José María Esteban
Querer ser monumento
Las catedrales, murallas, palacios y nobles edificios civiles, hechos de pura piedra, querían defender, alojar y hasta subir a los cielos a sus moradores
José María Esteban
Las catedrales, murallas, palacios y nobles edificios civiles, hechos de pura piedra, querían defender, alojar y hasta subir a los cielos a sus moradores
José María Esteban
Nuestro especial caractito hispano es profundamente cainita, egoísta y contradictorio, pero grande y generoso
José María Esteban
Las ciudades que más avanzan son las que tienen claro sus objetivos urbanos a corto, medio y largo plazo
José María Esteban
El equilibrio entre lo bien ejecutado y su precio, tiene un difícil control
José María Esteban
Deberíamos recordar injustos genocidios de la especie humana, siempre de una u otra parte, porque nadie está libre de pecado, y evolucionar a futuro
José María Esteban
Esas luces del nacer y morir de los días, nos evocan las circunstancias del cíclico llegar e irse
José María Esteban
El fenómeno de la migración es un asunto del que no tenemos ni claro sentido, ni sensata responsabilidad
José María Esteban
Como diría el ínclito Unamuno: «Obras son amores y no buenas razones»
José María Esteban
Los efectos devastadores de los últimos fenómenos terráqueos, llaman nuestra atención por inesperados, desastrosos y en sitios que nunca adivinaríamos
José María Esteban
Todos tenemos posiciones políticas, aunque lo neguemos. Es la mayor conquista de libertad lograda por la democracia
José María Esteban
No hay mejor negocio que ofrecer ganar los cielos y las tierras felices
José María Esteban
Esta sociedad de la tecnología del «ya mismo» nos educa para estar continuamente esperando que llegue una noticia y convertirla en loca pasión de las redes
José María Esteban
No renunciemos a un mejor destino, porque las cosas nos salgan como queremos
José María Esteban
Lo que es claro y evidente es que este mundo nuestro va cambiando rápidamente, y no nos da tiempo a coger su nuevo compás
José María Esteban
Se entiende como mal menor, incluso suponiendo ello un cierto parón en los expedientes judiciales
José María Esteban
Lo que vimos en las Canteras y en otros focos de los pavorosos incendios de Puerto Real, de Portbou, o en el Sacromonte, era la impune llamada del hecho fortuito o la mano del pirómano