Manuel Puig, contra el olvido

Sergi Doria

Este «beso de la mujer araña» rebosa humanidad y sexualidad: una buena ocasión para conocer la novelística del autor argentino: «La muerte es lo peor porque la gente te olvida», escribió Puig

'Coralina': Goldoni, el estratega de la comedia

Sergi Doria

Ciento cuarenta minutos con un Goldoni servido a media luz entre los muros góticos del antiguo hospital de la Santa Cruz vacunan contra la verborrea de quienes aseguran saber qué nos conviene

Sergi Doria

Juana Dolores, efectos especiales en TV3

«Dice que no solo hay que hablar de las cloacas del Estado sino también de las cloacas de Cataluña. Le da igual su libro; ha venido a cagarse en todo y que caigan meteoritos»

Sergi Doria

Cianuro para la taquilla

Xavier Trias apareció victorioso, pero con un reparto que es puro cianuro: la condenada Laura Borràs, el golpista indultado Turull y, en la tramoya, un Fugado que ya no atrae público como antes

Sergi Doria

Barcelona, un efecto óptico

El 'procés', la Benefactora… ¿Seguirá Barcelona presa del efecto óptico?

Merteuil y Valmont, pasión bilingüe

Sergi Doria

Carol López decidió que el vizconde de Valmont y la marquesa de Merteuil urdan en castellano sus tramas de alcoba, mientras que en la sociedad 'Ancien Regime' de 1782 utilizan la lengua catalana

'La discreta enamorada': «Hope» Lope

Sergi Doria

Con una acertada dirección de Lluís Homar, la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico nos regala este Lope cosecha de 1606

Spectator in Barcino

Calamidades Colau

Sergi Doria

¿Incompetencia o mala fe? Nos tememos que ambas cosas. Colau no va a acabar con la contaminación. En lugar de frenar la especulación va a hacer de oro a los depredadores inmobiliarios

Arte más allá de los museos

Sergi Doria

El Día Internacional de los Museos puede celebrarse también en los escaparates comerciales de las calles del Barrio Gótico

Spectator in Barcino

Más cooperación, menos confrontación

Sergi Doria

El maniqueísmo infantil explica que Colau ocupe la alcaldía ocho años. Sus políticas de identidad divisivas, añadidas a la quimera secesionista de una burguesía irresponsable, explican los fracasos de Barcelona