Por qué es necesario coger vacaciones y qué es el síndrome del ejecutivo
El descanso en verano reduce el estrés y mejora el humor
Mindfulness o atención plena significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del presente con interés, curiosidad y aceptación.
Mientras que la meditación busca lograr un estado de atención centralizada en un pensamiento, un sentimiento, un objeto o algún elemento de la percepción sensorial para liberar la mente de pensamientos nocivos, el mindfulness propone atender al momento presente sin juzgarlo.
De origen budista, el mindfulness fue popularizado en Occidente en los años 70 por Jon Kabat-Zinn , profesor de Medicina en la Universidad de Massachusetts, que comnezó a aplicarlo de un modo terapéutico a pacientes con problemas físicos y psicológicos, dolor crónico o estrés.
Esta práctica tiene un enfoque pragmático y está desvinculada de creencias religiosas o filosofías de vida concretas y se propone como herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas.
Busca lograr un profundo estado de conciencia durante las sesiones. Para ello se usan técnicas concretas que pretenden conseguir que la conciencia se relaje y no fabrique juicios de sensaciones, sentimientos o pensamientos.
Su objetivo es separar la persona de sus pensamientos para que ésta los reconozca y pueda poner en duda los patrones mentales. Se otorga un peso fundamental al «aquí y el ahora» mediante la atención plena al momento presente.
Practicar media hora diaria de mindfulness alivia los síntomas de la depresión o la ansiedad, según una investigación publicada en «Journal of Internal Medicine»
Mejora la memoria, la capacidad de concentración, la autoconciencia y la inteligencia emocional
Aporta calma y serenidad
Se asocia con la mejora en la creatividad y en la percepción de soledad en el caso de las personas de la tercera edad
Ayuda a dormir mejor por las noches
Es beneficiosa si se realiza bajo una pauta de entrenamiento correcta
No es inocuo en todos los casos, pues aquellas personas que sufren una crisis personal profunda como un duelo o un estado depresivo grave pueden usar el mindfulness como medida preventiva, como una estrategia puntual dentro de una terapia mucho más alta, pero no como tratamiento
Debe ser voluntaria, no impuesta