El valor de la libertad
La libertad es el territorio más fecundo del ser humano. Los gobiernos de todo signo tienden a limitarla, porque la libertad es el arma más poderosa de los pueblos
Denunciar la malversación de las ideas democráticas en el momento actual de España comienza a hacerse cuesta arriba. Ayer lo decíamos con claridad: puede gobernar cualquiera excepto el que ganó las elecciones. Ahora quebrantar la ley es democrático. Ahora se le llama libertad a la opresión. Es, cuando menos, chocante que nos ofrezcan de nuevo un paraíso de libertad –que la experiencia del siglo XX demostró fracasada– escondiendo las ataduras que en su nombre ya sometieron a los hombres. Vieja palabra y hermosa idea en la que hay que insistir. La libertad es el territorio más fecundo del ser humano. Los gobiernos de todo signo tienden a limitarla, a coartarla, a administrarla en pequeñas dosis; porque la libertad es el arma más poderosa de los pueblos. Sirve incluso para desenmascarar a los falsos profetas. Debe ser compatible con la ley y el orden, pero el más relevante de todos esos textos es aquel que nos garantice su pervivencia. Escribo esto por las tentaciones que oteamos en el horizonte. Porque las banderías, las trincheras y los bandos nos hacen siempre, siempre, menos libres.