrés y tomamos un café de mala calidad, se sustituye por uno bueno, y en vez de azúcar, echarle un poco de vainilla o canela y cambiar la leche de vaca por una vegetal. Si nosotros se lo ponemos fácil al cerebro, este va a seguirnos y vamos a conseguir, en vez de abandonar un hábito, mejorar desde la amabilidad. Tenemos que ir reeducando nuestro paladar, volver a lo natural para naturalizarnos nosotros. No comemos de manera intuitiva, sino intelectual.
¿Y cómo nos puede ayudar la planificación?
Es básica, porque no hay nadie que viva sin estrés, por desgracia, y este es uno de los factores que más afecta a nuestra microbiota. Planificar es una manera de gestionar las cosas, de reducir el estrés. Aportar estructura facilita ese cambio y nos evita fugas de energía. No es lo mismo ya saber lo que tengo que cocinar, y comprar y comer que si yo cada día tengo que estar improvisando. Al final improvisar sale caro y desgasta mucho . La planificación puede ser un 80% de lo agendado y un 20% para una flexibilidad e improvisación, porque la vida es así.
¿Qué podemos hacer para sacar el mayor partido a nuestra salud a través de la comida?
Lo primordial es elegir alimentos que nos honren. Haz de tu cocina tu farmacia natural. Rodéate de comida real, al igual que de personas que te sumen. Prioriza en tu compra calidad antes de cantidad. Es bueno, por ejemplo, practicar batch cooking . Otra cosa muy sencilla, para tener energía, es al despertarnos mirar a través de la ventana la luz solar, es el mejor café: nos va a elevar el cortisol de manera natural, respetando nuestros ciclos y ritmos.