LIGA DE CAMPEONES
El Atlético sucumbe en una áspera batalla
El Bayer Leverkusen realiza un ejercicio de demolición ante los rojiblancos, intimidados por la intensidad de su rival (1-0)
En un partido áspero que dejó numerosos moratones en el cuerpo, el ánimo y el futuro de la eliminatoria, el Atlético sucumbió en Leverkusen (1-0). Los alemanes no hicieron prisioneros y sacaron a pasear codos y rodillas, tratando de amedrentar a los rojiblancos, que tampoco estuvieron inspirados y recordaron en algunas fases al equipo que naufragó en Vigo hace unos días. No está todo el pescado vendido, pero los de Simeone tendrán que cambiar la cara en el Calderón si quieren seguir vivos en Champions.
[Así hemos contado el partido]
El Bayer Leverkusen tiene una propuesta dinámica y atrevida, sabedor que sus opciones de supervivencia están lejos de su área, el lugar donde más sufre. Presiona muy arriba, muerde enseguida cuando pierde la pelota (con faltas «tácticas» a granel) y contragolpea como una horda, apoyado en la rapidez de Bellarabi y Son. El Atlético nunca se sintió cómodo porque el técnico alemán, Roger Schmidt, hizo sin duda los deberes y ordenó vigilar de cerca a Arda Turan, el dueño de la brújula rojiblanca. El turco, que trató de abrir camino por banda derecha, se vio sitiado por contrarios mientras sus compañeros no le ofrecían una salida. Moviéndose en una baldosa como un bailarín de chotis, fue el único que aportó pequeñas conquistas en una primera parte realmente floja del Atlético.
[Vota: ¿Pasará el Atlético la eliminatoria?]
Un barullo tras un córner pudo costarle un disgusto a los madrileños, pero el remate de espuela de Spahic fue despejado bajo palos por Mandzukic. Al filo de la media hora, Spahic ajustó la mirilla y estrelló el balón en la cruceta. Ni siquiera este susto mayúsculo despertó al Atlético, maniatado por los jugadores rojos, que bajo la indiferencia del árbitro checo no tuvieron problemas para repartir estopa. El exceso de vehemencia del Leverkusen provocó un vis a vis del Mono Burgos con Roger Schmidt en la zona técnica. Después de muchos palos, el checo Královec se echó por fin la mano al bolsillo y amonestó a Papadopoulos. Pero el juego subterráneo se cobró dos víctimas en las filas rojiblancas antes del descanso: Siqueira y Saúl –especialmente dolorido el canterano por un rodillazo en la espalda– fueron sustituidos por Gámez y Raúl García.
En medio de la trifulca, los de Simeone tuvieron un par de oportunidades, nueva prueba de lo caprichoso de este juego. La primera, tibia, con despeje de puños de Leno cuando Griezmann se preparaba para cabecear. La segunda, increíble, en los pies de Tiago: el portugués remató de volea dentro del área y el balón superó un bosque de jugadores antes de llegar a Leno, que realizó una parada portentosa, plena de reflejos. A sus 22 años, el chico promete bastante.
Llega el castigo
La segunda mitad empezó con los mismos decibelios por parte del Leverkusen, que debió cambiar las pilas de sus jugadores en los vestuarios. Esta vez el Atlético no pudo sobrevivir al ejercicio de amedrentamiento. Bellarabi llegó como un rayo a la frontal, donde se encontró con un muro defensivo. Entonces se inventó una dejada de tacón para Çalhanoglu, que reventó la pelota. Moyá no se enteró por dónde entró el obús en su portería. El turco, consumado lanzador de faltas –no tuvo ocasión de mostrar esta habilidad–, estaba pasando con más pena que gloria por el encuentro, pero el gol subió sus acciones. Así que Çalhanoglu se incorporó a los numerosos problemas que ya tenían los rojiblancos.
Como Arda no tuvo repuesto de batería, salió Fernando Torres en su lugar para tratar de atrapar esperanza a la contra, pero sin Koke (lesionado en Madrid), con Gabi breado en la medular y Griezmann en su noche más gris, las mejores opciones para el de Fuenlabrada llegaron en jugadas a balón parado. En una de ellas enganchó un empalme pero el balón fue directamente a Leno. También le anularon (bien) un gol, ya que el esférico había salido antes del remate.
El tramo final sirvió para que las malas noticias surgieran como setas. Tiago fue expulsado tras ver la segunda tarjeta amarilla por una falta absurda; el portugués se marchó a la ducha pidiendo disculpas a Simeone. Se perderá el partido de vuelta, lo mismo que Godín por acumulación de amonestaciones.
Noticias relacionadas